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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Zapatero versus Rajoy: dos expresidentes batallan por Sevilla, única provincia de España donde el PSOE jamás ha perdido

El PP lo ha venido advirtiendo durante toda la campaña, tanto por medio del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, como del mismísimo expresidente José María Aznar: ganar las elecciones generales en la provincia de Sevilla el próximo domingo va más allá de lo numérico (se reparten 12 diputados) para adentrarse de lleno en lo simbólico. Para los populares es como subir el último escalón, cruzar el umbral definitivo, y es que los socialistas sevillanos nunca han perdido unas elecciones generales. Desde la restauración de la democracia, sólo hubo dos citas en las que el PSOE no ganara en esta provincia, en las municipales de 1979 ante UCD y en las autonómicas de 2022, cuando el PP pasó el rodillo. Pero nunca ha hincado la rodilla cuando se ha votado para ir al Congreso, de hecho es la única provincia de España en la que los socialistas se han impuesto en los 15 comicios generales celebrados hasta la fecha.

Conscientes del peso emblemático que esto conlleva tanto para PSOE como para PP, ambos partidos han sacado la artillería pesada para cerrar campaña de la mano de dos expresidentes, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, que han vivido un singular cara a cara indirecto separados por una decena de kilómetros. Los populares han bajado el telón en Sevilla capital, mientras que los socialistas lo han hecho en el municipio de La Rinconada, patria chica de Javier Fernández, secretario general del PSOE sevillano, presidente de la Diputación y alcalde rinconero. Dos símbolos para sus respectivos partidos que han sacudido a su militancia con dos objetivos muy diferentes: para unos se trata de defender su histórica plaza, mientras que para otros se trata del asalto definitivo.

Precisamente, Fernández ha sido el encargado de arrancar el acto en un punto que transmite sensación de amalgama: el recinto El Abrazo, ubicado en la avenida de La Unión. En la explanada de al lado, un mástil con una enorme bandera Lgtbi ondeando como declaración de principios. Ahí, arropado por más de 3.000 personas, la gran estrella ha sido un José Luis Rodríguez Zapatero que ha conectado al PSOE con “la España en la que todas las banderas caben” y en la que precisamente la enseña arcoiris “es un orgullo” para el país. El expresidente ha apelado en varias ocasiones al “coraje socialista” para defender un país al que sobre todo ha dedicado el adjetivo de “moderno” para contraponerlo a lo que puede ocurrir si gobierna el PP.

Alternando el tono mitinero con otro más intimista, contando batallitas y lanzando soflamas, Zapatero ha galvanizado a los asistentes con su identificación del PSOE (y por extensión del Gobierno que preside Pedro Sánchez) con “la fuerza de la convicción, los principios y los valores”. “Estoy indignado, estoy en modo socialista”, lo que le ha llevado a lanzarse a una campaña para “defender la decencia” de Sánchez y su Ejecutivo “frente a la insidia” y para poner el foco en que “ha hecho la política social más avanzada y justa de la democracia”.

“Si un día lo disteis todo por mí, tenía que llegar el día que yo lo diera por vosotros, por el partido”, ha proseguido, de ahí su insistencia en recordar que “el presidente legítimo y constitucional ha sido, es y será Pedro Sánchez”, una defensa a ultranza que “no es por él, es por la democracia; no es por un compañero, es por España”. Además de subrayar que “fue con mi Gobierno cuando se derrotó a ETA” –lo que ha desatado la euforia en la concurrencia– y de resaltar que “la campaña del PP ha sido una patata”, el expresidente ha asegurado que los socialistas han construido “una España mejor” con “un Gobierno que gobierna para la mayoría”.

Zapatero ha contrapuesto en todo momento el respeto a las reglas del juego por parte del PSOE frente a las maniobras subterráneas del PP. “Nosotros nacimos para ganar, pero antes está la ética democrática de cómo tratas al adversario y respetas las instituciones democráticas”, ha ejemplificado, y por eso ha expresado su deseo de que vuelva a unirse “la mejor pareja política” que ha existido en el país y que no ha sido otra que “la que durante años han conformado el PSOE y Andalucía, un cambio que transformó España”.

En un acto en el que también ha animado a “callar muchas bocas” el secretario general de los socialistas andaluces, Juan Espadas (“estamos orgullosos de ti, José Luis”), al expresidente le ha precedido en el uso de la palabra la ministra de Hacienda y cabeza de lista por Sevilla, María Jesús Montero, que ha arrancado pregonando que “España se merece cuatro años más de Gobierno de progreso, de Gobierno socialista” para seguir construyendo un país en el que, por ejemplo, cada cual pueda “amar a quien quiera amar”. 

“Cada ciudadano puede decir al menos cinco medidas que le han beneficiado”, ha señalado Montero, que ha interpelado a su público para hacerle ver que “el próximo 23 de julio no va de los políticos, va de ti, de tu problema, de tus ilusiones, de tus esperanzas, de aquello que tienes que defender para que no te lo arrebaten”. Por ello, ha reivindicado que el verdadero voto útil es “al único partido que garantiza los derechos”, empezando por el de la igualdad, “y por eso las mujeres lo vamos a hacer posible. Como dice una chirigota de Cádiz, no seas carajota y vota”.

Rajoy: “Hay momentos en la historia en que la mayoría absoluta es necesaria”

El PP ha desplegado a sus referentes en distintas provincias andaluzas, obsesionado con movilizar a los suyos y acaparar el voto útil, robándole a Vox parte de su base electoral. Juan Manuel Moreno, presidente andaluz, participó por la mañana en un mitin con Alberto Núñez Feijóo en Málaga, y por la noche cerró en Granada, una provincia donde hay escaños bailando entre la ultraderecha y el PP.

La capital andaluza se la cedió al expresidente Rajoy, gran protagonista del último mitin de la campaña, en un muelle junto al río Guadalquivir, a 31 grados y con una brisa que ha dejado atrás la ola de calor de estos días. En torno a 500 asistentes.

El gallego lo agradeció. Llegó al escenario con 34 paradas desde el coche oficial, selfie a selfie con los militantes que le paraban para posar juntos y subirlo rápido a Instagram. “España necesita un presidente que sepa unir, no dividir. Necesita sosiego, serenidad y un Gobierno que se ocupe de los temas que verdaderamente importan”, dijo.

Rajoy atornilló la idea fuerza del PP, “un partido de experiencia, con 40 años de vida, que resiste gane o pierda elecciones”. “¿Dónde está UPyD, dónde está Ciudadanos, dónde está Podemos, dónde van a estar pronto esos en los que ustedes están pensando”, dijo en velada alusión a Vox. El expresidente también dejó patente su nostalgia por el bipartidismo. “En el Congreso hay 17 partidos, no es serio, es muy difícil gobernar así”, dijo, para rematar con una idea clara: “Hay momentos en la historia de un país en que la mayoría absoluta es necesaria”.

Juan Bravo, cabeza de lista por Sevilla, precedió a Rajoy, pero cuando todo el mundo esperaba verle subir a la tarima, el ex consejero andaluz de Hacienda pidió (por sorpresa) que subieran a hablar la exministra de Trabajo, Fátima Báñez, el presidente de honor del PP-A y senador, Javier Arenas, el eurodiputado y exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, y el número uno a la Cámara Alta, Juan Ávila. Los hombres, con guayabera blanca, aguantando el sudor en la piel.

Bravo explicó que Rajoy tuvo peticiones “de toda España” para participar en el cierre de campaña, pero eligió Sevilla. Arenas dijo que en esta provincia “harán historia”. Báñez que “2023 será el año de Sevilla”. Zoido tiró de épica: “Sevilla tiene que hacer lo posible para que estos se vayan”. 

Cuando subió Rajoy, pasadas las diez de la noche, Feijóo había terminado su cierre en A Coruña hacía 45 minutos, sincronizado con el horario de los telediarios de noche. El ex presidente no tenía prisa y se metió al público en el bolsillo de chascarrillo en chascarrillo. 

Después de siete teloneros -cuatro no anunciados-, Rajoy dijo: “A mí no me habían avisado de que tenía que intervenir”. Luego se refirió a su contrincante, Zapatero, diez kilómetros río arriba. “Me dicen que está aquí en Sevilla uno que estaba antes que yo, pero es que el otro día en Lugo coincidí con otro que estaba un poco después que yo” [en referencia a Pedro Sánchez].

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