El salón social es modesto, pero las mentes que lo habitan en una tórrida tarde de julio son más que brillantes. Entre ellos, destaca la figura de una mujer vestida de verde y rostro sereno. Todo está listo. Judith Polgar entra en el cuadrilátero. Cinco tableros de ajedrez en cada flanco, veinte jugadores desde los 9 a los 80 años y una única adversaria, la mujer de verde. 640 piezas esperan su turno de baile. Se hace el silencio. Comienza la partida.
El sábado día 16 julio, Alcubierre, una localidad de unos 412 habitantes, acogía a un centenar de jugadores, venidos de todo Aragón, pero también de otras comunidades autónomas. Es el decimoquinto Torneo Internacional de Ajedrez que organiza Alcubierre, por donde “han pasado figuras como el ruso Anatoly Kárpov”, cuenta el alcalde Álvaro Isidro Amador orgulloso mientras ultima preparativos, porque aquí todo el mundo se implica.
El torneo comenzó a organizarse en 2007. Ana Belén González, concejala y mujer comprometida con su pueblo explica cómo nació este evento: “El periodista Jesús Bollero es de Alcubierre, y es un gran amigo de Leontxo García Olasagasti, también periodista y experto en ajedrez, juntos pusieron en marcha este Torneo y han traído a grandes como los campeones mundiales Ruslán Ponomariov, Yifan Hou, Veselin Topalov, Boris Spassky y el Gran Maestro Vlastimil Hort para participar en partidas simultáneas”.
Veinte tableros frente a la campeona
Es domingo, 17 de julio, y veinte jugadores, entre ellos tan solo tres féminas, una de ellas de 12 años, anotan las jugadas y mueven las fichas por el tablero en un baile intermitente en el que Polgar marca el ritmo mientras recorre las cuatro mesas y la veintena de tableros sosteniendo alguna mirada con sus adversarios.
La vinculación de Alcubierre con el ajedrez no termina en este Torneo, empieza con él. Hace cuatro años, la Asociación de Amas de Casa, junto con el jugador y profesor Fernando Lasheras, pusieron en marcha la Escuela de ajedrez para niños y adultos, y a pesar de haber vivido la pandemia de COVID-19, se ha mantenido con 15 alumnos de entre 5 y 60 años. Algunos están entre los espectadores en las partidas simultáneas, incluso una de ellas, Victoria Gareta, se ha atrevido a medirse sobre el tablero con la dama húngara del ajedrez.
La fotografía de la partida es masculina y la respuesta a la pregunta ¿por qué no hay más mujeres? la tiene Leontxo García Olasagasti “resumiendo mucho, es un problema de educación, el ajedrez sigue teniendo una etiqueta masculina”. Considera que sí que se está haciendo algo para despegar esa etiqueta: “España es un país a la vanguardia en ajedrez educativo, ya que diez de las diecisiete comunidades autónomas ya han integrado este deporte en su horario lectivo” y esto significa abrir las puertas del ajedrez a las mujeres.
Judit Polgar, retirada como jugadora profesional desde hace ocho años, puso en marcha en 2014 la Fundación que lleva su nombre para llevar el ajedrez como herramienta educativa a niños en escuelas en todo el mundo. “Me gustaría inspirar sobre todo a las mujeres para que den lo mejor de sí y jueguen contra ellos” porque “el ajedrez es un juego mental, no debería haber separación entre hombres y mujeres”, añade. Ella ha logrado abrir una brecha con nombre de mujer en un mundo de hombres, y es que es la primera mujer en aparecer entre los diez mejores jugadores en quince siglos de Historia.
En el salón social de Alcubierre la partida simultánea sigue y José Antonio y Darío son los primeros caídos, con 12 y 14 jugadas respectivamente. José Antonio tiene 80 años, confiesa que ha sido jugador intermitente a lo largo de su vida y que ahora ha vuelto a mover piezas “para hacer gimnasia mental, el ajedrez me sirve para mantener la cabeza en forma”. Darío, sin embargo, ha empezado hace escasamente un año y medio, ha venido desde Ávila enfundado en un chaleco abotonado, lleva corbata, calcetines de colores y reloj de bolsillo y apunta inspirado “no se puede parar el mar con las manos” refiriéndose a su partida contra la dama de verde.
La actividad en los tableros continúa y Polgar se detiene cada vez más segundos frente a uno en concreto. En las negras está Pablo Buisac. Su padre, a su lado, ya no sabe cómo sentarse, y es que un error de la maestra y el talento del joven han inclinado la partida a favor del jugador local. En el otro extremo de la sala Olivia García Fanlo apoya a su compañero de club. Tiene 12 años, ni siquiera ha cumplido su primer aniversario como aprendiz de ajedrecista, pero esta tarde ha superado su reto. “Mi profesora y yo nos habíamos marcado llegar a 15 jugadas y he aguantado 29”, explica mientras sonríe con timidez y cierto orgullo sin soltar su tablero firmado por Judit Polgar.
Confiesa que cuando la campeona ha hecho la apertura italiana ella se ha quedado “más tranquila” porque “la había estudiado muy bien”. Su hermana pequeña, Bruna, no le quita ojo. Está feliz de que se acerque el final del torneo porque ella lo que quiere es ser artista, y está bajo el techo de colores del Centro Social bajo el que están jugando. La concejala ha explicado que “los dibujos, inspirados en Picasso, los pintaron en paneles los niños y niñas de la escuela de Alcubierre hace más de una década” y ahora atraen las miradas de los jugadores en busca de inspiración para el próximo movimiento.
Uno de ellos es Lorenzo Torrente, del club oscense Jaque. Con 14 años es el número 17 en caer frente a Polgar. Se siente feliz de haber jugado con una campeona como Judith y dice que ha aprendido una valiosa lección: “Tengo que arriesgarme más y tomar la iniciativa en el juego”; “Y en la vida”, añade su padre. El último en pie ha sido Arturo Puértolas, de Estadilla, ha aguantado 55 jugadas y “a lo mejor podían haber sido unas tablas”, apunta entre risas y recuerda su aguante estoico durante más de 60 jugadas hace unos años frente a Kárpov.
En poco más de una hora y media, Judith Polgar se alza con 19 victorias, ninguna derrota y unas tablas contra el que ya han bautizado como “héroe local” Pablo Buisac, jugador desde los ocho años, participante en torneos con buenas marcas y que a sus 19 años ha conseguido hacer dudar durante un instante a la gran dama en mayúsculas del ajedrez en la Historia. Vecinos y visitantes, arremolinados en pequeños grupos, comparten impresiones sobre movimientos y jugadas salpicando el salón de talento. Son las 20:45 y los tableros con la divertida firma de Polgar se van ya a las casas de sus contrincantes, mientras las piezas vuelven a sus cajas para esperar pacientes en Alcubierre a los próximos ajedrecistas.