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'El Murciélago sale a por birras' durante la pandemia... y acaba en la imprenta

Portada de 'El Murciélago sale a por birras', de Álvaro Ortiz.

Óscar Senar Canalís

Zaragoza —

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El dibujante Álvaro Ortiz ha sido uno más de entre los que, dentro de su profesión o desde el ámbito aficionado, se han lanzado a publicar viñetas en sus redes sociales durante el estado de alarma. Sin embargo, al autor de 'Cenizas' o 'Rituales' la cosa se le ha ido, venturosamente, de las manos. Así, lo que empezó como un divertimento ha acabado, en un visto y no visto, en la imprenta: ¡Caramba!, el sello de humor de Astiberri, publicará en junio 'El Murciélago sale a por birras', el primer cómic realizado durante y sobre la pandemia que llegará a las librerías, si la desescalada sigue su curso, el 4 de junio.

Todo ello en un tiempo récord. El Murciélago salió de su mansión el 6 de abril, cuando Ortiz presentó la historia con un sincero “os juro que mi intención era no hacerlo”. El 1 de mayo, 28 capítulos después, llegaba el final de la odisea violenta y pandémica del vengador nocturno de una “ciudá” en cuarentena que se empeñaba en negarle una mísera lata de cerveza. Este 6 de mayo, ¡Caramba! anuncia el cómic como novedad y da a conocer la portada que acompaña a estas líneas.

Ortiz, al otro lado de la pantalla, explica que, a pesar de la imagen de improvisación, “en realidad, la historia estaba bastante planeada”. “Tenía desde el principio apuntadas todas las cosas que quería que aparecieran, y los dos chistes finales estaban definidos desde hace tiempo”, detalla el autor, que sí reconoce que la mayoría de capítulos fueron dibujados “en el día, y con el 80% de los diálogos escritos sobre la marcha”.

Lo que empezó de forma espontánea se convirtió pronto en algo más grande: “Al quinto día de publicación, ¡Caramba! me ofreció publicarlo en papel; eso hizo que lo planteara de otra manera, porque se tenía que poder editar... Tenía dudas sobre si el resultado final me convencería, pero cuando iba por la mitad vi que podía funcionar”, cuenta Ortiz.

El dibujante reconoce que “no era consciente de la flipada en la que me metía, porque han sido 118 páginas de cómic”. El tomo incluirá alguna diferencia respecto a lo visto en las redes sociales, con una remasterización que le dará a las imágenes un aire “aún más pulp”.

Curiosamente, Ortiz se había caracterizado hasta la fecha por la meticulosidad y perfeccionismo en la elaboración de sus anteriores obras, a las que siempre ha dedicado meses e incluso años de trabajo. “Ahora me siento gilipollas”, dice sin tapujos. “Cuando empecé estaba preparando mi próxima obra, un cómic para la línea infantil de Astiberri, y me sorprendía a mi mismo: en el mismo tiempo que abocetaba media viñeta de este me dibujaba cuatro páginas completas de 'El Muciélago'”. “He estado arruinando mi vida todo este tiempo”, dice medio en broma, medio en serio.

¿Y por qué 'El Murciélago'?

El protagonista de este cómic exprés está algo más que inspirado en cierto detective enmascarado con décadas de trayectoria tanto en las viñetas como en el audiovisual, del cual han hecho sus propias versiones oficiales autores de la talla de Frank Miller o Alan Moore. “En realidad, el que me marcó fue el de la serie de animación de los años 90”, dice Ortiz, que asegura “no ser un megafan del personaje”. Con todo, “con otro protagonista el tebeo no hubiera funcionado del mismo modo, porque la gracia está en que a este no te lo imaginas con el pito al aire gritando '¡hijos de puta!' por la calle mientras busca unas cervezas”.

Todo ello pegado a la actualidad de la pandemia, con referencias a la cuarentena y la aparición estelar de una “balconazi” cuyos berridos están inspirados en un vídeo viral que circuló en los primeros días del confinamiento. Y también con una corrección sobre la marcha para que el cómic tratara de cumplir el Test de Bechdel, en una pirueta metalingüística en la que los propios personajes sabotean al autor.

“Mis cuentas con los superhéroes no están saldadas todavía”, amenaza Ortiz, al que le encantaría que le llamasen para dibujar un cómic oficial de algún otro enmascarado en mallas.

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