El arraigo de las mujeres rurales al territorio: “Cuando volví, empecé a valorar la vida en el pueblo”
Como un árbol que echa raíces en la tierra en la que se asienta, el proyecto documental 'Enraizadas' muestra el arraigo de las mujeres de la Comarca del Jiloca al territorio. Su trabajo y su historia a través de una veintena de fotografías en blanco y negro tomadas por Guada Caulín, acompañadas de los textos de Vega Latorre. Una idea que nació al calor de la feria sobre mujer rural activa 'La Cosmopueblita', en Burbáguena (Teruel), y que se espera que continúe cuando las condiciones de la pandemia de la COVID-19 lo permitan.
Explica Caulín que el objetivo de esta muestra era mostrar a la mujer rural tal y como es, rompiendo los prejuicios que existen sobre la actividad y el papel que desempeñan. “Siempre se tiende a pensar en mujeres mayores, principalmente amas de casa, pero la mujer en el ámbito rural también es joven, está muy viva, y tiene un papel muy importante como dinamizadora”, destaca la fotógrafa.
Fue el Centro de Estudios del Jiloca quien contactó con Caulín para poner en marcha este proyecto, apenas tres meses antes de la celebración de 'La Cosmopueblita', y ella aceptó. Reconoce que fue “un poco locura” porque en ese tiempo tuvo que contactar con todas las mujeres que participan en la exposición para comenzar una primera toma de contacto. “Solicité varios perfiles de mujeres y empecé la parte de entrevistas, aunque fue imposible acompañar a todas y hubo varias que se quedaron en el tintero porque la pandemia paralizó el proyecto”, señala.
Para Caulín era importante esa primera toma de contacto en la que ella acudía sin la cámara para charlar, tomar un café y conocer mejor a la que iba a ser la protagonista de la toma. “Entiendo que, para poder reflejar la realidad de las mujeres, abordarlas el primer día sin conocerlas con la cámara impone mucho”, dice. Por este motivo, las acompañaba primero en su labores y no era hasta el segundo o tercer encuentro cuando tomaba la captura. “Así cogían confianza conmigo y se olvidaban que estaba ahí”, añade.
De esta manera, las fotografías muestran la acción de cada una de ellas. Lo hacen desde el detalle, desde la intimidad que ofrece el blanco y negro. No son las caras quienes protagonizan las imágenes, sino sus actos, sus gestos y sus manos. Una maestra dando clase a varios escolares, una ganadera cuidando a sus ovejas o dos mujeres mayores haciendo jabón son algunas de las capturas de la muestra. “Las manos que tejen, las manos que se dan, las manos que hacen”, dice Caulín.
El blanco y negro rema a favor de la atemporalidad que la exposición transmite. Así lo considera la fotógrafa, quien destaca que eligió esta opción porque es conceptual. Además de mujeres, también los paisajes del Jiloca tienen un papel fundamental en las diferentes fotografías, llegando a ser absolutos protagonistas en alguna de ellas.
Prosa poética
Cada una de las imágenes que compone el proyecto documental 'Enraizadas' está acompañada de un texto en prosa poética escrito por Vega Latorre. Una breve descripción que detalla lo que esas fotografías transmiten a la escritora, natural de Monreal del Campo. “En un primer momento iba a hacer unos textos más descriptivos, pero al final me lo llevé a mi terreno y he escrito lo que me sugieren a mí, lo que me inspiran y lo que implican en el Jiloca”, indica.
Latorre y Caulín no se conocían cuando les pusieron en contacto para que trabajaran juntas en este proyecto, pero ambas coinciden en la conexión que tuvieron a la hora de trabajar y entender lo que estaban haciendo. “Una de las cosas que hace Guada es pasar de una mujer a otra a través del paisaje, y yo reconozco esos paisajes, la luz que tienen”, señala. Y añade: “No se le da tanto protagonismo a las caras, sino a lo que están haciendo, son sus manos las que muestran la acción”.
Reconoce Latorre una de las fotografías de la muestra en la que aparecen dos mujeres mayores haciendo jabón y asegura que le recuerda a cuando su abuela lo hacía. También le trae buenos recuerdos otra en la que aparece un aula con los escolares haciendo actividades. “Considero que he sido muy afortunada de haberme criado en una escuela rural y en un pueblo, porque entre todos nos cuidábamos como en una tribu”, relata.
En este sentido, Latorre recuerda que ella cuando salió del pueblo para estudiar Historia del Arte era de las que no quería volver. Vivió en Zaragoza, Granada, Dublín o Almería y se negaba a regresar a su Monreal del Campo natal, hasta que lo hizo. “Cuando volví encontré algo que me faltaba cuando estaba fuera, no sé lo que es, pero empecé a valorar la vida en el pueblo”, detalla. Quizás, añade, le faltaba el sentimiento de pertenencia y el arraigo del que escribe en 'Enraizadas'.
La muestra ha pasado por varios municipios de la Comarca del Jiloca, aunque en estos momentos se encuentra paralizada por culpa de la pandemia del coronavirus. El objetivo es añadir más perfiles de mujeres en cuanto la situación sanitaria lo permita y continuar su periplo por las salas del territorio.
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