Huesca pone al día su mapa de arte en espacios naturales
En la década de los 90, un proyecto artístico llenó de esculturas espacios abiertos de la provincia de Huesca. Se llamó ‘Arte Público’ y se desarrolló en las localidades de Alquézar y Roda de Isábena; después evolucionó hasta el denominado ‘Arte y Naturaleza’, que abrió sus puertas a artistas internacionales. Se llevaron a cabo auspiciados por la Diputación Provincial de Huesca ( DPH), que en los últimos meses ha llevado a cabo labores de restauración y conservación e invertido casi 25.000 euros para mantener la vigencia de las obras, que en algunos casos se han señalizado e iluminado.
‘Mesa de Pic Nic’, de Siah Armajani, en Bielsa, en el valle de Pineta, ‘Siglo XX’, de Ulrich Rückriem, en Abiego, o 'Árboles como arqueología', de Fernando Casás, en Piracés son tan solo algunos ejemplos. Se trata de piezas diseñadas y creadas para permanecer instaladas en lugares concretos del medio no urbanizado de la provincia de Huesca. Sus autores tuvieron muy en cuenta las condiciones de los respectivos lugares para que establecieran una relación con los entornos mediante factores como la localización, escala, presencia física, la forma, intenciones y significados.
El proyecto pretendía articular una serie de acciones cuyo fin último es estudiar y potenciar las relaciones entre el arte y la naturaleza, utilizando como marco territorial la provincia de Huesca. El eje central del proyecto es la creación de obras de arte por artistas de reconocidos prestigio a nivel internacional recogiendo las experiencias del land art, del arte público y de otros comportamientos heterogéneos que han utilizado el territorio o la naturaleza como pretexto para la creación artística.
Estos artistas (Richard Long, Ulrich Rückriem, Siah Armajani, Fernando Casás, David Nash, Alberto Carneiro y Per Kirkeby), cuidadosamente seleccionados, diseñaron y construyeron obras especialmente concebidas para un emplazamiento concreto dentro del paisaje de Huesca, con libertad de elección del territorio y sin más condicionantes que los que impone el propio terreno o el presupuesto económico destinado a cada obra. Con la instalación de estas obras se ha pretendido conformar una colección abierta, hablar de la relación del arte y la naturaleza, y en un sentido más general con el entorno, llamar la atención sobre la diversidad del paisaje de Huesca.
Las esculturas siguen presentes en cada lugar donde se implantaron. La diputada delegada de Cultura, Maribel de Pablo, señala que estos programas culturales han sido “fundamentales” para que la provincia de Huesca se asocie a “un territorio comprometido con el arte, especialmente en relación a los entornos naturales y los paisajes, hasta el punto de que se ha convertido en una de nuestras señas de identidad”. Por estos motivos, ha añadido, la DPH ha realizado “labores de mantenimiento y restauración que mantengan las piezas con plena vigencia”.
Se ha restaurado prácticamente al completo la ‘Mesa de Pic Nic’ de Siah Armajani, con el arreglo de las tablas exteriores perimetrales, aplicación de sellado resistente a las inclemencias en el tejado; el lijado y barnizado de toda su estructura y la sustitución de los cuatro atriles de vidrio que contienen dibujos y poemas de Federico Garcia Lorca por un material de policarboanto y acero.
La pieza ‘La sonrisa del viento’, instalada en 1990 en Alquézar, ha sido otra de las obras que más atención ha requerido. La parte superior de la escultura, realizada en piedra de Calatorao, presentaba una rotura completa. Se ha repuesto en un único bloque, tallado y con acabado apomazado, tal y como era la original. Esta obra se puede visitar en el acceso del aparcamiento de esta villa medieval, mirando hacia el núcleo urbano.
La siguiente obra que más inversión ha requerido ha sido la titulada ‘Este trayecto tampoco conduce a un final previsible’, de Jorge Barbi, instalada en 1992 en Roda de Isábena. Las actuaciones se han centrado en reconstruir el anillo de metal completo y el anillo de cemento completo y en reponer las 15 letras de acero inoxidable que habían desaparecido.
Estas obras, tanto la de Alquézar como la de Roda de Isábena y la de Bielsa, están entre las más antiguas y emblemáticas de ambos programas culturales que desarrolló la DPH. De Pablo ha defendido que “estas actuaciones las han devuelto a un estado digno, algo muy importante no solo por la calidad de las piezas sino también por la experiencia de vecinos y visitantes al admirarlas”.
También se ha actuado en la escultura de madera de roble ‘Trillo de estrellas’, de Javier Sauras, en 1991 en Alquézar. Además de su restauración, se ha actuado en el entorno donde se ubica, prolongando el recubrimiento en la fachada cubierta donde se aloja la escultura restaurada. Se han instalado anclajes nuevos y se ha colocado de nuevo la pieza.
Otras piezas han necesitado actuaciones con una inversión menor. Por ejemplo, ‘Sin título’, de Christine Boshier, realizada en 1992 en un callizo de Alquézar, se ha limpiado y se ha aplicado microcemento sobre la superficie para adecentar su estado tras ser objeto de numerosas pintadas. Por su parte, ‘Three sun vessels for Huesca’, de David Nash, ha sido objeto de la aplicación de dos manos de aceite Nordik sobre la madera de las esculturas.
No ha sido necesario acometer ningún tipo de actuación de conservación y restauración en el resto de piezas que fueron fruto de los programas ‘Arte público’ y ‘Arte y naturaleza’, puesto que su estado de conservación es adecuado. Esto incluye obras como ‘Árboles como arqueología’, de Fernando Casás en Piracés, la escultura ‘Sin título’, de Per Kirkeby en Plan; ‘Siglo XX’, de Ulrich Rückriem, en Abiego o ‘As Arvore Florescem em Huesca’, de Alberto Carneiro en Belsué, entre otras.
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