Judith Prat: “Con 'Brujas' quiero destruir viejos estereotipos y dignificar la memoria de aquellas mujeres”
¿Cuál es la finalidad del Premio Imagen y qué significa este reconocimiento para usted personal y profesionalmente?
Es un galardón que antes han recibido fotógrafos y cineastas a los que admiro mucho y que han sido referentes para mí. Es un honor, y una oportunidad para que más gente conozca mi trabajo y las historias que cuento con mis fotografías.
Además, el día 7 de marzo presentaba en el Centro de Historias de Zaragoza su nuevo proyecto 'Brujas', una muestra compuesta por 67 imágenes que, de alguna manera, reconstruyen y dan visibilidad a la caza de brujas que sufrieron muchas mujeres, también en Aragón y, sobre todo, en los Pirineos. ¿Cómo nace en usted la idea de retratar este momento tan trágico de la Historia?
Era un tema sobre el que había leído y me interesaba. La caza de brujas es uno de los episodios más crueles de la historia de la humanidad. Entre los siglos XV y XVIII, en pleno Renacimiento, se produjo en Europa un consenso social por el que todas las mujeres eran potenciales brujas y se sentaron las bases sociales y jurídicas para legitimar miles de ajusticiamientos en la hoguera o en la horca. Algunos de los hechos mas relevantes de la caza de brujas ocurridos en Europa tuvieron lugar en los Pirineos. A las mujeres tradicionalmente se nos ha negado en el relato colectivo de la historia. Pero todavía peor que eso es la manipulación del relato hasta el punto de que las víctimas de un feminicidio, como fue la caza de brujas, pasen a la historia como mujeres malvadas, viejas y feas. Lo que ha llegado hasta nuestros días ha sido el relato de los perseguidores, de los asesinos. La mujer real (la campesina, la partera o la artesana) la señalada, perseguida, condenada y, finalmente, asesinada. Esta mujer no solo ha quedado eliminada de la Historia, sino que, además, ha sido ridiculizada y utilizada como objeto de mofa o burla.
¿Durante cuánto tiempo ha trabajado en esta muestra que se puede visitar hasta el día 4 de junio?
Han sido dos años de trabajo. Primero de investigación de los documentos que se conservan de los juicios y también del trabajo hecho por historiadoras, antropólogos y quienes han estudiado el tema antes que yo. Todas las imágenes que se pueden ver en la exposición están tomadas en lugares o zonas donde sucedieron hechos relevantes de la caza de brujas en los Pirineos.
¿Cómo ha llegado hasta las mujeres que aparecen en estas fotografías?
He querido provocar un encuentro entre el pasado y el presente. Y establecer un diálogo visual entre aquellas mujeres condenadas a la horca o a la hoguera y las que en la actualidad habitan los Pirineos. ¿Quiénes serían las brujas ahora? Agricultoras, artesanas, escritoras, investigadoras, medicas o herreras, toman el protagonismo de esta exposición para recuperar y dignificar la memoria de aquellas. Todas tienen en común que cuestionan el sistema y las convenciones socialmente aceptadas.
En este trabajo en concreto, la luz tiene un valor importante para usted. ¿Cuál es el motivo?
A través de mis imágenes he seguido el hilo de la Historia y construido un mapa visual evocador de los hechos y los lugares claves de la caza de brujas en los Pirineos, identificando símbolos, tradiciones y estigmas con el objetivo de destruir viejos estereotipos y dignificar la memoria de ellas. Pero mis imágenes no eluden lo inhóspito del territorio. Navegan por el pensamiento mágico de una época y una población que debía relacionarse con una naturaleza salvaje que no siempre comprendía.
Su obra tiene como finalidad interpelar al espectador. ¿Qué emoción y qué reflexión busca provocar con esta nueva muestra?
Con este trabajo busco contribuir a que se conozca la historia real de las mujeres asesinadas por el delito de brujería. El mundo del arte ha sido un fiel amplificador del relato de sus perseguidores, por eso utilizar la fotografía para dignificar su memoria me parecía muy revelador. Conocer la historia real y recuperar la memoria de aquellas mujeres es necesario para defendernos como sociedad de nuevas formas de misoginia y violencia que siguen apareciendo.
Su trabajo anterior, 'Matria', ¿ha cumplido las expectativas que había puesto en ella? ¿Qué reflexión ha hecho, como fotógrafa documental, de la reacción que la sociedad a tenido o no con esa muestra?
'Matria' es un trabajo que ha funcionado muy bien. La exposición lleva tres años itinerando por ciudades de toda España, el fotolibro está agotado y ahora llega este reconocimiento de la Sociedad Geográfica Española. Eso significa que los temas que he documentado en este trabajo (el acaparamiento de tierras por parte de la agroindustria o la gran minería, la violencia que sufre el campesinado en los conflictos armados, los trabajadores del campo transfronterizos, la situación de las campesinas o la agroecología) han llegado a mucha gente.
Durante la pandemia formó parte del proyecto Covid Photo Diaries junto con otros siete profesionales de la fotografía. Con la perspectiva que aporta el tiempo ¿Qué siente cuando mira esas fotografías ahora?
Siento que hicimos un esfuerzo enorme por documentar la pandemia, fue difícil, pero era necesario contar lo que estaba pasando.
¿Piensa que, como deseó en aquellos días y así lo trasmitió en una entrevista a este diario, la oleada de solidaridad que la pandemia despertó se ha quedado entre nosotros?
No. Siento que fue un espejismo. Todo el mundo salía al balcón a aplaudir a nuestros sanitarios. Ahora deberíamos estar todos en las calles defendiendo la sanidad pública que agoniza, pero solo algunos lo hacen. Si no somos capaces de defender lo que es de todos, fallamos como sociedad y vamos a sufrir las consecuencias.
La mayor parte de su trabajo se ha ido desarrollando fuera de España; en este sentido, ¿cuál o cuales son sus proyectos en un futuro próximo?
Mi prioridad es volver a Yemen.
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