Un libro recopila las vicisitudes del homenaje a Félix Romeo y su biblioteca sumergida de Lechago
Cuentan sus vecinos que, como buen escritor, Félix Romeo era “una máquina de ideas” y que su creatividad no tenía límites. El grifo de su imaginación no se corto siquiera cuando llegó a sus oídos el anuncio de un embalse en Lechago, su pueblo, que inicialmente iba a ser inundado. Entonces creyó que una buena forma de protesta podía ser, precisamente, una biblioteca sumergida. “Contra el embalse, cultura”, algo así debió pensar Romeo, aseguran sus semejantes, y aunque finalmente ni el pantano hizo desaparecer el pueblo –pues la cota no alcanzó los niveles que se habían proyectado en un primer momento– ni Romeo llevó a cabo su insólita idea, la biblioteca sumergida es una realidad hoy en día.
Vecinos y amigos decidieron llevarla a cabo en agosto del pasado año, en 2021, cuando se cumplían diez años del fallecimiento de Félix. “Vimos que la pandemia no iba a dejar que hiciéramos un homenaje al uso en las fiestas patronales, como quizá se hubiera hecho en una situación normal, así que ya en el confinamiento unos cuantos miembros de la Asociación Amigos de Lechago empezamos a pensar y llegamos a la conclusión de que un buen homenaje podía ser hacer realidad esa idea de una biblioteca sumergida”, explica Agustín Martín.
Un año después, con Martín como coordinador, han presentado un libro que lleva por título “La biblioteca sumergida de Lechago”. En él se recoge todo el proceso transcurrido desde que Romeo compartiese su idea o su “marcianada”, como la define el artista José Azul, autor del contenedor que alberga la biblioteca, hasta su realización. “La finalidad de este libro era, por un lado, un acto de homenaje más hacia Félix y por otro, que toda esa gente que no había oído hablar de esta biblioteca sumergida sepa cómo, cuándo y por qué surge”, apunta Martín.
El libro incluye anécdotas de todo el proceso. Se explica, por ejemplo, como los Amigos de Lechago empezaron contactando a través de correo electrónico con gente que, a priori, era susceptible de participar –compañeros de profesión, amigos, familiares– pero a medida que la iniciativa se dio a conocer en los medios muchas personas se pusieron en contacto con el pueblo y con la propia asociación para tomar parte, tanto que se vieron desbordados. O como José Azul tuvo que rediseñar la “bomba de amor” donde se introdujeron todos los libros, pinturas, CDs, que forman parte de esta biblioteca sumergida debido al gran número de objetos que se recopilaron.
También recoge las vicisitudes de la jornada en que se sumergió la cápsula. Con un relato desde primera hora de aquel día, cuando vecinos y visitantes se congregaron en la plaza del pueblo para después marchar hacia el embalse. Los problemas que hubo para hundirla en el agua, ya que incluso requirió de la intervención de los bomberos. “Seguro que si Félix hubiera podido verlo se reiría de una situación tan o más surrealista que su idea”, asegura entre risas Martín.
Pero este recopilatorio también incluye los textos transcritos, las dedicatorias e incluso la canción que creó Ángel Petisme ex profeso para la ocasión y que se leyeron y entonaron en honor a Félix durante la performance. Entre ellos algunos como los de Irene Vallejo, José Luis Melero o Luis Alegre, escritores y amigos de Félix. Del mismo modo, se añade en la obra un listado de casi 150 obras y objetos que se depositaron en la biblioteca sumergida. Desde libros que aportaron personalidades como los actores Antonio Resines y José Sacristán, el editor Jorge Herralde, de Anagrama o la escritora, Luz Gabás; pinturas de los artistas José Luis Cano, Pepe Cerdá y Jorge Gay; CDs, DVDs, USBs e incluso una camiseta del Real Zaragoza que entregó la sobrina de Félix Romeo, ya que su tío siempre fue un forofo del equipo.
Así mismo el manual recoge artículos de prensa, opiniones y multitud de comentarios en blogs efectuados por los amigos y seguidores de Félix Romeo que aparecieron con motivo de este homenaje.
A modo de introducción, tras el prólogo que escribe Luis Alegre, se dedica un capítulo a Lechago. “Se dan algunas claves para situar el pueblo, dar a conocer un poco su patrimonio, hablar del embalse, de la posición que mantuvieron los vecinos al respecto y también del gran asociacionismo que tiene el pueblo y que se ha demostrado en este tema”, explica el coordinador.
La guinda del pastel la pone el comic guionizado por Joaquín Campo y dibujado por Dionisio Platel – autor, así mismo, de la portada del libro– que relata de un modo divertido todo el proceso y los avatares que sucedieron durante el hundimiento de la cápsula–biblioteca.
Para poder hacerse con un ejemplar de 'La biblioteca sumergida de Lechago' los interesados pueden ponerse en contacto con la editorial, Taula Ediciones. En el caso de residir en Zaragoza se podrá adquirir directamente acudiendo a su sede. En Teruel está disponible a través del Instituto de Estudios Turolenses, coeditor de la obra junto a la Asociación Amigos de Lechago. Mientras que en la propia localidad y algunas vecinas como Calamocha, podrá comprarse contactando directamente con la mencionada asociación.
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