La exposición “Los fugaces párpados” de Jorge Gay en el Paraninfo del año pasado, se transforma ahora en una película documental, realizada por la directora y guionista Marta Horno (Zaragoza, 1976), amiga personal y admiradora del pintor. La cinta se estrenaba esta semana en el Cine Cervantes. Se volverá a pasar el 4 de mayo en la sala María Pilar Sinués del Paraninfo.
¿Qué es lo más llamativo de la pintura de Jorge Gay?
No sabría decir porque conozco la pintura de Jorge desde hace mucho tiempo; creo que bastante bien. Por ejemplo, podría decir que encantan simplemente sus dibujos, pero tiene algunos cuadros de pintura, en concreto algunos de la exposición 'Los fugaces párpados' que expresaban sensaciones... Uno que se llama “La tempestad” me gusta muchísimo. También me gusta mucho todo lo que ha hecho Jorge para escenografías de teatro, para Miguel Ángel Berna, para LaMov... Son obras muy coloridas y potentes. No sabría con qué quedarme
¿Cómo surge esta película?
La idea surge porque conozco a Jorge desde hace tiempo, me gusta mucho su universo personal; me gusta casi todo lo que hace, como acabo de decir. Entonces, cuando hizo la exposición de 'Los fugaces párpados' en el Paraninfo, le llamé para grabarla. Siempre había pensado en hacer algo con él, quizá un documental, no sabía todavía muy bien qué. Por eso, quería tener bien grabada esa exposición, para el día en que surgiera aprovechar las imágenes. Esa fue la primera conversación que tuve con Jorge. En una segunda, él me dijo que la exposición había sido justo después de confinamiento duro, pero todavía seguía en vigor el confinamiento perimetral provincial y que sus amigos no habían podido verla; así que podíamos grabarla para que la viera más gente. Acabamos haciendo lo que hemos hecho, que no es un vídeo de la exposición. No sé muy bien cómo definirlo. Jorge dice que es una quimera visual. Es un poema visual, una especie de documental poético sobre su vida.
No es un documental con una biografía ordenada cronológicamente al uso...
No, hablamos de su vida, de su infancia, de sus amigos... pero no hay una entrevista donde él nos vaya contando su vida, sino que la descubrimos a través de sus pinturas, de imágenes y de la poesía. A través del poemario que él publicó con la exposición de 'Los fugaces párpados', él va hablando. El hilo conductor sí es la vida de Jorge, empezamos con imágenes de la Zaragoza donde él creció, sale su pueblo, los diferentes sitios donde ha vivido: París, Roma, Venecia... pero todo contado con un estilo poético.
¿Es más difícil plantearse un documental sobre alguien al que admiraba y que conocía previamente?
Sí, me daba mucho respeto. Lo bueno es que lo hemos hecho muy de la mano con él: hemos ido haciendo la película conversando con él, viendo cada montaje, decidiendo qué cosas podíamos cambiar, con muchas sugerencias suyas de fotos, de imágenes... Diría que la hemos codirigido los dos.
¿Siente que ha sido un privilegio trabajar así con él?
Sí, sí. Era estar aprendiendo continuamente. Es una bellísima persona, además.
¿Cómo es Jorge Gay en las distancias cortas?
No es tan tímido. Hay algo que me gusta de Jorge Gay: que es un pintor de oficio. Es decir, todos los días se levanta, va a su estudio y pasa horas y horas pintando. Es muy trabajador, no deja nada a la casualidad. Todo está meditado y trabajado. Su trabajo es exhaustivo.
¿Es inspirador trabajar con alguien con esa creatividad?
Sí, claro, Jorge Gay siempre es inspirador. El otro día, en la presentación de la película, contaba que Jorge forma una parte muy importante de mi educación artística y sentimental. Conozco la pintura de Jorge desde hace muchos años. Me gusta. Le sigo. Es muy inspirador. Sobre todo, ahora, porque estamos en unos tiempos tan difíciles que buscar la belleza es casi un acto revolucionario. En la pintura de Jorge, hay mucha belleza.
¿Por qué ha formado parte de esa educación artística y sentimental?
Porque es amigo de mi familia. Entonces, desde siempre he ido a sus exposiciones, he visto cuadros en casa de mis padres, de amigos... He crecido con él. Siempre ha estado ahí. Le he seguido, le he admirado, he aprendido con él sobre pintura y sobre lo que pinta, sobre sus universos.
¿Cree que esta película puede servir para dar a conocer a este pintor?
Sí. Creo que, sobre todo en esta ciudad y en esta comunidad, es ya uno de los pintores vivos más reconocidos. Pero sí entiendo que la película podría hacer que la pintura de Jorge se conociera más.
¿Cree que merecería más reconocimiento del que tiene, sobre todo, del gran público?
A mí siempre me parecerá que tiene menos reconocimiento del que merece. Por otra parte, esta es una película que no tiene capacidad de llegar al gran público, aunque viéndola sí dan ganas de conocer más a Jorge y su obra.
¿Hay interés hoy en día por conocer la pintura contemporánea?
Supongo que algo va cambiando, pero puede que nos quedemos demasiado a menudo sólo con lo que estudiamos en la escuela. A veces nos cuesta salir de ahí, a no ser que se trate de grandes pintores. Pero creo que sí hay interés. Por ejemplo, ahora en la Lonja, en la Plaza del Pilar, estamos viendo filas gigantes para contemplar la exposición de Eva Armisén. Determinados artistas sí generan interés. ¿Cuál y por qué? No lo sé. Jorge habla mucho en el documental de que quiere reivindicar la pintura ancestral, en el sentido de que le parece un acto muy bonito; el arte ahora va por muchos sitios, pero se trata de reivindicar la pintura de toda la vida. Él habla incluso de las pinturas de Altamira, se trata de reivindicar el acto de pintar.