Mas de las Matas es un municipio perteneciente a la comarca turolense del Bajo Aragón, situado entre el Valle del Ebro y la cordillera Ibérica. En las primeras décadas del siglo XX la sociedad masina era principalmente agrícola, con un modo de vida cercano a la autosuficiencia.
Con los años, se incorporaron industrias de pequeños propietarios, desde fábricas que producían electricidad a factorías de lentes o de gaseosas, aunque continuaba siendo una sociedad agrícola de jornaleros, campesinos y labradores.
También es el pueblo protagonista del libro ‘Masinos en la encrucijada social. Mas de las Matas, 1900-1950’, escrito por Fermín Escribano Espligares y Miguel Íñiguez. Escribano explica que escogió este pueblo porque es una “localidad paradigmática del movimiento libertario. Es un pueblo que tenía muchos antecedentes de haberse significado, ya en el 36 se escribe sobre las colectividades en España y se resalta Mas de las Matas”.
En la primavera de 1930, con su legalización, CNT comenzó una amplia expansión en la zona de Bajo Aragón y Matarraña. “Mas de las Matas no fue ajena al entusiasmo que despertó la República aunque esas elecciones habían dado la victoria local a los conservadores y una manifestación recorrió con júbilo las calles de la localidad”, exponen Fermín Escribano y Miguel Iñíguez en el libro.
Con el inicio de la Guerra Civil, comenzó la colectividad: “Surgió al principio, los primeros días de agosto del 36, no había otro remedio porque sino la cosecha se iba a echar a perder, había que poner las cosas en marcha. Se ha escrito mucho pero la gente que estuvo allí explica que se hicieron obligadas, no había otro remedio”, explica Escribano.
Unas 2.000 personas implicadas
En ella se integraron cinetistas, derechistas y republicanos, gran parte de la población de Mas de las Matas, unas 2.000 personas. Tal y como se explica en ‘Masinos en la encrucijada social’, el trabajo estaba repartido en 32 grupos, pero la actividad agropecuaria era la más importante dentro de la Colectividad. Cada grupo administraba una zona de regadío y otra de secano y los delegados de grupo se reunían con el Consejo Municipal cada semana para coordinar los trabajos. En cuanto al ganado, se juntó todo y se construyó una granja de cerdos y otra de gallinas.
Los servicios también estaban colectivizados y, para utilizarlos, se expedían vales puesto que no se empleaba ni dinero ni moneda local. La panadería, la barbería o la carpintería funcionaba de la misma forma, los productos y trabajos eran comunes. Los alimentos o bebidas fueron racionados y distribuidos en función de una cuota fija ya que, aunque hubiese existencias, se debía preservar una parte para los intercambios con otras colectividades y para subsistir las necesidades del frente de guerra.
El Comité Comarcal de las Colectividades de la zona se encontraba en Mas de las Matas, y desde ahí se regulaba la distribución de mercancías entre los pueblos asociados, ya que ninguno de ellos podía comerciar por su cuenta.
Sin embargo, este proceso de transformación social “se saboteaba desde las más altas instancias de la República. La destrucción de las colectividades agrarias sería otro nuevo punto de inflexión. Tras la disolución del Consejo de Defensa de Aragón (11 agosto 1937) las tropas del comunista Líster procedieron a desmantelar a la fuerza las colectividades de la zona y, entre ellas, la de Mas de las Matas”, exponen en el libro.
“A pesar de todas las contrariedades los anarquistas seguían creyendo que su sistema social era el mejor y decidieron prolongar su sueño igualitario, rehicieron la Colectividad con el nombre de Cooperativa, y 567 personas mantuvieron vivo el espíritu libertario en el Mas de las Matas hasta que las tropas franquistas tomaron la población. La mera existencia de la Colectividad en este nuevo periodo, ya sin rémoras ideológicas ajenas, supone al menos la victoria moral que confiere el ser reconocidos y respetados no como opción anti-sistema, sino como opción viable dentro del sistema”, concluyen en ‘Masinos en la encrucijada social’.