El misterio de las 18 iglesias del Serrablo aragonés sigue vivo después de un siglo
Todavía quedan misterios por esclarecer en el patrimonio cultural y arquitectónico de Aragón. Cien años después de su descubrimiento, en agosto de 1922, no se conoce con certeza el origen de 18 iglesias levantadas en la comarca del Alto Gállego, que datan de los siglos X y XI y presentan una amalgama de estilos sin parangón en el arte medieval español. Confluyen los estilos románico, mozárabe y de influencia autóctona. Diversas teorías se han establecido en el tiempo; la asociación Amigos del Serrablo, que ha velado por su conservación en el último medio siglo, destaca sobre todo este aspecto: la posibilidad de seguir lanzándose teorías gracias que estos templos se mantienen en pie.
Estas iglesias, diseminadas en un espacio de unos 40 kilómetros cuadrados, han sido muy poco conocidas e incluso “ignoradas” en los libros de arte hasta no hace muchos años, destacan los Amigos del Serrablo. Sin embargo, se han convertido en una referencia del estudio del arte medieval español. Todo el conjunto está declarado de interés histórico artístico de carácter nacional desde 1982, aunque la iglesia de Lárrede ya lo era desde 1931. La Ley de Patrimonio de 1999 declaró todas estas iglesias Bien de Interés Cultural (BIC).
En agosto de 1922, el investigador y profesor universitario aragonés Rafael Sánchez Ventura, acompañado por el fotógrafo Joaquín Gil Marraco, descubrió este grupo de iglesias y once años después, junto con el arquitecto Francisco Íñiguez, publicaron un estudio en el que se afirmaba que “parecen traducir estas iglesias un mozárabe mal interpretado y peor conocido, de principios perdidos y lejanos…”; la presencia del arco de herradura y el enmarcado de puertas y ventanas, a modo del alfiz del arte islámico, les indujo a pensar en el mozarabismo de estas iglesias.
Este descubrimiento dio paso en la época de la II República a la restauración del ejemplar más representativo del grupo, San Pedro de Lárrede. La cronología que les asignan a estas iglesias va desde la época de Ramiro I hasta finales del mismo siglo XI. Hacia 1934 se pensaba que estas iglesias podrían ser obra de arquitectos andaluces y realizadas a finales del siglo XI con condicionantes del estilo mozárabe y lombardo. En 1943, José Gudiol Ricart y Juan Antonio Gaya Nuño matizaron la teoría de Gómez Moreno y negaron el carácter lombardo para encuadrarlas en el primer románico aragonés. No obstante, admitían las influencias mozárabes.
Íñiguez, cuando estaba estudiando el monasterio de Leyre en Navarra, aportó un nuevo elemento en la investigación: la clara influencia musulmana del grupo y, sobre todo, la relación directa de las torres-campanario con el minarete de la mezquita de El-Omaria en Bosra (Siria). La raíz mozárabe se impuso en los años posteriores y en 1971, Ángel Canellas y Ángel Sanvicente, se inclinaban por encuadrar este grupo en el protorrománico del siglo XI. Ese mismo año, Íñiguez Almech afirmó que eran obra de colonización entre finales del siglo X y comienzos del XI, con mezcla de arquitecturas de tipo musulmán y carolingia.
El estudio de más envergadura realizado sobre las iglesias serrablesas lo sacó a la luz en 1973 Antonio Durán Gudiol, sacerdote y medievalista catalán. En su libro 'Arte altoaragonés de los siglos X y XI' presenta con gran rigor su teoría mozarabista, analizando iglesia por iglesia y señalando una cronología que transcurre desde mediados del siglo X a mediados del XI. Para él esta comarca estuvo bajo el dominio musulmán que se hacía efectivo desde Huesca, extendiéndose el cristianismo en la zona en ese mismo periodo con la llegada de cristianos oscenses y también aragoneses y navarros.
Todas las hipótesis son respetables, sean etiquetadas estas iglesias como mozárabes, románico-lombardas o simplemente románicas
Años después, en 1989, Durán Gudiol afinó todavía más en la cronología de estas iglesias y en el análisis estructural, reafirmando su carácter mozárabe y añadiendo una tradición visigoda a las primeras iglesias que se levantaron en la zona. Otro estudioso, Jaime Cobreros, concluye que el enigma sobre estas iglesias probablemente no se resolverá nunca, algo que no le desespera “pues cierto misterio e incertidumbre no viene nada mal a las nítidas líneas y dibujados volúmenes de las iglesias de Serrablo”.
Los Amigos del Serrablo insisten en que “todas las hipótesis son respetables, sean etiquetadas estas iglesias como mozárabes, románico-lombardas o simplemente románicas. De cualquier manera, en lo que sí coinciden todos los investigadores es en que estas iglesias conforman un grupo singular, peculiar y único en el mundo del arte; y tanto es así que ya son muchos los estudiosos y amantes del arte que para referirse a estas iglesias lo hacen con la etiqueta de iglesias serrablesas o incluso llegan a hablar del estilo serrablés”.
La agrupación quiere impulsar ahora y junto a los vecinos del barrio de Santiago de Sabiñánigo un homenaje a Rafael Sánchez Ventura. Han solicitado al ayuntamiento que el espacio ajardinado que está frente al hotel La Pardina lleve su nombre. Tres de las 18 iglesias se encuentran abiertas a visitantes de manera habitual: las de San Juan de Busa, San Martín de Ordovés y San Martín de Oliván. El resto permanecen cerradas. Se pueden conocer con un guía gracias a las visitas organizadas por Turismo del Alto Gállego y solicitándolo con antelación además de en función de las restricciones sanitarias vigentes.
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