'La sociedad de la nieve', una película española con un presupuesto de Hollywood, se apoya en el trabajo de dos empresas aragonesas. Las firmas Tecmolde y Shu Digital, ubicadas en la pequeña localidad de Loporzano (Huesca), se han encargado de ambientar la cinta de Juan Antonio Bayona acerca de la peripecia del equipo uruguayo de rugby que sufrió un accidente de avión en Los Andes en 1972. Tras su paso por las salas de cine ya se encuentra en la plataforma Netflix, donde encabeza el ránking de visionados, y ha costado alrededor de 60 millones de euros para convertirse en la más costosa de la historia del audiovisual español.
Para trasladar a la pantalla las penurias de los supervivientes, que debieron alimentarse de los cadáveres de los pasajeros fallecidos para salir adelante, Bayona se ha apoyado en una recreación fiel que ha contado con la experiencia de unos profesionales habituados a lidiar con trabajos de gran envergadura. Parte de la película se rodó en el entorno del glaciar de Las Lágrimas, escenario a más de 4.000 metros de altitud de un milagro que combinó tragedia y espíritu de supervivencia, y el equipo del cineasta catalán también se trasladó a Sierra Nevada. Allí se situó la réplica del fuselaje del avión siniestrado, un Fairchild FH-227D.
Tecmolde empezó a trabajar en el proyecto en noviembre de 2021. Un equipo de trabajo compuesto por diez personas recreó la cabina de pilotaje y el recubrimiento del fuselaje del avión, además de un túnel de nieve de salida del aeroplano, varias rocas y unas rampas de nieve. Un modelado en tres dimensiones que se lleva a cabo a partir de imágenes originales del avión y con las más nuevas tecnologías. Una vez realizados los diseños y con el visto bueno del equipo de producción de ‘La sociedad de la nieve’, se pusieron manos a la obra para entregar los encargos a tiempo.
La escena de las dos avalanchas que sepultan a los protagonistas de la historia, que se encuentran entre lo más espectacular de la película, también tomó forma en Loporzano, responsable de la escenografía y de un túnel que sirvió a los actores como refugio a la hora de reflejar la angustia que aquellas horas infinitas. Tecmolde había trabajado con Bayona en ‘Lo imposible’, con la diferencia de que entonces sus operarios sí se trasladaron al lugar del rodaje para simular los escombros y otros elementos arrasados por el tsunami que sacudió gran parte de la costa del sudeste asiático en 2004.
Una vez fabricados los elementos que se iban a utilizar, estos se trasladaron a Sierra Nevada. El rodaje se desarrolló entre la primavera y el verano de 2022 y el fuselaje del avión, del que se realizaron dos copias más, se ubicó en la Laguna de las Yeguas, a 2.891 metros sobre el nivel del mar. Pesaba siete toneladas y medía 14 metros, lo que obligó a separarlo en dos partes para transportarlo hasta allí en camiones pluma 4x4 y a arrastrarlo in situ por máquinas pisapistas. La confianza de Bayona en ambas firmas, que trabajan de manera conjunta, es total: contó con ellas para ‘El orfanato’ (2007), ‘Lo imposible’ (2012) y ‘Un monstruo viene a verme’ (2016).
El artista y empresario Julio Luzán puso Tecmolde en marcha en 1985. Más allá de los encargos para cine y televisión -de su fábrica de ideas han surgido decorados y objetos empleados en series de televisión como ‘Juego de Tronos’.- ha tenido un marcado carácter solidario. En 2020, desde el día uno de la pandemia, se produjeron en Loporzano cientos de miles de máscaras protectoras. Dos alfileres y una goma del pelo representaron el único ingrediente imprescindible para la confección de las máscaras, realizadas con poliespán y papel de acetato y, por tanto, con un coste de producción bajísimo.
Luzán recibió en los primeros días de la crisis llamadas de médicos y conocidos preocupados por la inevitable carestía de material médico que iba a acarrear la escalada de contagios en ingresos en los hospitales de todo el país. A este genio creador se le encendió la bombilla, como tantas otras veces: las figuras de la calabaza Ruperta, del programa ‘Un, dos, tres… responda otra vez’, o dinosaurios a escala real para Dinópolis, en Teruel, también surgieron de su cerebro privilegiado. Este proyecto cinematográfico cuenta con varias nominaciones para los próximos premios Goya, entre ellas la de mejores efectos especiales, y aspira a competir por el Oscar a mejor film internacional.
Irene Luzán, fundadora de Shu Digital en 2014, descartaba en una entrevista concedida a elDiario.es marcharse de esta pequeña localidad: “No lo hicimos hace años y no vamos a hacerlo ahora. Se vive muy bien en Loporzano. Tenemos todo lo que necesitamos y también es una manera de agradecer el esfuerzo y el apoyo que el pueblo nos ha demostrado durante todos estos años. Hemos puesto a nuestra localidad en el mapa, y hemos demostrado que no hace falta vivir en Madrid para trabajar con la última tecnología digital desde España hacia cualquier otro punto del mundo”.