Dinosaurios en el castillo de Loarre: Huesca se sitúa en la vanguardia de la investigación paleontológica

Miguel Barluenga

22 de agosto de 2022 23:15 h

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Loarre es reconocida a nivel mundial por su castillo románico, que ostenta con orgullo el título del mejor conservado de Europa y recibe a miles de visitantes. Desde hace unos años también lo es como cuna de la investigación de la presencia de dinosaurios en el norte del país hace 68 millones de años. Donde ahora se encuentra la cadena montañosa de los Pirineos habitaron estos grandes reptiles y la provincia de Huesca se ha consolidado como el segundo gran foco en el que seguir los pasos de su presencia en Aragón tras la de Teruel. Un laboratorio paleontológico ha abierto sus puertas en Loarre, como una mezcla imposible entre historia medieval y dinosaurios.

Todo empezó a finales de 2019. Hasta entonces, los hallazgos en la zona se habían limitado a algún hueso aislado. Un día, el paleontólogo José Manuel Gasca, aficionado a las carreras por montaña, se encontraba entrenando por la sierra de Loarre cuando avistó lo que podía ser el indicio de la presencia de huevos de dinosaurio. Un primer hito, casual, que dio paso al descubrimiento y la identificación de más de una veintena de huevos de unos 20 centímetros de diámetro en un estado de conservación óptimo y agrupados, lo que sugería la existencia de varios nidos.

Un equipo internacional de paleontólogos españoles del Grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza y portugueses de la Universidad Nova de Lisboa trabajaron codo con codo. Un análisis preliminar apuntó que los huevos pertenecían a dinosaurios saurópodos titanosaurios, unos herbívoros cuadrúpedos de largas colas y cuellos que podrían alcanzar los 20 metros de longitud. 

Los doctores Miguel Moreno Azanza, paleontólogo oscense afincado en Portugal, y José Manuel Gasca lideraron las excavaciones con la colaboración del Ayuntamiento de Loarre. Miguel Moreno-Azanza señaló que “tras recorrer el mundo entero estudiando huevos de dinosaurio en cinco continentes, resulta que uno de los yacimientos más importantes estaba en la sierra en la que jugaba de pequeño con mis dinosaurios de plástico”.

Octávio Mateus, líder del equipo de investigación de vertebrados de la Universidade Nova de Lisboa, e investigador de huevos de dinosaurio durante más de 30 años, insistió en la importancia del descubrimiento, que comparó con los mundialmente famosos y mucho más antiguos huevos de dinosaurio de Portugal, con más del doble de la edad. En los años 2020 y 2021 se ha dado continuidad a estas labores.

Hasta entonces no se habían hallado huevos de dinosaurios en los Pirineos aragoneses. Este descubrimiento permitió estudiar aspectos de la biología reproductiva de los últimos dinosaurios no avianos de Europa, entre ellos como construían los nidos, o si las hembras se agrupaban para anidar al mismo tiempo. Además de datar las rocas de la sierra de Loarre en torno a unos 68 millones de años atrás.

La localidad de Loarre, en Huesca, cuenta con un nuevo Laboratorio Paleontológico abierto al público. En este centro se exhiben los huevos fósiles de dinosaurios encontrados en 2019 en la Sierra de Loarre, en el yacimiento de Santa Marina, y que fueron excavados durante dos campañas en 2020 y 2021. El Laboratorio, gestionado por el ayuntamiento de la localidad altoaragonesa, funciona como una sala del Museo de Ciencias de la Universidad de Zaragoza.

Diseñado por miembros del campus público aragonés en colaboración con la empresa Paleoymás, en este proyecto también participan la Diputación de Huesca, la comarca de la Hoya de Huesca, y el Gobierno de Aragón, así como el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Unión Europea. Este centro, ubicado en la entrada de Loarre, podrá visitarse de lunes a domingo, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00 horas.

En la comarca de la Ribagorza, limítrofe con Catalunya, se han encontrado asimismo afloramientos con abundantes restos fósiles de vertebrados, correspondientes a los últimos 450.000 años del Cretácico. Los yacimientos de Huesca albergan restos de huesos, cáscaras de huevo y huellas fósiles de dinosaurios. También herbívoros hadrosáuridos, conocidos como dinosaurios pico de pato de tamaño medio como Arenysaurus y Blasisaurus, y al menos otra especie enana.

Estos animales dejaron huellas (llamadas icnitas) que han conservado delicados detalles como la piel de sus pies. También conocemos un gran saurópodo de unos 15 metros. Este dinosaurio, de largo cuello y cola, estaba emparentado con el Abditosaurus descrito en el Pirineo catalán. Se han recuperado dientes aislados de al menos siete especies diferentes y cáscaras de huevo de hasta cuatro. Se descubrió vértebra del cuello de un ave terrestre del tamaño de un avestruz y se han recuperado restos de anfibios y peces y los cráneos de dos especies de cocodrilos, Arenysuchus y Agaresuchus.

En aquel tiempo, el Pirineo era una zona costera a orillas del océano Atlántico, con ríos y pantanos y clima tropical. Son una cordillera joven, de unos 40 millones de años, nacida de la colisión de las placas española y europea, también resultado de 500 millones de años de modelado de paisajes. El macizo está compuesto por rocas milenarias creadas a partir de sedimentos fósiles.