Cuando Aragón comía bacalao ruso: así afecta la guerra a la economía del país

 “El detalle de las compras aragonesas a Rusia viene liderado por las importaciones de filetes de pescado, concretamente bacalao congelado, producto que aglutina el 36,3% del total importado por Aragón en 2021 procedente de aquél país”, es decir, algo más de 8,5 millones de euros dentro de una ‘factura’ total de 23,6, según recoge la “instantánea sectorial” sobre las relaciones comerciales de la comunidad con ese país y con Ucrania incluida en el último número del Boletín Trimestral de Coyuntura que edita el Departamento de Economía de la DGA.

Ese volumen de pescado, a un precio al por mayor de entre 1,5 y tres euros por kilo en función de la zona de procedencia y según las estimaciones de la Seafood, supone entre 2.800 y 5.600 toneladas de bacalao en un año, un volumen que apunta más a la industria de transformación y al comercio al por mayor que al tráfico minorista.

De hecho, los datos que recoge el estudio apuntan a que los principales impactos de la guerra de Ucrania en el tejido productivo y comercial aragonés se concentran en las grandes firmas multinacionales que operan desde la comunidad o a través de su estructura logística más que en la malla propiamente local.

“El impacto directo sobre la economía española y aragonesa de la guerra en Ucrania a través del canal directo del comercio exterior debería ser limitado, dado que los intercambios comerciales entre Rusia y Ucrania con España y Aragón son de un volumen reducido”, indica el informe, que cifra las exportaciones a Rusia, a las que atribuye “un perfil volátil en los años recientes”, en torno al 1% del total para dejar las importaciones en el 0,2%.

“En el caso de Ucrania el volumen de intercambios es aún más reducido, aunque presenta un perfil creciente en los últimos años”, anota, ya que las ventas a ese país “se sitúan en torno a dos décimas del total, en Aragón y España, mientras que las compras procedentes de aquél país suponen una décima del total en el caso de Aragón y cinco décimas en el conjunto de España”.

Cae la actividad de carga del aeropuerto de Zaragoza

Concretamente, en 2021 las exportaciones de Aragón a Rusia sumaron 125,6 millones de euros, de ellos 77,7 en prendas de confección femeninas, 17,5 en electrodomésticos de línea blanca y 5,8 en productos químicos y farmacéuticos, mientras que las importaciones se quedaron en 23,6, un tercio de ellas de bacalao congelado.

En el caso de Ucrania, las ventas desde Aragón alcanzaron los 21 millones, algo más de un tercio de ellos (7,3) en prendas de vestir para mujer, partida a la que siguen por cuantía los automóviles (4,9), los fertilizantes (4,2) y la carne de cerdo (3,5), mientras que las compras sumaron 13,4 en un ranking “liderado de forma abrumadora por la importación de fertilizantes, concretamente urea, apartado que representa el 88%”.

Ese pinchazo de la exportación de ropa femenina a los dos países en guerra, en los que Zara ha ido cerrando sus tiendas, en Rusia por la aplicación de las sanciones y en Ucrania por la situación bélica, está teniendo un impacto notable en la actividad de carga del aeropuerto de Zaragoza, que ha registrado “caídas de entre el 20% y el 25% en tasa anual en las toneladas mensuales transportadas”, reseña el informe, que recoge menores afecciones, por la menor intensidad del tráfico comercial, en los sectores de la automoción, los electrodomésticos y la química.

En la última década, el comercio exterior aragonés con Rusia se ha movido en una horquilla de ventas de 90 a 140 millones de euros anuales y en otra de 10 a 35 de compras. En ese periodo, los datos comerciales con Ucrania son, respectivamente, de 8 a 35 y de 0,8 a 13.

Los riesgos de un sistema productivo globalizado

Otra cosa es que la guerra no vaya a tener impactos intensos desde el punto de vista cualitativo, ya que varios de los principales sectores económicos de la comunidad, como la automoción o el complejo agroalimentario forman parte de engranajes globalizados.

En este sentido, el informe advierte de que “por el lado de las importaciones, las consecuencias de la guerra pueden ser de mucha mayor importancia para la economía española y aragonesa, no tanto por el volumen importado de esos países sino por la dificultad de encontrar suministradores alternativos para determinados productos, así como por el alza generalizada de precios de ciertas materias primas y componentes, lo que puede constituir una amenaza para la competitividad exterior de las manufacturas nacionales”.

“Aunque las cifras agregadas señalan una repercusión muy limitada, hay que destacar que las consecuencias pueden ser muy perjudiciales para determinados sectores o ramas de actividad y para determinadas empresas españolas y aragonesas involucradas en estas relaciones comerciales”, añade. Es el caso de la ganadería, especialmente la del porcino, que a nivel estatal tenía en Ucrania una de sus principales fuentes de abastecimiento de maíz y de pipa de girasol.

El estudio apunta cómo “por el lado de las importaciones, se ven principalmente afectadas las compras aragonesas y españolas de combustibles, fertilizantes, cereales y aceites vegetales, así como minerales y productos industriales”, sectores para los que “el impacto puede ser de mayor importancia en la medida en que existan dificultades para disponer de fuentes de suministro alternativas”.