En Motorland, el cada vez menos flamante circuito de motociclismo de Alcañiz (Teruel), se hacen más ampliaciones de capital para evitar quiebras que carreras de MotoGP: el tanteo es de dieciocho a once, a la espera de que el 12 de septiembre tenga lugar otra edición de unas carreras cuyo resultado económico resulta tan previsible como en las anteriores, una tendencia cuyo propio mantenimiento, de tan consolidado, resulta sorprendente.
El circuito de motociclismo acelera hacia los 70 millones de euros de pérdidas acumuladas desde que su actividad arrancó en 2010, un periodo en el que, entre la inversión inicial con un sobrecoste de 27 millones en la construcción, subvenciones, inyecciones económicas a través del FITE (Fondo de Inversiones de Teruel) y ampliaciones de capital, ha consumido cerca de 200 millones de euros de dinero público, según se desprende de un informe de la Cámara de Cuentas y de la información pública de la empresa.
El efecto del circuito en las cuentas públicas, especialmente en las autonómicas, sería bastante similar al de una trituradora de dinero público, vista la magnitud de los recursos que viene consumiendo y la cuantía de los retornos que esos gastos e inversiones generan.
La clave de ese panorama económico se encuentra en el modelo de negocio en sí, en el que los derechos que la empresa pública paga a la firma publicitaria Dorna para poder organizar las carreras supera con creces a cualquier previsión de ingresos sensata sobre esos eventos. Y eso, obviamente, reabre, como periódicamente ocurre, el debate acerca de la idoneidad de que las instituciones se impliquen en ese tipo de eventos.
Esos derechos vencen este año, algo que sitúa al Gobierno autonómico, que lleva tirando del carro más de una década con un importante coste económico, ante la disyuntiva de mantener el actual modelo, romper con el circo del motor o buscar nuevas fórmulas alternativas para mantener la actividad del circuito.
Menores pérdidas cuanto menor es la actividad
El último en explicarlo ha sido el consejero de Industria, Competitividad y Desarrollo Empresarial del Gobierno de Aragón, Arturo Aliaga, que en su respuesta a una pregunta en la que el diputado de IU Álvaro Sanz se interesaba, en realidad, por saber “con qué fondos pretende afrontar el Gobierno de Aragón la ampliación de capital anunciada en Motorland” vista la “situación presupuestaria de la comunidad autónoma”.
El consejero no aclara esa cuestión, aunque sí señala que “la ampliación de capital se concreta en 8.999.997’44 euros”, que fue formalizada el 2 de marzo, que sitúa el capital de la empresa en 44,53 millones y que su finalidad es que el circuito “atienda los compromisos derivados del contrato que ampara la celebración del Gran Premio de Aragón de Moto GP, suscrito con Dorna”, para el periodo de 2017 a 2021.
En este sentido, resulta llamativo uno de los datos que figuran en la respuesta: las pérdidas de la empresa pasaron de 8,1 millones de euros en 2018 a 6,66 en 2019 para reducirse a 2,28 em 2020, un ejercicio en el que “como consecuencia del contexto generado por la pandemia [de la] COVID-19, el cierre temporal de sus instalaciones, unido a las restricciones de movimientos en otros países, ha provocado un descenso de las ventas de un 74% respecto al mismo periodo de 2019”.
Es decir, que el año de menor actividad del circuito desde su inauguración en 2010, con un desplome espectacular de los ingresos, ha sido con diferencia el de menores pérdidas para la empresa pública, algo que resulta, cuando menos, curioso.
El descuadre se sitúa desde el comienzo de las operaciones en el entorno de los siete millones anuales, con un acumulado de 51,8 hasta 2017 al que se añaden los 17 de los tres últimos ejercicios. Sobre el papel, había sido diseñado para ganar 16.
Los costosos derechos de las carreras lastran el negocio
Doce años después, el Gobierno de Aragón admite, o sigue admitiendo, que las pérdidas anuales del circuito, cuyo origen se encuentra en “los elevados pagos por derechos de organización de grandes eventos deportivos”, son algo “común a este tipo de circuitos de carreras de eventos internacionales”, lo que vuelve a poner sobre la mesa el papel de las administraciones como financiadores de este tipo de actividades.
No obstante, el discurso oficial se mantiene en las mismas coordenadas en las que lleva desde que comenzaron a conocerse los números: “El beneficio de este proyecto hay que buscarlo en su conjunto y no analizando en solitario las cuentas la sociedad Ciudad del Motor de Aragón”, señala el consejero.
“No abundan en Aragón los campeonatos mundiales”, argumenta Aliaga, que cita como efectos beneficiosos del complejo la promoción del territorio entre 300 millones de espectadores, el hecho de que “sus campeonatos congregan en la comarca a más de 100.000 personas, varias veces al año” o los vínculos del Parque Tecnológico TechnoPark y MotorLand con la industria y la tecnología en los sectores de la movilidad y la automoción, aparte de los “al menos 30 millones de euros anuales” que según “los más recientes estudios de impacto económico” se dejan en el territorio “los pilotos, acompañantes, visitantes y público”, parte de ellas como “una entrada de divisas del exterior” que se suma “al dinero circulante local”.
Por último, la consejería cifra con datos de 2019 en 17,1 millones de euros la “facturación agregada anual” de las 16 empresas que operan en Technopark. Ciudad del Motor da empleo en Alcañiz a 66 personas.