Una filial de Atalaya Generacioon, un grupo empresarial zaragozano del sector de las renovables dirigido por el presidente del Clúster de la Energía, Pedro Machín, y por Miguel Ángel Franc, antiguo ejecutivo del Grupo Jorge, proyecta la construcción en Estercuel de la que, de salir adelante, sería la quinta central hidroeléctrica reversible de la cuenca del Ebro.
El proyecto, promovido por Renovables del Gavilán 4, SLU, acaba de recibir el visto bueno del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA), que impone a los promotores una serie de medidas correctoras y paliativas de su impacto al mismo tiempo que les exime de someter la iniciativa al procedimiento estándar de evaluación ambiental.
El Inaga justifica esa exención en tres motivos: el emplazamiento, en unos antiguos terrenos mineros cuya recuperación tras el cierre de las explotaciones no acabó de cuajar, la “ausencia de afecciones significativas sobre zonas ambientalmente sensibles” y “la reducida utilización de recursos naturales, que permite la utilización de un espacio degradado afectado por otras actividades anteriores”.
En la cuenca del Ebro operan en la actualidad cuatro centrales reversibles: la de Estany Gento (440 megawatios de potencia) en la cabecera del Noguera Pallaresa, la de Moralets (210) en la del Noguera Ribagorzana, la de Montnamara (92) en la del Noguera de Cardós, todas ellas en Lleida, y la de Ip (89) en la del Aragón en Huesca, mientras la de Estercuel tendría una potencia instalada de 50.
Duplicar la producción hidroeléctrica del Ebro
Las centrales reversibles tienen una particular forma de operar en la que turbinan en varias ocasiones los mismos caudales al destinar una parte de la energía que generan a bombearlos a depósitos situados en niveles superiores, operación para la que también toman energía de la red.
En el caso de Estercuel, “la idea es que el almacenamiento superior de agua se llene con un bombeo alimentado por excedentes de producción de los parques fotovoltaicos de la zona, y existe la posibilidad de conectarla a la red” para abastecerse, explican fuentes de Atalaya. La alternativa de disponer de su propio parque solar está, al menos de momento, aparcada.
Ese proceso de retroalimentación sitúa a este tipo de centrales entre las de mayor rendimiento de la cuenca, especialmente cuando en ellas se combinan desniveles pronunciados, por altura y pendiente, con disponibilidad amplia de caudales y posibilidad de almacenarlos.
Eso las sitúa, con un impacto ambiental y social netamente inferior al de un embalse, como un elemento estratégico en pleno despliegue de las renovables, con el grueso de la potencia entre la solar y la eólica, y con las centrales nucleares al borde de la obsolescencia, ya que, al mismo tiempo que reducen la necesidad de quemar gas en las centrales térmicas, permiten paliar los desequilibrios que van a generar las fases diarias de caída de producción renovable, por calma en un caso y por oscuridad en el otro, con los picos de demanda, doméstico de la tarde-noche y de calefacción en el invierno.
Ese sistema, que ha sido denominado en algunas ocasiones como “almacenamiento de energía”, por el margen de maniobra que ofrece para la generación el agua acumulada en los embalses del nivel superior, es el único flanco del hidroeléctrico para el que hay previsiones de crecimiento en la cuenca del Ebro.
Concretamente, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé un aumento de la potencia instalada en este tipo de centrales de 3.500 mw en toda España, algo que en la cuenca del Ebro incluye, además del proyecto de Estercuel y otros como los de Zaragoza, el históricamente aplazado de Mequinenza, que incluye un riego de apoyo para olivos y almendros en el Bajo Aragón, y otro entre Ribarroja y La Fatarella.
Estos dos últimos permitirían, junto con las ampliaciones de las centrales de Moralets y Estany Gento que ya se contemplan en el Plan Hidrológico del Ebro, duplicar la producción hidroeléctrica de la cuenca, que ahora supone un 25% de la estatal, precisamente cuando los dos reactores nucleares de Ascó se acercan al final de su vida útil.
Proyectos de Atalaya en Lugo y en Álava
En el caso de Estercuel la instalación utilizaría “en su mayor parte instalaciones asociadas a actuaciones mineras ya abandonadas y restauradas que tras su proceso de restauración, finalizado en 2017, no han alcanzado el grado de desarrollo vegetativo o de uso previsto”.
Con un desnivel máximo de 300 metros entre sus cotas máxima y mínima, dispondría de un almacenamiento de algo más de diez hectáreas de superficie situado a 1.030 metros de altitud para el que obtendría los caudales de una serie de captaciones en acequias, manantiales y lagunas de la zona.
El objetivo operativo de la central reversible es el de “amortiguar las oscilaciones de sobreproducción o de escasez de producción del parque de renovables no gestionable (eólico y fotovoltaico) en relación a la variación de la curva de demanda”.
El complejo, que incluye dos chimeneas de compensación, una de 102 metros y otra de 67, y una conducción de algo más de tres kilómetros para el agua, requiere la construcción de una línea de alta tensión de doce kilómetros de longitud para evacuar su producción de electricidad hacia Aliaga.
Red Eléctrica no ha autorizado todavía esa conexión a la red, algo que condiciona la ejecución del proyecto. “Para operar la central necesitamos esa línea, dispondremos de siete años para ponerla en marcha a partir de que dispongamos de esos permisos”, indican fuentes de Atalaya Generación.
Tres proyectos aparcados en Galicia y Euskadi
Las obras de construcción de la central reversible de Estercuel generarían en torno a medio millar de puestos de trabajo temporales, mientras que su posterior operación requeriría una decena de empleos de carácter más estable.
La empresa aragonesa está trabajando al mismo tiempo en “otros proyectos de central hidroeléctrica reversible” de potencia superior, entre los 200 y los 300 Mw, aunque las fuentes consultadas en Atalaya declinaron especificar su número y ubicación por encontrase en un estado más embrionario que el de Estercuel.
El grupo Atalaya promueve otra central reversible, esta de más de 900 mw de potencia instalada, en Xistral, en Lugo, y otras dos en Vitoria y en Subijana, ambas en Álava, de 1.356 y 1.040 megavatios, respectivamente, que, en caso de pasar del papel al funcionamiento, se situarían como dos de los principales almacenamientos de energía del mundo.
En los tres casos existen plataformas locales de oposición a los proyectos por su elevado impacto ambiental, especialmente en lo que se refiere a los recursos hídricos.
Ahora mismo, los proyectos de esas tres centrales se encuentran “aparcados” ante esa contestación social, admiten desde Atalaya.