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“Terror al despido” en uno de los macromataderos de Binéfar con brote de coronavirus

Aglomeración a la entrada de Litera Meat para la realización de las pruebas de coronavirus, ayer a primera hora.

Óscar Senar Canalís

Zaragoza —

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Las imágenes que ayer impactaron a la sociedad aragonesa, de largas filas y aglomeraciones en la puerta del macromatadero Litera Meat de Binéfar para realizar pruebas de coronavirus entre sus alrededor de 1.600 trabajadores, tras detectarse un brote de coronavirus, son la constatación para CNT de que “se han cumplido las medidas de seguridad tarde y mal”. Así lo expone Fernando Martínez, secretario de acción sindical de CNT Huesca, que anuncia que su central estudia llevar ante la Fiscalía los hechos. Los test de ayer en la factoría, según informa El Periódico de Aragón, se saldaron con casi 180 casos positivos de coronavirus, tras realizar 742 test, que dieron un resultado positivo en el 24%.

El sindicato denuncia que se han producido despidos “de forma sistemática” de trabajadores que se han cogido la baja por coronavirus, lo que ha conducido a que “en una plantilla integrada en gran parte por migrantes, el temor a quedarse sin ingresos ha llevado a que acudieran a sus puestos con síntomas”. Por ello, CNT, uno de los sindicatos con representación entre los trabajadores, ha comunicado los hechos a Inspección de Trabajo y ha preparado un modelo que permita a los empleados plantarse en virtud de la ley de riesgos laborales.

Roberto Núñez, delegado sindical en la planta hasta el 26 de marzo, fecha en la que espiró su contrato, afirma que “ya antes de la crisis no se cumplían las medidas de seguridad e higiene”, cuestión que denunció ante el Ministerio de Trabajo y por la que asegura recibió amenazas de no renovación. “El 17 de marzo me presenté a trabajar y ya había rumores de que un compañero se había contagiado”, por lo que “las pruebas de ayer, que se han vendido como un éxito, deberían haber comenzado mucho antes, y más en una empresa de estas dimensiones, con gran parte de los trabajadores que se desplazan a diario desde Catalunya, donde ya había muchos casos”.

Núñez considera que “se ha puesto en riesgo toda la zona que va de Monzón a Lleida”, por una empresa “que se ha puesto como ejemplo contra la despoblación, cuando el 80% de los contratos son eventuales de gente que se desplaza a diario”.

Sobre las pruebas realizadas ayer a en Litera Meat, propiedad del Grupo Pini, la directora provincial de Sanidad en Huesca, Itziar Ortega, declaró anoche en Aragón Televisión que “jamás podía imaginar que podríamos coordinar a tanta gente en poquísimo tiempo para afrontar un problema que nos parecía grave, complejo y urgente”.

Por su parte, Javier Lambán, presidente del Gobierno de Aragón, ha asegurado hoy que “los dos mataderos de Binéfar centran la atención prioritaria del Departamento de Sanidad y se van a tomar todas las medidas a nuestro alcance para aislar a los contagios. Se procurará mantener la actividad sin ningún tipo de riesgo”. Mañana se llevarán a cabo pruebas en el otro matadero afectado, Fibrín.

“No se guardaban las distancias”

Gregory Orosco es uno de los trabajadores despedidos en los últimos días. Como parte del departamento de Calidad, se encargaba desde el inicio de la alerta sanitaria de repartir mascarillas y tomar la temperatura a los trabajadores a su entrada a la factoría, a las 05:00. “Hacíamos lo que podíamos, pero tanto afuera como dentro se producían aglomeraciones de personas; en la zona de paso al despiece y en el comedor se ha juntado la gente sin guardar las distancias de seguridad. Se colocaron marcas en las mesas del comedor para evitarlo, pero no se respetaron, así que al final se optó por pedir sillas al Ayuntamiento y colocar solo dos por mesa”. Según este exempleado, “tampoco se guardaban las distancias en los autobuses, porque no había nadie de seguridad para vigilar”. Desde CNT consideran que la empresa debería haber bajado las ratios de los turnos para evitar estas situaciones de hacinamiento, así como haber contratado más autobuses (se crearon nuevas rutas el 25 de marzo, con ocho vehículos).

Orosco cuenta también que “la mascarilla que se daba a la entrada era para todo el día, de manera que cuando se manchaba de sangre, los compañeros la tiraban y continuaban sin ella porque no tenían recambio. Al que pillaban sin mascarilla, a la calle”. A finales de marzo empezaron a producirse huecos en la cadena, “y la gente se inquietó; estaba claro que el virus circulaba por la empresa, y más cuando aislaron las oficinas del resto de la planta”, relata el hasta hace poco empleado, que asegura que, mientras, “se seguía reclutando gente para sustituir a los que faltaban”.

Orosco finalmente cayó enfermo, así como buena parte de su familia, de la cual dos miembros más trabajan en Litera Meat. Su regreso al trabajo fue fugaz: el mismo día de su reincorporación tras el alta fue despedido. Este es, para él, un aspecto clave: “El terror al despido ha hecho que la gente contaminada haya seguido yendo a trabajar, con el riesgo para la salud de los trabajadores, pero también de todas las localidades desde las que van y vienen”.

Litera Meat publicó el pasado 17 de marzo un comunicado en su página web en el que aseguraba que “se ha diseñado un riguroso procedimiento de seguridad con medidas inmediatas y de obligado cumplimiento en el interior de las instalaciones”, “que diariamente son verificadas por el Departamento de Calidad, Seguridad Alimentaria y Medio Ambiente para reforzar la protección de todo el equipo humano” de la empresa. El 28 de marzo, la firma donaba 2.000 mascarillas y 1.000 guantes al Ayuntamiento de Binéfar.

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