El 18 de septiembre, el piloto italiano Enea Bastianini se alzaba con la victoria de Moto GP del Gran Premio Aragón, celebrado en el circuito de Motorland, en Alcañiz. Durante ese fin de semana, se estima que pasaron por la pista de carreras y la capital del Bajo Aragón turolense alrededor de 80.000 personas. Un éxito de público que benefició durante esos días a la ciudad y su entorno. Diez días después, las Cortes de Aragón debatieron un informe de la Cámara de Cuentas en el que se constató de nuevo una realidad bien distinta: el proyecto de Motorland es un pozo sin fondo de dinero público, que acumula pérdidas millonarias año tras año, que deja un beneficio dudoso en relación con el coste que genera a las arcas públicas y que sin el apoyo ciego del Gobierno de Aragón, haría años que la sociedad “estaría disuelta”.
Los datos que aportaron los responsables de la Cámara de Cuentas son incontestables. Desde su constitución, hace más de doce años, hasta el ejercicio 2020, Motorland ha recibido subvenciones y otras aportaciones públicas por un importe de 236 millones de euros. Se han realizado 18 ampliaciones de capital, en la mayoría de los casos para compensar las pérdidas acumuladas y evitar la disolución y cada año se van acumulando pérdidas. Esto, en palabras del presidente de la Cámara de Cuentas, Alfonso Peña, provoca una “incertidumbre significativa” que “puede generar dudas sobre su capacidad para seguir realizando sus actividades”. De los 236 millones de euros de dinero público (40 veces más de lo que se dedica en un año a inversiones en carreteras en toda la comunidad autónoma) se da la circunstancia que 153 provienen del Fondo de Inversiones para Teruel (FITE), un programa destinado a proyectos en toda la provincia para paliar su abandono histórico y contribuir a iniciativas en todo el territorio. Sin embargo, Motorland sigue asumiendo gran parte de ese capital público sin que el retorno esté demostrado rigurosamente. Si bien los mayores defensores del proyecto continúan aludiendo a informes en los que quedan claros estos beneficios, la propia auditoría de la Cámara de Cuentas los pone en duda en sus conclusiones: ni está ratificada con datos su influencia en la evolución turística, ni en los datos de paro ni en un aumento de habitantes en la comarca.
Motorland es un proyecto estratégico de la comunidad autónoma surgida a partir del empeño del expresidente del PAR, José Ángel Biel, en los tiempos de bonanza económica a principios del siglo XXI. El Gobierno PSOE-PAR llevó adelante la creación de este megaproyecto que pretendía recuperar la histórica afición del Bajo Aragón por el motor y que en torno al circuito para actos masivos se fuera constituyendo un polo de investigación en torno a la automoción que, 15 años después, apenas tiene relieve. Todos los gobiernos posteriores, incluido el cuatripartito actual, han defendido sin ambages la continuidad de los grandes premios en Motorland, a pesar de su ruinoso impacto, y es escasa la oposición política, a excepción de las objeciones de IU. Con un capital mayoritario del Gobierno de Aragón y un 4% de la Diputación de Teruel y otro del Ayuntamiento de Alcañiz tras haber renunciado a participar en varias ampliaciones de capital, desde el primer año ha ido sumando un déficit que nunca se ha enjuagado y que en parte es lastrado por el contrato mantenido con Dorna, la comercializadora de los grandes premios, con la que se ha revalidado la continuidad de los grandes premios hasta 2026. El contrato, 8 millones de euros anuales a cargo de las arcas públicas. Y mientras, se siguen acumulando las pérdidas, en 2021 un 55% más que el año anterior.
La Cámara de Cuentas en su comparecencia en las Cortes fue muy clara a la hora de pedir a los grupos parlamentarios que sean ellos quienes valoren la oportunidad del proyecto. Se tiene que diversificar la actividad y complementarla con propuestas como las que se tenían cuando se concibió la idea y que permitan generar ingresos. Solo así se podrá garantizar la supervivencia de un circuito sin que tenga que ser una carga tan grande en las maltrechas cuentas públicas de una comunidad autónoma con demasiadas necesidades que asumir como para cargar con una dificultad añadida como la de Motorland. La inclusión del circuito en el Perte de Volkswagen y Seat, es una de esas opciones, pero deben añadirse más para contrarrestar la obligatoriedad de que cada año el Gobierno de Aragón asuma esas pérdidas.
Aunque el calendario de pruebas en el circuito llega prácticamente a todos los meses del año, lo cierto es que el fin de semana estrella es el de Moto GP. Un fin de semana que pone en el mapa a Alcañiz, pero que ha costado a los aragoneses más de 200 millones de euros.
La situación de Motorland, que también ha tenido que asumir recientemente el relevo del gerente tras haber hecho a espaldas del consejo reformas en su despacho y haber pagado dos masters a cargo de la empresa pública, no es excepcional. La proliferación de circuitos de velocidad por todo el mundo en la época de vacas gordas fue abundante. Años después, una veintena de infraestructuras como Motorland en Europa acumula pérdidas millonarias con la misma intensidad que se quema rueda en el costoso asfalto del circuito alcañizano.