El sector del porcino ya acapara más de un tercio de la renta agraria aragonesa y casi el 60 % de la producción ganadera de la comunidad tras haber duplicado con creces su participación tanto en la cabaña estatal (del 11 % en 1983 al 25 % hoy) como en la producción final, que ha pasado en ese periodo del 14,6 % al 34 %; es decir, que en 35 años la comunidad ha pasado de criar uno de cada siete cerdos españoles a uno de cada tres.
El director general de Alimentación y Fomento Agroalimentario, Enrique Novales, cifró el peso del porcino en un 59,4 % de la producción ganadera de la comunidad y un 34 % de la renta agraria final, lo que supone 1.286 millones de euros de un total de 2.164,9 en el primer caso y de 596,3 de 1.754 en el segundo en 2016, según datos del Iaest (Instituto Aragonés de Estadística).
Novales, que compareció ante la Comisión de Desarrollo Rural de las Cortes a propuesta del consejero del ramo, Joaquín Olona, para hacer una radiografía del sector en la comunidad tras el polémico programa de ‘Salvados’ sobre la crianza industrial del cerdo, sostiene que “el sector porcino está tirando de la economía y ayudando a fijar población en el mundo rural” y que resulta “determinante para el desarrollo económico de Aragón”.
No obstante, admitió que “tenemos que ajustar algunos aspectos para mejorarlo” y aludió a la “necesidad de regular su crecimiento en algunas zonas para evitar deterioros ambientales”.
“Claro que preocupan los purines”
El crecimiento de la cabaña y las granjas de cerdos en Aragón, que encadena cinco años con una media de 6.000 cabezas semanales, ha comenzado a activar alarmas por sus efectos contaminantes en el agua, en este caso agravados por el uso de abonos, sulfatos y biocidas en la agricultura y por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la actividad.
“Claro que es un tema que preocupa”, señaló Novales, en referencia a la gestión de los purines y a sus efectos contaminantes en ríos y acuíferos. No obstante, planteó que “hay comarcas en Aragón con muy poca presencia de porcino y aguas muy contaminadas, y algo tendrá que ver la agricultura, ¿no?”.
En este sentido, marcó como uno de los objetivos de la Consejería lograr una “gestión sostenible” del purín como fertilizante con la potenciación de los centros gestores y mayores medidas de control. “Tenemos que tener registradas todas las cubas” que operan en el sector, dijo. Desarrollo Rural está ultimando la redacción del decreto de purines.
Novales calificó el porcino como un sector de “vital importancia en la provincia de Teruel y en zonas de Huesca y Zaragoza”, donde “está fijando población y contribuye a la lucha contra la despoblación”.
1.000 empleos alrededor de 4.500 granjas
Desarrollo Rural cifra en “alrededor de 11.000 puestos de trabajo directos” el impacto laboral del porcino, aunque menos de la mitad de esos empleos (4.500, con un puesto por 4.000 cabezas) se localizan en las granjas. El grueso se reparte entre la agroindustria (2.700) y la construcción y montaje de explotaciones (1.300), a los que se suman 800 en la fabricación y el transporte de pienso, medio millar de veterinarios y empleados vinculados a la sanidad animal y el personal de los mataderos.
Ese volumen de empleo equivale, aunque el grueso corresponde a actividades industriales y de servicios, a la tercera parte del que la EPA (Encuesta de Población Activa asigna al campo aragonés, unas 35.600 personas, más de la mitad de ellas (18.300) asalariadas por solo 17.100 pequeños empresarios y los 200 familiares que ayudan en esas explotaciones.
En Aragón hay censadas 4.500 explotaciones de porcino con 900.000 plazas de cerdas para reproducción y 5,8 millones para cerdos de engorde que dan una producción anual de 13 millones (un ciclo cada cinco meses) de cabezas de las que salen 1.500 toneladas de carne.
“No es comparable con el tema de la vivienda”
El “desarrollo de una ganadería industrializada permite producir carne a precios asequibles”, de la que el 50 % se exporta, principalmente a países del sudeste asiático como China, Hong Kong y Corea y también a otros europeos como Georgia y Francia.
Los primeros países obtienen con las importaciones carne a un precio asequible, mientras que en “en Europa se está produciendo un fenómeno, ya que están reduciendo su cabaña y nosotros les estamos suministrando porque somos más competitivos”, explicó.
Novales, que anunció que las distancias mínimas entre granjas van a aumentar por motivos de prevención sanitaria, destacó la reducción del consumo de antibióticos en el sector (“hace año y medio España consumía más colistina que el resto de la UE, y hoy se ha reducido un 80 %”) y mostró su confianza en que los sacrificios en mataderos de la comunidad, que hoy no alcanzan el 50 %, lleguen al 100 % en menos de tres años.
Por último, el director general de Alimentación y Fomento Agroalimentario rechazó que el sector porcino esté atravesando un periodo de burbuja. “No es comparable con el tema de la vivienda. Es un sector sustentado fundamentalmente en las exportaciones y en países que realmente necesitan esta carne, una carne barata con proteína barata. Está tirando el sudeste asiático, pero también Europa”.