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Cuando dejar de usar productos químicos en la tierra y los árboles dispara los ingresos del agricultor

Eduardo Bayona

Zaragoza —
28 de febrero de 2021 21:21 h

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“El ensayo tiene el objetivo principal de paliar los costes de la conversión de la agricultura convencional a la ecológica”, explica José Ángel Pérez, uno de los responsables de Agro Cultívate, una empresa de técnicos agrícolas que lleva varios años trabajando con la estación experimental del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) de Aula Dei, con la que han desarrollado un ensayo según el cual el cambio del manejo convencional del suelo, con abonos y plaguicidas químicos, al orgánico, en el que no se utilizan, puede llegar a disparar hasta en un 59% los ingresos de las explotaciones de almendros.

Ese aumento de precios de venta viene de la posibilidad de comercializar los frutos, en este caso las almendras, como productos ecológicos pese a que el rendimiento de los árboles se reduce.

El ensayo se realizó sobre parcelas de este cultivo en la localidad turolense de Albalate del Arzobispo, “pero sirve para cualquier cultivo leñoso, desde olivos a manzanos pasando por avellanos o melocotoneros, y para todo el territorio de Aragón. Las bases de cultivo y de manejo del suelo son extrapolables”, señala Pérez.

En Aragón se cultivan en la actualidad alrededor de 70.000 hectáreas de almendro, distribuidas entre las 30.000 de Zaragoza, las 25.000 de Teruel y las 15.000 de Huesca, y unas 40.000 de olivo, la mitad de ellas en las comarcas turolenses.

“Mejores ingresos y mejores beneficios”

Esos resultados abren, especialmente en las zonas de predominio de los secanos como la margen derecha del Ebro y amplias zonas de Huesca y de Teruel, nuevos horizontes para un sector agrario en plena reconversión entre las nuevas políticas comunitarias hacia la mayor sostenibilidad, los procesos simultáneos de industrialización y de concentración de la propiedad y los interrogantes que, como en el resto de los sectores económicos, abre la pandemia del coronavirus.

El ensayo, realizado dentro del programa de transferencia de recursos agrarios del Gobierno de Aragón, se centra en tres ejes: la producción, el comportamiento de las plagas y los aspectos ambientales.

Con “respecto a las plagas no ha habido diferencias entre tratamientos”, tampoco con “la aplicación de microorganismos” en los suelos sobre los que se levantan los almendros, indican las conclusiones, que en cambio recogen cómo el manejo orgánico “llevó a un mayor contenido de fracciones lábiles de carbón” y de fósforo en estos al mismo tiempo que generaba en la cubierta vegetal “una mayor biomasa de microorganismos” y “una mayor actividad de los mismos”. El convencional favorece la conservación del agua en la tierra.

Por el contrario, la producción resultaba ser menor con los tratamientos orgánicos, aunque eso se veía “compensado con unos mayores precios, resultando unos mejores ingresos y unos mejores beneficios del cultivo orgánico”, añade el estudio. “La producción de almendro con tratamientos orgánicos ha logrado una cifra de ingresos un 59% superior a la del mismo producto en convencional”, señala Agro Cultívate en un comunicado.

Las ventajas ambientales del cultivo orgánico

“Cae la producción, pero hay una ventaja en el precio que se puede obtener por la almendra y también en la conservación de los suelos, que es algo que con el tiempo, en cuatro o cinco años, se traduce en una reducción de los costes y una mejora de los rendimientos”, anota Pérez.

David Andreu, secretario general de Uaga en Teruel, valora los resultados del estudio con una mezcla de optimismo y cautela. “Soy un defensor a ultranza de la agricultura ecológica, aunque discrepo de los ingresos. Es una buena noticia, pero hay que hacer muchas pruebas antes de aplicarla”, indica, mientras recuerda los escasos resultados que han dado en los últimos años los intentos de cultivar en secanos sin laboreo en zonas como el Bajo Aragón.

Los precios de la almendra ecológica en la última campaña han estado cerca de triplicar los de la de producción convencional, con una relación de ocho euros el kilo por tres. “En la producción ecológica la producción se reduce, pero los precios son más elevados y los ingresos aumentan, eso es así, pero esos elevados precios pueden responder a una situación coyuntural”, apunta, mientras anota que, en todo caso, “el uso de la cubierta vegetal ofrece beneficios ambientales con seguridad”.

El estudio de Agro Cultívate y el CSIC llega, en cualquier caso, mientras el principal proyecto de las administraciones para transformar la agricultura de la margen derecha del Ebro y de Teruel, el riego de apoyo para 30.000 hectáreas de almendro y olivo con el salto reversible del embalse de Mequinensa, sigue esperando turno para entrar en las prioridades del Ministerio de Transición Ecológica a partir de 2028.