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Otra señal de alarma: Aragón pierde competitividad y dinamismo empresarial

Las señales de alarma sobre el futuro próximo de la economía aragonesa comienzan a amontonarse. La última ha sido emitida por el Consejo General de Economistas (CGE), que ha detectado una pérdida de competitividad de la comunidad, tal y como recoge en su último “Informe sobre la Competitividad Regional en España 2020”.

El estudio, el cuarto de la serie y que el consejo elabora con un método de análisis que pondera hasta 53 indicadores de distintos tipos, sitúa a Aragón en la sexta posición del país en cuanto a competitividad con una calificación de 9,35 puntos, aunque eso no enmascara otras conclusiones como el hecho de ser, con Asturias y Baleares, uno de los tres únicos territorios del Estado que perdieron posiciones o el de haberse visto superado por sus vecinos del cuadrante noreste.

La Rioja (9,64) cerró el año previo a la pandemia con un ‘sorpasso’ a Aragón que comienza a acercarle a Catalunya (10,51), comunidad que le saca más de un punto a la aragonesa. Las tres se encuentran un escalón por debajo de las más pujantes, un grupo que cierra un Euskadi (12,43) del que mantiene distancia Navarra (13,04); en todos los casos, claramente por detrás de Madrid (14,74).

“El triángulo competitivo pierde fuerza por el vértice más oriental (Cataluña), fortaleciéndose en el interior el papel de Navarra y La Rioja, debilitándose el de Aragón”, señala el documento, que sitúa a este territorio en el bloque medio-bajo del país con Castilla y León, Galicia, Cantabria y la Comunitat Valenciana.

El batacazo de cuatro años de la anterior crisis llega en nueve meses ahora

Las conclusiones del CGE son prácticamente simultáneas con otras de Funcas (Fundación de las Cajas de Ahorro) que sitúan a Aragón en el grupo de las comunidades en las que los efectos de la crisis derivada de la covid-19 van a encontrarse en el entorno de las medias estatales, con un desplome del PIB del 8,2% este año para recuperar un 4,2% el próximo mientras la tasa de paro repunta por encima del 12%.

Ese dato, de lectura positiva en términos relativos, tiene otra muy distinta en absolutos: ese 8,2% de caída de la actividad se acerca al registrado en todo el periodo 2008-2012, cuando la economía aragonesa perdió algo más de nueve puntos y se dejó casi 3.200 de volumen de negocio, ya que, aunque con una magnitud porcentualmente inferior, el retroceso rondaría los 3.150 en solo nueve meses.

Funcas destaca que pese a ser la comunidad en la que “mayor gravedad ha tenido la segunda ola de la pandemia” tras Navarra, Aragón presenta “una cierta ventaja estructural frente a esta crisis porque los sectores poco afectados –servicios de las administraciones públicas, sector primario e industria alimentaria- tienen un peso mayor que la media nacional”. Y paralelamente, añade, “el peso de los servicios más afectados es sensiblemente inferior a la media”.

Un inquietante diagnóstico previo al impacto de la pandemia

En el caso de Aragón, el retroceso en la clasificación en cuanto a su dinamismo como espacio productivo que diagnostica el CGE, comercial y de negocios va acompañado de otro dato inquietante: en un ejercicio, el de 2019, en el que nueve comunidades mejoraron por encima de la media estatal y otras tres prosperaron aunque en menor medida, Aragón y Asturias fueron las únicas en las que se produjo un descenso.

Esos retrocesos se producían en vísperas del año I de la pandemia, cuyo impacto en la estructura económica aragonesa califica como “elevado” el Consejo General de Economistas. Esa valoración, que comparte con La Rioja, Madrid, la Comunitat Valenciana, Castilla y León y Asturias, es el inmediatamente inferior al “severo” que están sufriendo los dos archipiélagos por su dependencia del turismo y, también, Catalunya, Euskadi y Navarra.

Las “principales evidencias” que detectan los expertos del CGE en la evolución que presentó la economía aragonesa en el ejercicio previo a la pandemia destacan como los ejes que “más se deterioran” los referentes al “entorno institucional” y a la “eficiencia empresarial”, mientras “el único” que mejora es el del mercado de trabajo.

Paralelamente, sitúa como “las variables que contribuyen más positivamente” al dinamismo de la comunidad las tasas de paro y de temporalidad y, también, el apartado de los “investigadores y empresas con medios sociales”, mientras tiran hacia abajo otros como la variación real del PIB, el volumen de adultos que siguen acciones de formación y los que miden la “desigualdad, déficit público y esfuerzo fiscal”, el “dinamismo empresarial, productividad y costes laborales unitarios”, el que afecta a las patentes y el referido a la “población con problemas de contaminación”.

Los efectos de la covid en Aragón

Las conclusiones del estudio del CGE llegan después de que otras instituciones hayan ido lanzando distintas advertencias sobre las turbulencias que se ciernen sobre los sistemas productivo y comercial de la comunidad.

El primero fue el Banco de España, que ya en junio llamaba la atención sobre los riesgos que la pandemia suponía para un territorio en el que una parte importante de la actividad lleva tiempo orientándose hacia tres de los ramos más afectados por las restricciones de la movilidad, como son el turismo, la logística y la automoción.

Y no parece que los tiros del ‘plan b’ vayan a ir por la innovación vista la escasez con la que el I+D sobrevive en las empresas y las instituciones aragonesas, según revelan los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), que se suman a otros como los que alertan de que la pobreza es más intensa ahora que en la anterior crisis o los que registran niveles de récord de endeudamiento en las instituciones.