El Turismo Activo, motor económico de la provincia de Huesca, pide ser reconocido como actividad industrial en Aragón
El Observatorio de la Montaña de Aragón (OMA) y la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón (TDA), han llevado a cabo, con el respaldo del gobierno de la comunidad, el primer estudio integral para medir el impacto económico y social del turismo activo en Aragón. El informe “Estudio del impacto económico y social de la actividad empresarial del turismo activo en Aragón” es pionero en España y “ha puesto datos a lo que siempre habíamos sospechado”, explica Eduard Jubert, uno de los coordinadores de este trabajo que explica cómo hasta ahora todo parecía indicar que eran “un sector importante”, pero desconocían “el alto nivel que ha demostrado el estudio”.
El turismo activo supone un volumen anual de negocio que supera los 140 millones de euros en Aragón, y aporta 65 millones de euros en gastos directos a la comunidad, de los cuales 63 millones se quedan en las zonas donde se realizan las actividades. A nivel nacional, Aragón, con 624 empresas registradas, es la tercera comunidad con más empresas de turismo activo, solo por detrás de Canarias (795) y Andalucía (714) y supone el 12,5% del sector nacional.
Una de las peculiaridades de este sector empresarial es que se aglutina en la provincia de Huesca, el 80% del total de las empresas se ubican en las comarcas de Hoya de Huesca, Ribagorza, Somontano de Barbastro, Sobrarbe, Jacetania y Alto Gállego. Se asientan en zonas principalmente rurales y generan más de 4.800 puestos de trabajo; de ellos, el 74% son trabajadores residentes locales o que se instalan de manera temporal en estas zonas, “lo que facilita un conocimiento más profundo del entorno, favorece la calidad en la prestación de servicios y contribuye a dinamizar la economía local” apunta el informe.
Con estos datos, Inés Dewulf, presidenta de la Asociación de Empresas de Deportes de Aventura de Aragón espera que este sea “el primer paso para que el turismo activo sea reconocido como un sector estratégico y pase a ser considerado un sector productivo con pleno derecho y no como un sector recreativo”.
Piden ser considerados actividad industrial para tener voz
Los datos que arroja este informe avalan al sector del turismo activo en su reclamación a la autoridad competente, en este caso Turismo del Gobierno de Aragón, para ser reconocidos como actividad industrial. “Si nos reconocen no solo seremos una voz presente en la toma de decisiones que nos competen, también tendremos voto”, explica desde la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón (TDA).
Uno de los escenarios en los que el sector tendría capacidad de decisión sería en el uso del agua en Aragón. “En los organismos de cuenca estamos reconocidos como actividad recreativa, pero sin voto, sin embargo, si se nos reconoce como actividad industrial sí que tendríamos capacidad de decidir y estaríamos al mismo nivel que regantes e hidroeléctricas a la hora de tomar decisiones que nos afectan de manera directa”, añade Eduard Jubert, que agradece que hasta la fecha haya habido buena fe entre los diferentes actores, especialmente en el caso de las hidroeléctricas, pero que considera urgente acabar con la incertidumbre que esta situación genera en el sector del turismo activo, además de la indefensión ante la que se encuentran como usuarios del agua en sus actividades: “Cuando pasa algo, no tenemos dónde pedir responsabilidades”.
En este sentido la TDA confirma que hay varias reuniones concertadas para presentar el estudio que se acaba de hacer público, y que esperan que “con los datos en la mano”, se inicie una negociación para que se reconozca “el valor económico y social” que aportan las actividades recreativas.
La fragilidad del sector: muchos autónomos, estacionalidad y falta de relevo generacional
El turismo activo refleja también en este informe su fragilidad. “Es un sector que necesita evolucionar y consolidarse como impulsor de la economía rural y turística para Aragón”, apunta Inés Dewulf. Las características del sector inclinan la balanza hacia una mayoría de trabajadores por cuenta propia, la edad media elevada de los directivos de las empresas con trabajadores y la estacionalidad de modelo de negocio, tres factores que hacen que el sector sea frágil.
El tejido empresarial del turismo activo en Aragón está formado por un grupo de empresas consolidadas y con experiencia que parten de una tradición en las actividades de montaña. 203 empresas tienen más de 10 años y suponen el 33% del sector. Sin embargo, el 44% de las empresas (272) están constituidos como autónomos. “La baja rentabilidad del negocio” está detrás de la falta de crecimiento de las iniciativas de turismo activo aragonés, según la opinión del directivo de Kayak Campo, empresa con 15 años de experiencia, afincada en la zona de Graus que da trabajo a 14 personas en temporada alta. Un modelo de negocio que es “inaccesible” para los autónomos “que cuando llevan unos años trabajando se dan cuenta de que como autónomos se salvan, pero el margen de beneficio, que ronda el 2,5% aproximadamente, no da para invertir, crecer, ni tener un equipo de trabajo”, explica el empresario.
La dirección de las empresas está integrada en el 59% por personas de entre 30 y 50 años, un 40% tiene más de 50 años y menos de un 1% tiene menos de 30 años. “Los profesionales de este sector no se deciden a poner en marcha su negocio hasta los 35 años aproximadamente”, apunta Eduard Jubert, que subraya que es importante “mantener a las personas jóvenes que apuestan por vivir en las zonas rurales trabajando en turismo activo” para que recojan el testigo de los que se jubilen, pero “para eso hace falta tomar medidas”, sentencia Jubert. El estudio aprecia la necesidad de preparar una sucesión generacional que integre nuevas visiones y estrategias en el turismo activo.
Con una duración media de 5 meses y 16 días de trabajo por temporada, la estacionalidad es otro de los factores que desestabilizan a este sector. Este dato hace que “cuando los profesionales del sector quieren formar una familia o tener una estabilidad, opten por otro tipo de trabajos”, comenta Jubert. La mitad de los trabajadores, el 50%, trabajan durante temporadas que van de uno a cinco meses, el 18% de los trabajadores están contratados entre seis y nueve meses, mientras que el 12% de los empleados tienen la oportunidad de trabajar durante todo el año, revela el estudio. La exigencia del trabajo y la responsabilidad que conlleva hacen que los profesionales opten por realizar la temporada de invierno o la de verano, “por eso cada vez los guías quieren cobrar más para tener una estabilidad, y es normal, pero es complicado para las empresas”, reconoce el directivo de Kayak Campo. En el caso de los trabajadores autónomos, tienden a compatibilizar temporadas y trabajos para asegurar un beneficio que les permita mantenerse en temporada baja.
Soluciones para fortalecer a un sector en expansión
Como solución al “bajo margen de beneficio del sector”, la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón (TDA) considera que las actividades se deberían de vender más caras, pero reconocen que hay miedo al cambio de modelo porque “si subimos los precios se puede convertir en un producto exclusivo y tenemos miedo de perder el mercado general al que ahora nos dirigimos”. El sector es consciente de que el perfil del usuario ha cambiado, y que actualmente el 25% de las personas que contratan actividades son las familias con niños: “Ahora son las que nos dan de comer, y sabemos que estas actividades ya suponen un fuerte desembolso, subir el precio podría ser perjudicial”.
Una de las soluciones sería volver a un IVA reducido, del 7% o del 10% “que permitiría a los autónomos tener margen para poder reinvertir y a las pequeñas empresas dar estabilidad a las plantillas”, todo sin aumentar los precios. La negociación ya está sobre la mesa a nivel estatal de la mano de la Asociación Nacional de Turismo Activo.
Otra de las medidas para acabar con la fragilidad del sector es la lucha contra el intrusismo. Aunque el 64% de las empresas de turismo activo (400) están censadas en la comunidad, el 31% (194) son empresas extrafronterizas pertenecientes a la Unión Europea que están registradas en otros territorios no nacionales y que cumplen la obligación de comunicar su actividad en la comunidad al Gobierno de Aragón, pero que trabajan con ratios y baremos diferentes a los que se les exigen a las empresas aragonesas. Por ejemplo “en Francia las empresas pagan un IVA simbólico que aumentan su rentabilidad y las hace más competitivas” denuncia el directivo de Kayak Campo. En este sentido desde TDA siguen vigilantes para que haya un control de las autoridades para que las empresas extrafronterizas cumplan la normativa vigente en Aragón, “el decreto más exigente de los que existen ahora en España”, para evitar el intrusismo y la desventaja.
En este sentido, las titulaciones, se han convertido en otro de los escollos con los que se ha topado el sector, “no solo se han encarecido, sino que también han aumentado los tiempos de formación”, mientras el perfil de los usuarios ha cambiado, “el grueso del negocio ya no son aventureros, sino familias con niños y grupos que demandan actividades de baja dificultad” explican desde el Observatorio de la Montaña de Aragón (OMA). Con este nuevo escenario, los trabajadores del sector “no están dispuestos a invertir dos años de su vida y más de 5.000 euros en una formación que no van a amortizar”, asegura el coordinador del estudio Eduard Jubert.
Por otra parte, el 31% de las empresas valoran negativamente (entre un 0 y un 4) las titulaciones que exige la normativa reguladora en relación con el desempeño laboral, lo que sugiere una desconexión entre la formación y las necesidades reales de competencias del sector, que se suma al desacuerdo de los guías y el resto de profesionales implicados.
Desde TDA explican que se está dialogando con la Dirección General del Turismo del Gobierno de Aragón para buscar fórmulas “más flexibles” en cuanto al nivel de formación que el decreto vigente exige para el desempeño de actividades de baja dificultad, y que afecta tanto a los trabajadores como a las empresas. El estudio recuerda que las actividades de baja dificultad suponen el 53% del volumen total de actividades contratadas en Aragón.
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