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Sobre este blog

El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Cuando los conservadores se disfrazan, ¿traición o estrategia?

Ignacio Alastuey

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Sobre este blog

El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

En la continua evolución de los partidos políticos reaccionarios y conservadores y de sus cambios continuos hacia la defensa de la nación y de políticas locales, estos han puesto como base principal de su argumentación implantar una democracia superior a la que muestre el Estado en ese momento, llegando incluso a ponerla en duda y siendo abanderados de los principios que defienden las masas o en su defecto la mayoría social.

En los últimos años, los partidos más conservadores y antidemocráticos se han visto obligados a “ponerse un disfraz democrático” mientras a su vez adoptan unas posturas claras y hostiles (camufladas como movimientos revolucionarios) contra las políticas que ejerce el Estado. Es de esta forma como estos partidos defensores de la plutocracia consiguen introducirse en movimientos populares. Por un lado, buscan afianzar una relación emocional con las personas trabajadoras, reivindicando una lucha y prometiendo una defensa contra las diferentes explotaciones sufridas por las políticas que se ejercen en la actualidad; por otro lado, transforman a su vez en demócratas a defensores de opiniones reaccionarias y conservadoras. En su evolución como partido, en las diferentes fases que han experimentado, han llegado a la conclusión de que la única forma de acabar con la democracia es mediante la propia democracia, y esto es algo que ya han interiorizado.

Su ingreso en los parlamentos solo se conseguirá dejando a un lado, aunque sea de forma momentánea, sus políticas reales y su esencia de partido, creando con una mayoría social (personas trabajadoras) unos intereses y unas necesidades muy próximas a las que demande la sociedad. Solo renegando así de sus principios, podrán en un futuro salvaguardar los privilegios tradicionales que sienten como con el paso del tiempo y de la evolución de la sociedad son cada vez más difíciles de mantener.