El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
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Me acuerdo –como Perec– de que cuando era niño no tenía ninguna duda de que en 2024 los coches llevarían tiempo volando o de que la gente podría pasar las vacaciones en otros planetas. Me acuerdo también de que había realidades que solo iban a existir ya en los libros. No tenía ninguna duda. De lo que hoy no tengo ninguna duda es de que fui un ingenuo.
Los griegos creían que el tiempo era circular. Los monoteísmos introdujeron la idea del tiempo lineal. Es innegable que hemos ido a mejor. Estoy de acuerdo con Javier Gomá cuando dice que este tiempo y esta parte del mundo es el mejor tiempo y el mejor lugar para vivir de toda la historia de la humanidad. Pero a veces parece que esto es una broma y que cualquier tiempo pasado fue… igual.
Las aparentemente asépticas sociedades digitales en las que vivimos están recibiendo últimamente sonados bofetones analógicos. Tuvimos que aislarnos en nuestras casas, como en la Edad Media, con la covid-19. Las guerras, esas prácticas bárbaras que nuestra sofisticación ya no quería contemplar, dominan el presente y escuchamos sus pasos cada vez más cercanos: los gobiernos de Noruega, Suecia y Finlandia están entregando guías de ‘autopreparación’ ante situaciones de crisis. Incluso cuando creemos estar a salvo formulando preguntas al ChatGPT tirados en el sofá lo que en verdad estamos haciendo es secar un río.
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