Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El líder del grupo neonazi 'Deport Them Now' trabajaba como vigilante de seguridad
El catedrático señalado de la UB publicó como suyo un artículo de una investigadora
OPINIÓN | 'La inmigración como excusa para el odio', por María Álvarez
Sobre este blog

El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Un 23 de abril con nosotras

Mujeres en la pasada manifestación del 8-M en Zaragoza.

0

El 23 de abril, Aragón celebra. En cada plaza hay flores, libros, dragones y estandartes. Volvemos a hablar de historia, de identidad, de lo que somos como pueblo. Pero en medio de ese murmullo festivo, yo no dejo de preguntarme: ¿y nosotras? ¿Dónde estamos las mujeres aragonesas en el relato de esta tierra?

Soy aragonesa. Nací y crecí entre la calma seca de los campos de cereal y el ruido del cierzo que, más que viento, es una forma de carácter. Aprendí desde niña que aquí, en esta tierra noble y dura, el esfuerzo no se grita: se demuestra. Que lo importante no es brillar, sino resistir. Y que muchas veces, las que más resistían eran las mujeres. Mi abuela. Mi madre. Mis tías. Mis primas. Las vecinas de mi barrio. Las trabajadoras que madrugaban más que el sol. Las que nunca salieron en la foto.

Hoy quiero escribir por ellas. Y por nosotras. Porque si Aragón es una tierra que ha aprendido a sobrevivir entre extremos –entre la sequía de Monegros y la plenitud de los Pirineos, entre la despoblación y la esperanza–, las mujeres aragonesas hemos sido las que más hemos tenido que resistir. Resistir la invisibilidad, la desigualdad, el peso de la tradición, el silencio. Resistir incluso cuando nos llamaban fuertes como un elogio, como si ser fuertes, muchas veces, no doliera.

Escribo por todas ellas porque los datos, aún hoy, nos interpelan. En Aragón, más de 2.500 mujeres denunciaron violencia de género en 2024 y más de 3.900 llamadas se registraron en el Instituto Aragonés de la Mujer. Los nuevos centros de atención a víctimas de violencia sexual en Zaragoza, Huesca y Teruel han atendido más de 130 casos en apenas unos meses. Y sí, es un avance tener recursos específicos, pero no puedo evitar pensar en las que no acuden. En las que aún callan. En las que temen no ser creídas, o lo que es peor: ser señaladas.

A eso sumemos la brecha salarial, que en nuestra comunidad supera el 24%. O el hecho de que el 73% de los empleos a tiempo parcial en Aragón están ocupados por mujeres. No porque lo elijan, sino porque siguen siendo ellas quienes cuidan: a las hijas e hijos, a las personas mayores, al sistema entero. Y, mientras tanto, a duras penas se sostienen a sí mismas.

Pero además de sostener la vida, también somos motor. En Aragón, el 35% del emprendimiento tiene rostro de mujer. Y aunque todavía tropezamos con techos de cristal y suelos pegajosos, seguimos abriendo caminos. En muchas ocasiones, con recursos escasos, con redes precarias, con jornadas que no caben en ningún reloj. Porque hemos aprendido a inventarnos el futuro cuando nos han negado el presente.

Y no puedo dejar de pensar en todo lo que nos debe aún esta tierra. Nos debe presencia en los relatos, en los cargos y en las decisiones. Nos debe justicia. Nos debe igualdad real. Porque sí, hay planes estratégicos, campañas o leyes, pero seguimos sintiendo que la igualdad avanza en Aragón como el Ebro en sequía: con lentitud, con meandros, con demasiadas piedras en el cauce.

Soy aragonesa. Lo digo con orgullo y con exigencia. Porque no quiero que esta tierra me celebre sólo el 23 de abril. Quiero que me vea. Que me escuche. Que reconozca la historia de las mujeres que la han levantado piedra a piedra, generación tras generación. Quiero un Aragón donde una niña de Escucha, de Caspe o de Binéfar no tenga que demostrar el doble por ser mujer. Donde no tenga miedo de volver sola a casa. Donde pueda ser todo lo que sueñe, sin pedir perdón ni permiso.

Porque si las mujeres paramos, Aragón se detiene. Y si caminamos juntas, esta tierra no sólo resistirá, como siempre ha hecho. Esta vez, también avanzará.

Sobre este blog

El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Etiquetas
He visto un error
stats