El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
Nada es igual que hace un año. Hemos tenido que afrontar un nuevo y muy distinto modelo de vida emocional, social y económico que, sin todavía asimilar, vamos adaptándonos poco a poco por supervivencia.
En estos momentos tan difíciles que estamos viviendo, en que las calles están ocupadas por el COVID y nuestros espacios amables y sororos, donde estábamos acostumbradas a compartir, reflexionar, debatir, buscar estrategias y definir líneas de lucha han sido golpeadas por la pandemia, hemos tenido que reinventarnos, y utilizar otros modelos de espacios, más fríos, más distantes pero que también nos ha mantenido unidas, porque no hay nada ni nadie que ya nos pare.
El 8 de marzo, es un día de reivindicación y lucha ante las distintas situaciones que tenemos que enfrentarnos las mujeres por el mero hecho de serlo dentro de una sociedad patriarcal y enferma donde nos negamos a vivir.
La pandemia ha puesto en evidencia la extrema vulnerabilidad que viven las mujeres, niñas y niños víctimas de violencias machistas que se han visto confinadas en sus domicilios, 24h con su agresor/maltratador, aisladas socialmente sin posibilidad de recibir ayuda e imposibilitadas a acceder a los recursos de denuncia y protección.
Se ha demostrado que la falta de políticas públicas en materia de conciliación ha hecho que las mujeres vivamos situaciones insostenibles, haciendo malabares a costa de larguísimas jornadas repartidas o simultaneadas entre el trabajo, las tareas del hogar y los cuidados de nuestras personas dependientes. Que los trabajos esenciales y precarios mayoritariamente tienen rostro de mujer y que la pobreza estructural que sufrimos, solo se podrá combatir con una igualdad real. Esta crisis ha tensionado las costuras del sistema de cuidados que las mujeres en nuestro país sostienen, evidenciando más que nunca la necesidad de una profunda transformación de la economía.
Las violencias y discriminaciones que sufrimos, no nos pasan por comportarnos de una determinada manera o por no esforzamos lo suficiente, nos pasa por ser mujeres. Ser mujer significa cobrar menos, tener peor acceso a la vivienda, más dificultades para progresar profesionalmente y muchas mas posibilidades de sufrir violencia.
El 8 de marzo, con la fuerza que nos caracteriza vamos a estar apoyando los distintos actos programados desde el movimiento feminista en todo el territorio de Aragón para denunciar una vez más, lo que como mujeres debemos de enfrentarnos diariamente en cualquier esfera de nuestras vidas, a ser la voz de las que ya no pueden gritar y a exigir nuestros derechos porque nuestra lucha no solo es justa y necesaria para nosotras como mujeres. Nuestra lucha va más allá. Es la transformación hacia otro modelo de sociedad sostenible, transversal, corresponsable, justa, igualitaria, digna de ser vivida y que las soluciones que el feminismo pone encima de la mesa son las más eficientes para evitar que esto se repita con las nefastas consecuencias. La anterior crisis se saldó rescatando bancos, esta crisis debe resolverse protegiendo lo común.
Cada vez somos más, más diversas y todas juntas vamos a demostrar que el feminismo es imparable y que seguimos avanzando con más fuerza frente a quienes hacen sus políticas desde la mentira y el desprecio a las mujeres. Nueve años de derechas han demostrado que han trabajado mucho por la desigualdad y las mujeres hemos tenido que hacernos cargo de todos sus recortes y este 8 de marzo vamos a recordarles que el patriarcado tiene los días contados
“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”, Rosa Luxemburgo.
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