El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
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Conocemos la obsesión del señor Azcón por buscar el enfrentamiento y la bronca con el Gobierno de España. En la película 'Cortina de humo' (Barry Levinson, 1997), el presidente de los Estados Unidos organiza una guerra ficticia contra Albania para desviar la atención pública y conseguir ser reelegido. Es una idea simple, que mantiene el guion de los dirigentes populares con Feijóo a la cabeza. La estrategia de convertir los bulos en escándalos pretende eclipsar la verdad. Las buenas noticias pasan desapercibidas y la furia sustituye al diálogo. Tan sencillo como eficaz y tan burdo como falaz. Este es el bucle de las derechas con el que generan tornados en la opinión pública. Claro que, a poco que la ciudadanía asome la cabeza a la realidad, observará un clima de bonanza general que comienza por el bienestar individual. El hecho de reconocer que estamos bien se ha convertido en una provocación llena de incorrección política. Y desear estar mejor es una lógica que siempre nos persigue. Por eso nos cuesta poner en valor la aburrida normalidad de estar a gusto. Nos falta mucho por mejorar, pero no nos podemos permitir el más mínimo retroceso. Ha costado mucho llegar a un salario mínimo digno, a unas pensiones revalorizadas o a un tejido productivo con tanta afiliación a la Seguridad Social como para perderlo en un ataque de tripas inducido por los que quieren devolvernos a los recortes y la precariedad de Rajoy y Aznar.
Los buenos vientos de la economía y el empleo no han llegado por casualidad. Para que España avance hay que saber poner la nave en una posición que sepa recoger todo el impulso de las medidas que va aprobando el Consejo de Ministros. Un día son las becas que llegan a más estudiantes y otro las ayudas para gafas y lentillas de los más jóvenes. Tan pronto aprobamos un plan de ayudas contra los aranceles para apoyar a nuestros agricultores (al que no se ha sumado el PP) como llegamos a acuerdos de inversión con otros mercados impulsando una nueva estrategia que tan rentable le está saliendo a Aragón. Un mes se aprueba la reducción de la jornada laboral, y otro, damos un puñetazo sobre la mesa diciéndole a Israel que basta ya de su comportamiento genocida con Palestina y acordamos un embargo de armas…que tampoco le gusta al PP. La humanidad debería estar por encima de la economía. También en nuestras prioridades egoístas.
Hay días que cuesta seguir la actividad institucional, mientras vemos las fotos de los niños asesinados por Netanyahu. Hay semanas en las que todas las tribunas parlamentarias deberían ser púlpitos de Naciones Unidas que nos hicieran sentir el pálpito de vida que se merecen todos los seres humanos. Hay momentos en los que desearía ordenar a los cascos azules de la ONU entrar en Gaza y que salvaran a mis compatriotas hermanos del planeta que malmueren allí. Ni siquiera el diccionario respeta la tragedia al permitir que exista el verbo malvivir, pero no el contrario.
Seguiremos trabajando por Aragón y sus gentes. Nos esforzaremos por mejorar los servicios públicos, el equilibrio territorial y la justicia social, frente a su deterioro en favor de lo privado con el que nos amenazan unas derechas, conservadoras y extremas, que pintan lo mismo, aunque utilicen brochas diferentes. Lo haremos sin olvidar la defensa de los derechos humanos en cualquier rincón del mundo. Hacerlo desde la movilización ciudadana, pero también desde el palacio que mandó construir Abú Ya’far, nos recuerda que todas y todos somos iguales, aunque unos vivan mejor que otros y algunos mueran antes que los demás.
* Jesús Morales es portavoz de la Ejecutiva del PSOE de Aragón
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