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En defensa de la familia

Las personas tenemos razones muy diferentes para votar a uno u otro partido. Hay quien busca un programa en el que aparezcan sus preocupaciones (el autónomo busca medidas que mejoren su trabajo, los mayores un aumento de la pensión, por poner dos ejemplos típicos). Hay quien vota porque ese partido encarna su visión de la sociedad y de la vida, que ve en él reflejados sus valores. Hay quien vota por fidelidad, por castigo, por tradición familiar… Cada motivo es legítimo y muy personal.

Sin embargo, cuando pienso cuál fue el motivo inicial por el que me fijé en Podemos no es ninguna de los anteriores. Es curioso, pero lo que me gustó fue que hablara de implantar la educación gratuita de los 0 a los 3 años. Por entonces no tenía hija ni pensaba en ello, pero era algo, para mí, novedoso. Había leído algún artículo sobre el tema, en el que se decía que era una herramienta eficaz para reducir la desigualdad. Y en lo peor de la crisis, la desigualdad era un problema grave.

Hoy tengo una niña de año y medio, y después de visitar varios centros, mi mujer y yo hemos decidido que en septiembre entrará en un colegio público de Zaragoza que ha implantado aulas para peques de 2 años. Es un proyecto piloto, que poco a poco se va ampliando. Y me alegro de que así sea.

Cuando tienes un niño o una niña, pronto comienza a hablarse de guarderías. Recalco el término: guarderías. Lugares donde guardar a un menor mientras los padres trabajan. En Alemania se llaman Kindergarten, jardín de infancia. Pero aquí, aunque ahora se intenta renombrar esos espacios, todas las personas nos referimos a las guarderías.

En España tienes un bebé, tienes un tiempo escaso para estar con él y luego vuelta al trabajo. Obviando la necesidad de ampliar y mucho los permisos de maternidad y paternidad, eso implica que hay que dejar al bebé en algún sitio mientras trabajas. Muchas parejas tiran de abuelos y otras de guarderías, la mayoría privadas. En Zaragoza, con 700 mil personas, hay menos de 20 centros públicos.

Donde el Estado falla, donde hace dejación de funciones, entra la empresa privada. Así que dependiendo del centro al que quieras llevar a tu hijo o hija y las horas que necesites, puedes llegar a gastar 400 euros al mes. Una cifra desorbitada solo para que tu bebé esté en un lugar seguro mientras tú trabajas.

Después hay quien se llena la boca hablando de la importancia de la familia y se dicen provida. Pues bien, Podemos defiende a la familia. Yo defiendo a la familia. Hay que defender que una pareja pueda tener un bebé y no deba gastar un dineral en tenerlo “guardado”. Hay que defender que existen suficientes centros públicos para los más pequeños, centros universales y gratuitos, con suficientes recursos y con unos proyectos educativos basados en la evidencia y comunes. Ciudadanos dice que no es de recibo que cada comunidad autónoma pague un impuesto de sucesiones diferente, pero dejamos a la voluntad de quien dirige una guardería la forma de cuidar y educar a nuestros hijos e hijas. ¿Aquí no quieren una España unida?

A veces, cuando saco el tema, hay quien opina que solo deben estar exentos de pagar quienes tengan rentas bajas. Es un enfoque en apariencia lógico, pero que da malos resultados. “Programs for the poor are poor programs”: los programas para pobres son programas pobres. Cito a Roger Senserrich:

“Cuando el acceso a un servicio se limita a personas con pocos recursos, son también más vulnerables. Primero, porque los pobres votan menos, así que son mucho más difíciles de defender. Segundo, porque la restricción de acceso crea un estigma social con su uso, haciéndolo más impopular para los que no pueden apuntarse. Tercero, los pobres tienen menos tiempo y recursos para movilizarse, así que si el servicio es malo es mucho más probable que siga así de manera indefinida.

A todos estos motivos esencialmente políticos es hora de añadirle uno estrictamente práctico: los programas no-universales son menos efectivos. Más en concreto, hay buenos motivos para pensar que un programa de guarderías públicas sólo será realmente efectivo si su cobertura es universal, sin limitaciones de renta“.

Podemos defendía la educación de cero a tres años en sus inicios y lo sigue haciendo ahora. Parece que otros partidos también entienden que hay que universalizar la educación de los más pequeños.

Ojalá lo veamos en los próximos años. Ojalá ninguna familia tenga que recurrir a abuelos o dejarse medio sueldo en guarderías. Ojalá seamos, de verdad, un país que defiende a las familias.

Las personas tenemos razones muy diferentes para votar a uno u otro partido. Hay quien busca un programa en el que aparezcan sus preocupaciones (el autónomo busca medidas que mejoren su trabajo, los mayores un aumento de la pensión, por poner dos ejemplos típicos). Hay quien vota porque ese partido encarna su visión de la sociedad y de la vida, que ve en él reflejados sus valores. Hay quien vota por fidelidad, por castigo, por tradición familiar… Cada motivo es legítimo y muy personal.

Sin embargo, cuando pienso cuál fue el motivo inicial por el que me fijé en Podemos no es ninguna de los anteriores. Es curioso, pero lo que me gustó fue que hablara de implantar la educación gratuita de los 0 a los 3 años. Por entonces no tenía hija ni pensaba en ello, pero era algo, para mí, novedoso. Había leído algún artículo sobre el tema, en el que se decía que era una herramienta eficaz para reducir la desigualdad. Y en lo peor de la crisis, la desigualdad era un problema grave.