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En septiembre de aquel mismo año Fraga funda Alianza Popular, que en 1989 se transformó en Partido Popular, hoy presidido por Mariano Rajoy. Fraga no inventó nada, sino solo se limitó a remachar un hecho que llevaba siglos vigente y bien enhiesto, según el cual la libertad fuera de los cauces de la derechona se transforma en libertinaje y el pueblo que reclama pan, tierra, igualdad y libertad queda relegado a las porquerizas del populacho.
La gente de orden de toda la vida se cree poseedora por derecho de los medios de comunicación, los bancos, los escaños, los protocolos, las calles, los tribunales, las ideas, los lenguajes, las libertades, las modas, los barrios… Para esa gente lo que está ocurriendo es dramático: con lo pulcro y ordenado que ha estado siempre todo, ahora hay gente a su lado que parece tener caspa y parásitos de la falta de urbanidad de toda la vida y del pensamiento libre, mutado en librepensamiento, que a su vez fue quemado por los siglos de los siglos en la hoguera de la blasfemia.
Esta derechona cree estar en posesión del agua y por eso la privatiza en beneficio propio; en posesión del aire y del medio ambiente y por eso le importan un higo la contaminación, el calentamiento global o el posible cambio climático; en posesión del sol y la energía, y por eso prohíbe o grava hasta lo absurdo el aprovechamiento limpio de la energía del sol, del agua y del aire.
Desde 1939 ha cuidado por cualquier medio de la ortodoxia, la acumulación de la riqueza, la privación completa de cualquier derecho y libertad, la aniquilación de cualquier disidencia. Desde 1975 la derechona ha hecho muy a menudo de su capa un sayo, bajo la coartada del bipartidismo, la defensa de la democracia y la lucha contra el terrorismo. Incluso nos cree tan idiotas que defiende que para salvar a España el mejor modelo de Jefatura del Estado es contemplar pasivamente como un hijo sucede a su padre por mor de la sangre y del orden hereditario.
Por esa misma razón, afirma sarcásticamente la independencia del poder judicial o los derechos fundamentales y las libertades públicas de la ciudadanía, o que España es un “Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político” o que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” (art. 1 de la Constitución Española).
La derechona nunca tiene bastante, jamás se da por satisfecha. Entra en la intimidad de las familias para privarlas de vivienda, de trabajo, de becas para que sus hijos estudien, coman o tengan material escolar, de asistencia sanitaria digna, universal y de calidad. Se cuela en sus cocinas y dormitorios, donde abundan las noches de desvelo y angustia. Pero la derechona sanciona, detiene, dicta órdenes de alejamiento si algún miserable perroflauta motorizado se planta en plena vía pública, en las inmediaciones del portal de algún domicilio suyo, denunciando los recortes inhumanos en los derechos y las libertades del pueblo.
La derechona canta con orgullo y pasión su glorioso himno: “¿Dónde está la bolita?”, pues, se ponga como se ponga, está compuesta en buena parte de estafadores y trileros desde Leovigildo y Recaredo, desde la batalla de Clavijo y la Guerra de Independencia contra el francés, desde Isabel y Fernando y el Glorioso Alzamiento Nacional.
En septiembre de aquel mismo año Fraga funda Alianza Popular, que en 1989 se transformó en Partido Popular, hoy presidido por Mariano Rajoy. Fraga no inventó nada, sino solo se limitó a remachar un hecho que llevaba siglos vigente y bien enhiesto, según el cual la libertad fuera de los cauces de la derechona se transforma en libertinaje y el pueblo que reclama pan, tierra, igualdad y libertad queda relegado a las porquerizas del populacho.
La gente de orden de toda la vida se cree poseedora por derecho de los medios de comunicación, los bancos, los escaños, los protocolos, las calles, los tribunales, las ideas, los lenguajes, las libertades, las modas, los barrios… Para esa gente lo que está ocurriendo es dramático: con lo pulcro y ordenado que ha estado siempre todo, ahora hay gente a su lado que parece tener caspa y parásitos de la falta de urbanidad de toda la vida y del pensamiento libre, mutado en librepensamiento, que a su vez fue quemado por los siglos de los siglos en la hoguera de la blasfemia.