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Escuadrón machista

María Galindo

Portavoz del Consejo Ciudadano de Podemos Teruel —

Como las noticias en verano, aún en el de la no-investidura (y las no-vacaciones de sus majestades), incluso en eldiario.es, no tienen mucha chicha vamos a dedicar el artículo de esta semana al nuevo fichaje del Real Madrid.

O no. Mejor hablemos de feminismo, un tema, por desgracia, atemporal, que este verano ha protagonizado hasta las críticas al blockbuster de DC Comics “Escuadrón Suicida”. Película que muchos críticos han definido como machista, aunque esta obra, a diferencia de la mayor parte de títulos “intelectuales” que les veremos alabar en el camino a los Oscars, sí pasa, por los pelos, el Test Bechdel. Test bastante sencillo, aunque muy difícil de aprobar en el panorama cinematográfico actual, que se pasa tan solo incluyendo a dos personajes femeninos que hablen entre ellos de algo que no sea un hombre

Tras ver la película, muchos son los que se han tirado de los pelos al ver la atención que se ha dedicado a Harley Quinn, también conocida como “la novia del Joker”. Criticando que se use un personaje femenino víctima de la violencia machista como protagonista. Si bien es cierto que en la película vemos la parte más sumisa de esta villana, en los cómics que protagoniza termina deshaciéndose de su nefasta pareja.

Pero, por un lado, tal vez sea conveniente revisar cuan sumisa es Harley en comparación con su rival en la pantalla, la Doctora Moon. Es fácil criticar a la loca y dejar que permee la actitud, aparentemente inevitable, de la Doctora. Una está loca, qué más da que sea capaz de dejar a un lado los convencionalismos, de levantarse tras un golpe (tanto emocional como físico), de ser protagonista, activa, valiente. Es mejor modelo el de la joven correcta e indefensa, la que sabes que no va a levantar la voz y que esperará, de manera inerte, que sea su hombre quien le rescate. Lo violento no es Harley, es que solo veamos la violencia del maltrato y no la sumisión estructural.

Por otra parte, es totalmente cierto que el personaje de la Doctora Quinn es prácticamente una revisión en clave de superhéroes de la “Manic Pixie Dream Girl”, la loca atractiva solo obediente a su enamorado que lía a sus víctimas con sus encantos, una revisión posmoderna de la antigua femme fatale hollywoodiense. Pero eso no resta valor a su personaje, ni lo hace más machista que otros. No podemos esperar que todas las mujeres que aparecen en el cine sean perfectas y equilibradas feministas que logran sus objetivos sin ayuda de nadie y se permiten dar lecciones de superioridad moral a las espectadoras. De hecho el feminismo no va de eso y, desde la pantalla, trata de mostrar a las mujeres como seres humanos, y eso sí que es Harley, una persona. Una perturbada, inestable, divertida, mala y sumisa persona. A nadie se le ocurriría cuestionar el papel de los peor parados hombres del film ni objetar que puedan ser usados como modelos para jóvenes varones influenciables, pero sí se toman la libertad de cuestionar la personalidad de Quinn y de sus admiradoras, mucho más permeables a las influencias externas que los hombres, ¿no?.

Es bastante positivo que nos cuestionemos los personajes femeninos que mostramos en pantalla, pero aprovechemos este afán cuestionador para criticar el machismo oculto en el sistema, la verdadera raíz del maltrato. No sólo celebremos linchamientos a figuras de mujeres cuya dominación sea histriónica y no la tímidamente sutil que molesta bastante menos a ojos de los biempensantes.

Como las noticias en verano, aún en el de la no-investidura (y las no-vacaciones de sus majestades), incluso en eldiario.es, no tienen mucha chicha vamos a dedicar el artículo de esta semana al nuevo fichaje del Real Madrid.

O no. Mejor hablemos de feminismo, un tema, por desgracia, atemporal, que este verano ha protagonizado hasta las críticas al blockbuster de DC Comics “Escuadrón Suicida”. Película que muchos críticos han definido como machista, aunque esta obra, a diferencia de la mayor parte de títulos “intelectuales” que les veremos alabar en el camino a los Oscars, sí pasa, por los pelos, el Test Bechdel. Test bastante sencillo, aunque muy difícil de aprobar en el panorama cinematográfico actual, que se pasa tan solo incluyendo a dos personajes femeninos que hablen entre ellos de algo que no sea un hombre