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Tras el nombramiento del director del diario La Razón, don Francisco Marhuenda, con la honrosa distinción de “comisario honorario de la policía”, conviene que, desde dentro, y siempre acatando las decisiones de todo un Ministro del Interior y sin perjuicio de la policía nacional a la que solo debo palabras de agradecimiento, cuestionar una decisión que aunque lícita no es del todo imparcial.
Las comparaciones son odiosas, pero cuando en el año 2010 la Guardia Civil, cuerpo hermano, distinguió al escritor Lorenzo Silva como Guardia Civil Honorario, no pude más que alegrarme por una decisión completamente motivada. Silva, a través de su literatura y dos personajes de ficción que representan los valores y el buen hacer de la Benemérita, acerca la labor impecable de sus agentes a los lectores. Bevilacqua y Chamorro dejaron de ser una ficción literaria para convertirse en una realidad que acompasa el trabajo de un institución de más de 170 años de antigüedad.
Pero la distinción del señor Marhuenda obedece a una decisión personal del Ministro (recordamos en funciones) Jorge Fernández Díaz, acogiéndose al artículo 86.2 de la Ley Orgánica 9/2015 de Régimen de Personal de la Policía Nacional donde establece que (y cito textualmente) “la distinción de miembro honorario de la Policía Nacional podrá otorgarse a aquellas personas que, no habiendo pertenecido al citado Cuerpo, se hubieran distinguido por los merecimientos contraídos en virtud de la labor realizada a favor del mismo”.
Nos recuerda eldiario.es (periódico que ha dado la exclusiva del nombramiento) que don Francisco Marhuenda está imputado desde el año 2014 por publicar en portada las fotos de 33 jueces que habían firmado un manifiesto a favor de la consulta en Cataluña. Y que 22 de esas fotografías procedían del archivo policial del DNI, por lo que están imputados en la causa también varios mandos policiales. Solo por este hecho, y sin añadir más argumentaciones, la distinción del señor Marhuenda es subjetiva, parcial y (lo que es peor) partidista.
El cuerpo nacional de policía es una institución muy valorada, respetable y que ha demostrado su valía en el ejercicio de protección de las libertades y derechos de los ciudadanos. No se merece ni que haya una Virgen con la distinción (pensionada) de la medalla al mérito policial, ni que haya el director de un periódico (me ahorraré calificaciones porque no vienen al caso) que ostente desde hace unas horas el título de “comisario honorario de la policía”.
Y ahora viene mi pregunta: ¿Qué ha hecho en favor de la policía nacional el señor Marhuenda? Seguramente la respuesta sea: lo mismo que hizo la Virgen María del Amor para que le otorgasen la Medalla de Oro al Mérito Policial.
Tras el nombramiento del director del diario La Razón, don Francisco Marhuenda, con la honrosa distinción de “comisario honorario de la policía”, conviene que, desde dentro, y siempre acatando las decisiones de todo un Ministro del Interior y sin perjuicio de la policía nacional a la que solo debo palabras de agradecimiento, cuestionar una decisión que aunque lícita no es del todo imparcial.
Las comparaciones son odiosas, pero cuando en el año 2010 la Guardia Civil, cuerpo hermano, distinguió al escritor Lorenzo Silva como Guardia Civil Honorario, no pude más que alegrarme por una decisión completamente motivada. Silva, a través de su literatura y dos personajes de ficción que representan los valores y el buen hacer de la Benemérita, acerca la labor impecable de sus agentes a los lectores. Bevilacqua y Chamorro dejaron de ser una ficción literaria para convertirse en una realidad que acompasa el trabajo de un institución de más de 170 años de antigüedad.