Grullas, luces, Nike

A falta de ideas, que van y vienen como las grullas, hago fotos casuales al pasar, sin mirar, sin pensar. El mayor lujo es no pensar, y sale carísimo.

En la Plaza del Pilar siempre hay algo, montan o desmontan el Belén, que dura tres o cuatro meses con sus tierras raras; miles de joteras y joteros contra el cáncer de niños por Aspanoa, bailes y carreras, conciertos, casetas, los rezadores del palo, turistas y espías chinos… y las barredoras que un día de estos van a derribar el Pilar como si fuera las murallas de Jericó.

Esta semana montan el espectáculo de luz que va a invadir las plazas y ha cortado el tráfico del puente de Piedra. Al fondo, la cola de gente que va a comprar la cinta de la Virgen con los colores del cachirulo, signo de identidad híbrido que sale con cuentagotas… Gaspar Mairal presentó el jueves su libro sobre la identidad de Aragón, el 4.000 de la IFC. El fervor por comprar la nueva cinta cachirulada merece atención especializada, antropológica, etc.

La segunda foto, rarísima, enseña la torre del Pilar forrada de andamios y miles de grullas que el día de san Valentín a las 14:10, se reagrupaban para partir de viaje. Aragón es muy de grullas por Gallocanta y comarca, estamos siempre en ellas. Ahora los pájaros se anillan con un chip que se conecta a la Estación Espacial Internacional y así el seguimiento es más completo.

La torre del Pilar ha mejorado mucho con el forro de andamios y el sudario: lleva una escalerilla adosada y es una estructura admirable, regular y armoniosa. Viene bien de vez en cuando tapar algo para verlo con ojos nuevos. Además, la torre merece un descanso, un poco de intimidad.

Las grullas armaban un griterío formidable y solo estuvieron unos minutos, quizá esta foto es una microexclusiva alada. 

Si tuviera tiempo me preguntaría ¿Por qué se pusieron a gritar justo sobre el Pilar? ¿Pasa todos los años o es una novedad? ¿Entran las grullas en la identidad del gentío? En todo caso fue bonito, en San Valentín del año 25, que ya casi ha volado también.

La tienda de Nike ha abierto en el Coso con Plaza de España y yo he entrado enseguida a ver qué se siente y a estudiar las botas de fútbol, que son preciosas por todos los lados, esculturas inverosímiles que ya presagian el barro y los goles. Donde hubo un banco y luego otro, que succionó al primero (y ahora quiere succionar a otro), hay algo de vida, humanismo de sueños y tarjetas. Somos lo que compramos. Yo soy yo y lo que compro, etc. Ahora hay un foco de luz y gentío que anima ese hueco con su cuchilla, ahora que pienso la cuchilla de Nike podría ser un anticipo estilizado de la guadaña… al evocar ese destino de momento inevitable la incitaría a comprar con más avidez. 

El trompeteo de las grullas, varillas de luz, colas para comprar cintas, tienda deportiva en el centro… cada tienda es una iglesia...