El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.
Si estarán las cosas revueltas y cambiantes que la higiene de los diputados y la presencia de un bebé en brazos de una madre diputada han sido la comidilla informativa -y opinativa- de la sesión constitutiva del Congreso celebrada este miércoles y no el hecho de que un diputado acusado de cobrar comisiones por facilitar obras e investigado por Anticorrupción, Pedro de la Serna, tome posesión de su escaño, se pase del PP al Grupo Mixto y aquí no ha pasado nada. De los 350 diputados, 218 son nuevos y la media de edad ronda los 47 años. “Lo que ví y lo que olí” decía toda una periodista parlamentaria como Pilar Cernuda, que vivió el golpe militar del 23-F en vivo cuando muchos diputados actuales no habían nacido o eran, sencillamente, bebés en brazos de sus madres no diputadas. “Un poquito de limpieza, eh, porque en el congreso conviven muchas personas juntas, que sí Susana, que sí, que hace falta limpieza” añadía Cernuda ante el estupor de la presentadora Susana Griso.
Si estarán las cosas agitadas y convulsas que la imagen del presidente en funciones, el conservador Mariano Rajoy, mirando estupefacto a un diputado con rastas se han convertido en la imagen simbólica del cambio parlamentario. O la diputada, también conservadora, Celia Villalobos al expresar su inquietud por la relación entre rastas, higiene y piojos. Toda una ex ministra de Sanidad, ex vicepresidenta del Congreso y no sabemos si también ex jugadora de juegos desde su iPad en plena sesión parlamentaria. ¿Se acuerdan del episodio de la pasada legislatura cuando fue pillada con las manos en la masa? No se pierdan la infantil e insultante explicación que acaba de dar al respecto en el espacio que le ha regalado el programa de la mañana de TVE para ello. Todo un insulto a los ciudadanos al relatar que realmente le pillaron los 15 segundos en los que estaba cerrando una aplicación de su nieta tras presidir durante más de ocho horas una larga jornada parlamentaria. Igual la ilustre Villalobos lo desconoce pero hay ciudadanos que saben que para cerrar un app antes tiene que estar abierta y descargada, sobre todo, saben distinguir con responsabilidad y profesionalidad qué usos deben darle, y cuales no, a una tableta pagada con fondos públicos y cedida para facilitar el trabajo. No para que los nietos de los diputados jueguen. Igual la ilustre Villalobos ha aprendido en sus más de 20 años de diputada nacional a no tener vergüenza.
Por estas cosas y por otras mucho más graves, la sociedad española ahora es otra. O estamos en ello. Poveda anda resfriado y dice que cuando no se tiene la voz perfecta se busca la emoción en otras partes del cuerpo. Como cantaba Bowie: ¡ponte los zapatos rojos y a bailar!.
No se de qué se extrañan los diputados, partidos y presidentes conservadores. ¿Aún no han sido capaces de vislumbrar lo que está pasando? ¿Cómo van a gobernarnos aquellos quienes no son capaces de ver la realidad ni las necesidades y sensibilidades de los nuevos tiempos?
Los nuevos partidos Ciudadanos y Podemos han anunciado que renuncian a los coches oficiales del Parlamento, a la tarjeta para taxis de la que disponen todos los parlamentarios y a que el Congreso les abone la conexión a Internet en sus domicilios particulares. Aunque, que se sepa, no han dicho nada de renunciar al iPhone y al iPad, previstos por la Cámara para los 350 diputados. También el PSOE, al menos la diputada que ha sido elegida vicepresidenta como miembro de la Mesa del Congreso, ha anunciado que va a renunciar al coche oficial. Y ya puestos, la alcaldesa de Barcelona está publicando hasta las cajas de bombones que le van regalando.
A veces parece que están haciendo una carrera en pos de la moralidad pública al estilo “y yo más…”, lo que puede resultar bastante penoso. Los gestos son eso, gestos. Renunciar a privilegios económicos, llegar al Congreso en bicicleta, que Ciudadanos y PSOE pacten la presidencia de Congreso en una jugada silenciosa con la que ambos han hablado a gritos … Pero la legislatura es larga y el reglamento y funcionamiento parlamentario, tedioso y poco eficaz para nuestras vidas cotidianas. Las negociaciones, las enmiendas, las miles de preguntas y respuestas y las concesiones entre unos y otros partidos políticos acabarán conformando el menú diario de la vida parlamentaria. Y habrá que estar atentos a esta XI legislatura de nuevos rostros, nuevos partidos, nuevas promesas y muchas y nuevas expectativas. La sociedad española ahora es otra. O estamos en ello.
Tiene que dar un subidón tremendo creerte que vas a cambiar el mundo, que puedes hacerlo, y que miles de ciudadanos te han dado el voto para que lo hagas. Este miércoles, quizás alguno -o muchos- de los 218 nuevos diputados de todos los partidos políticos se sintieron héroes. Héroes por un día, como cantaba Bowie. Y sus fieles e incondicionales, los de Bowie, sabemos que siempre seguirá sonando tan original y rabiosamente actual: “Podemos ser héroes, sólo por un día”.
Si estarán las cosas revueltas y cambiantes que la higiene de los diputados y la presencia de un bebé en brazos de una madre diputada han sido la comidilla informativa -y opinativa- de la sesión constitutiva del Congreso celebrada este miércoles y no el hecho de que un diputado acusado de cobrar comisiones por facilitar obras e investigado por Anticorrupción, Pedro de la Serna, tome posesión de su escaño, se pase del PP al Grupo Mixto y aquí no ha pasado nada. De los 350 diputados, 218 son nuevos y la media de edad ronda los 47 años. “Lo que ví y lo que olí” decía toda una periodista parlamentaria como Pilar Cernuda, que vivió el golpe militar del 23-F en vivo cuando muchos diputados actuales no habían nacido o eran, sencillamente, bebés en brazos de sus madres no diputadas. “Un poquito de limpieza, eh, porque en el congreso conviven muchas personas juntas, que sí Susana, que sí, que hace falta limpieza” añadía Cernuda ante el estupor de la presentadora Susana Griso.
Si estarán las cosas agitadas y convulsas que la imagen del presidente en funciones, el conservador Mariano Rajoy, mirando estupefacto a un diputado con rastas se han convertido en la imagen simbólica del cambio parlamentario. O la diputada, también conservadora, Celia Villalobos al expresar su inquietud por la relación entre rastas, higiene y piojos. Toda una ex ministra de Sanidad, ex vicepresidenta del Congreso y no sabemos si también ex jugadora de juegos desde su iPad en plena sesión parlamentaria. ¿Se acuerdan del episodio de la pasada legislatura cuando fue pillada con las manos en la masa? No se pierdan la infantil e insultante explicación que acaba de dar al respecto en el espacio que le ha regalado el programa de la mañana de TVE para ello. Todo un insulto a los ciudadanos al relatar que realmente le pillaron los 15 segundos en los que estaba cerrando una aplicación de su nieta tras presidir durante más de ocho horas una larga jornada parlamentaria. Igual la ilustre Villalobos lo desconoce pero hay ciudadanos que saben que para cerrar un app antes tiene que estar abierta y descargada, sobre todo, saben distinguir con responsabilidad y profesionalidad qué usos deben darle, y cuales no, a una tableta pagada con fondos públicos y cedida para facilitar el trabajo. No para que los nietos de los diputados jueguen. Igual la ilustre Villalobos ha aprendido en sus más de 20 años de diputada nacional a no tener vergüenza.