La pandemia de los periodicos

El pasado domingo, si no conté mal, en el primer periódico de España solo había un anunciante. Un recuadro en portada y una página completa de un banco eran los únicos ingresos publicitarios de un periódico que imprime 100 páginas entre el diario y suplementos. Por su parte, en el suplemento semanal a color (76 páginas) solo llevaba dos páginas de publicidad. Una ruina. Los periódicos, que padecen desde hace tiempo todo tipo de recortes para intentar imprimir a diario, ahora se encuentran en la UCI dudando sobre si podrán sobrevivir a la pandemia COVID-19.

Tina Brown, que ha cumplido 66 años, desarrolló una de las carreras más brillantes en el periodismo durante las décadas de los 80 y los 90. Brown dirigió nada menos que Vanity Fair y The New Yorker, dos revistas que forman parte de la nobleza de las publicaciones de alto presupuesto. Después de llegar a la cumbre del periodismo, decidió dejar la tinta y el papel para dedicarse al negocio de los eventos con la cumbre “Mujeres en el mundo”, que se realiza en el Lincoln Center de Nueva York.

En febrero, Brown era rotunda a la hora de explicar en el New York Times los cambios que se habían producido en el mundo de la edición de revistas: “Editar ahora se trata de cómo mantener viva la publicación y de pensar cómo la financio. Puedo hacer más en el escenario que con una revista”.

Aunque los eventos presenciales tampoco parece que vayan a tener mucho éxito en el futuro próximo, la ex editora, como los demás, no podía ni imaginar lo que le venía encima a la industria editorial en todo el planeta con la pandemia. Los ingresos publicitarios han descendido al nivel más bajo que se puede imaginar y las ventas, que ya eran magras –El País logró en enero la peor difusión (ventas más suscripciones) de su historia con 91.727 ejemplares–, han caído en picado en los meses de confinamiento.

Como explicaba recientemente el periodista y experto en medios Roy Greensdale en The Guardian, es posible que los editores a la hora de evaluar el estado de sus negocios tras la pandemia, además de intentar recuperar anunciantes, se preguntarán cuánto se puede ahorrar si no se publica el diario en papel. También analizarán si se necesitan costosas oficinas después de que los periódicos se hicieran durante meses “de manera tan efectiva” por periodistas que trabajan en sus casas.

Aunque algunos intentan mezclarlo todo, no es lo mismo la industria de las noticias que el periodismo. Hoy, encontramos la información en nuestros teléfonos, a los pocos segundos de producirse, a través de unos medios cuyo crecimiento del número de lectores está siendo exponencial durante la pandemia. Desafortunadamente, por ahora, pocos medios digitales han sabido capitalizar su éxito de audiencia y transformarlo en ingresos que, entre otras cosas, garanticen su independencia.

Greensdale cree que los historiadores diferenciarán entre AC y DC, antes y después de Coronavirus. Pero será más preocupante la crisis económica posterior que, como un virus, está a la espera de alojarse también en la industria de las noticias.