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Un milloÌn de personas viven y beben junto a las aguas del Ebro y se encuentran hoy amenazadas por el posible reinicio de una central nuclear. Hay que librar estas poblaciones de la amenaza de un accidente. Hay que librar a los ecosistemas del Ebro de la sobrecarga del enfriamiento de un reactor nuclear. Hay que impedir que se reabra GaronÌa.
Al amparo de un Real Decreto a la medida de Iberdrola-Endesa, coÌmplices en la ya temeraria aventura de Nuclenor, un Consejo de Seguridad Nuclear en precario tras las uÌltimas elecciones pretende nada menos que alargar hasta 2031 el funcionamiento de una central que arrancoÌ en 1970. No bastan informes teÌcnicos que denuncian irregularidades, no bastan los avisos de Fukushima o Three Miles Island; tampoco basta el temor a la ocultacioÌn de los incidentes nucleares que sistemaÌticamente cometen otras centrales nucleares que vierten sus aguas en el Ebro. Ni bastan desastres quiÌmicos como el del Lindano, que demuestran queÌ poco funciona auÌn la vigilancia por los poderes poliÌticos de la seguridad en empresas que se saben un riesgo para la salud. No bastan para que el CSN y el PP mediten su decisioÌn.
A un gobierno del Partido Popular en funciones deslegitimado por las urnas le urge pasar por encima de un parlamento mayoritariamente pronunciado contra GaronÌa. Le urge maÌs satisfacer las demandas de las grandes empresas del oligopolio eleÌctrico espanÌol. Nuclenor pone sobre la mesa una “inversioÌn” de 130 millones de euros para renovar el sistema de refrigeracioÌn de una central obsoleta. Como apanÌarle el radiador de coche moderno a un viejo Seat 124, asiÌ es de seguro y eficiente, asiÌ de bien se va a arreglar.
Tal vez Nuclenor nos quiera hacer un Castor. Tal vez emprendan una inversioÌn absurda pero cubrieÌndose el retorno de la inversioÌn con las ayudas que pediraÌ en concepto de 'lucro cesante' cuando la actividad de esta vieja central sea finalmente detenida por el proÌximo gobierno o alguno de los proÌximos quince anÌos. Otra estafa al dinero puÌblico hecha con permiso del gobierno para beneficiar a las sociedades del Ibex.
Los uÌnicos poderes actualmente legitimados por las urnas son las Cortes, ya pronunciadas, los parlamentos autonoÌmicos y los ayuntamientos. Por eso urge que las asambleas de la ribera del Ebro sigan el ejemplo del Parlamento Vasco, y exijan el cese definitivo de las actividades de Nuclenor en GaronÌa.
Los ayuntamientos riberenÌos del Ebro amenazados por la actividad de GaronÌa han de declararse ya y de manera conjunta contra GaronÌa. Las ciudades de Miranda de Ebro, LogronÌo, Tudela, Zaragoza, Tortosa, y las decenas de localidades rurales que comparten las aguas de este gran riÌo, han de unir su voz por un Ebro no nuclear.
Necesitamos que se pronuncien contra el absurdo de GaronÌa las alcaldiÌas y concejales por el cambio, junto a todos aquellos representantes del poder municipal con preocupacioÌn por el bienestar de la gente de nuestros pueblos y ciudades.
Un milloÌn de personas viven y beben junto a las aguas del Ebro y se encuentran hoy amenazadas por el posible reinicio de una central nuclear. Hay que librar estas poblaciones de la amenaza de un accidente. Hay que librar a los ecosistemas del Ebro de la sobrecarga del enfriamiento de un reactor nuclear. Hay que impedir que se reabra GaronÌa.
Al amparo de un Real Decreto a la medida de Iberdrola-Endesa, coÌmplices en la ya temeraria aventura de Nuclenor, un Consejo de Seguridad Nuclear en precario tras las uÌltimas elecciones pretende nada menos que alargar hasta 2031 el funcionamiento de una central que arrancoÌ en 1970. No bastan informes teÌcnicos que denuncian irregularidades, no bastan los avisos de Fukushima o Three Miles Island; tampoco basta el temor a la ocultacioÌn de los incidentes nucleares que sistemaÌticamente cometen otras centrales nucleares que vierten sus aguas en el Ebro. Ni bastan desastres quiÌmicos como el del Lindano, que demuestran queÌ poco funciona auÌn la vigilancia por los poderes poliÌticos de la seguridad en empresas que se saben un riesgo para la salud. No bastan para que el CSN y el PP mediten su decisioÌn.