Aragón Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Feijóo confía en que los jueces tumben a Sánchez tras asumir "los números"
Una visión errónea de la situación económica lleva a un freno del consumo
OPINIÓN | La jeta y chulería de Ábalos la paga la izquierda, por Antonio Maestre

Cómo titular cuando hay poco o nada que decir

San Francisco —

0

Los periódicos de papel salen todos los días. Los digitales, también. Si hay una noticia importante es muy fácil titular, pero algunos días no hay noticias de gran relevancia. O, peor, hay una noticia que será de interés general pero todavía no se ha producido. Cuando pasa, los medios la esperan con la impaciencia de quienes están en la clínica a punto de tener un nuevo hijo. Esa incertidumbre hace temblar al más curtido de los editores de un diario. Pongamos un ejemplo: Estados Unidos ha celebrado unas elecciones y pasan varios días sin saber quién las ha ganado.

Tras las elecciones, los diarios más cautelosos de Estados Unidos titularon al día siguiente “La nación espera” o “La nación dividida”. Otros optaron por sumar los anteriores: “La nación dividida espera”. A nadie le apetece comerse a bocados al día siguiente un periódico de papel para no volver a ver la metedura de pata de ayer. The Atlanta Journal-Constitution tituló en dos líneas de gran tamaño con las declaraciones de Trump y Biden: “He ganado” y, debajo, “No ha terminado”. El diario recibió críticas inmediatamente en redes sociales por un titular que llevaba a la confusión. Emplear las declaraciones sin contexto tiene el inconveniente de que puede ser malinterpretadas. El periodismo de comillas a veces puede ser peligroso para el lector bienintencionado que todavía cree en la palabra escrita.

Para ir pasando los días, los periodistas a veces recurren al “Y si…”: “¿Y si Trump no acepta la derrota?”, “¿Y si Trump y Biden empatan?”, un juego de preguntas con respuesta fácil que serán olvidadas, tanto la pregunta como la respuesta, al poco de publicarse. Nadie las recordará en la marabunta de información que padecemos. Como decía el conde de Romanones, al menos a él se le atribuye, “Cuando digo nunca jamás me refiero a los próximos 15 minutos”. La frase también se la adjudican al democristiano italiano Andreotti. Los políticos de todos los signos emplean esa estrategia sabiendo que el periodismo no recordará lo que se dijo. Entre otras cosas porque los periodistas con memoria de años desaparecen de las redacciones y las redes sociales no revisan lo dicho hace un tiempo. Bastante tienen si revisan lo que se dice cada minuto.

Después de un par de días sin cambiar la noticia de apertura de la portada en todos los digitales, a los periodistas les duele el dedo de pulsar la tecla F5, que les permite refrescar la página. Pero continúan viendo el mismo gráfico de Estados Unidos con los estados en azul y en rojo, además de los pocos que quedan donde no se conoce el resultado todavía. La nación que nos ha cambiado la vida con la tecnología cuenta los votos dando pedaladas en un triciclo. Y el periodismo va detrás como si de nuevo estuviera aprendiendo a andar.

Los periódicos de papel salen todos los días. Los digitales, también. Si hay una noticia importante es muy fácil titular, pero algunos días no hay noticias de gran relevancia. O, peor, hay una noticia que será de interés general pero todavía no se ha producido. Cuando pasa, los medios la esperan con la impaciencia de quienes están en la clínica a punto de tener un nuevo hijo. Esa incertidumbre hace temblar al más curtido de los editores de un diario. Pongamos un ejemplo: Estados Unidos ha celebrado unas elecciones y pasan varios días sin saber quién las ha ganado.

Tras las elecciones, los diarios más cautelosos de Estados Unidos titularon al día siguiente “La nación espera” o “La nación dividida”. Otros optaron por sumar los anteriores: “La nación dividida espera”. A nadie le apetece comerse a bocados al día siguiente un periódico de papel para no volver a ver la metedura de pata de ayer. The Atlanta Journal-Constitution tituló en dos líneas de gran tamaño con las declaraciones de Trump y Biden: “He ganado” y, debajo, “No ha terminado”. El diario recibió críticas inmediatamente en redes sociales por un titular que llevaba a la confusión. Emplear las declaraciones sin contexto tiene el inconveniente de que puede ser malinterpretadas. El periodismo de comillas a veces puede ser peligroso para el lector bienintencionado que todavía cree en la palabra escrita.