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El Real Zaragoza tiene los pies de barro

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La Nueva Romareda, que es necesaria (ya lo era hace años y se perdieron más de dos décadas por diferencias y envidias partidarias), y el campo provisional del Parking Norte, equipamiento destacado del que iba a ser uno de los proyectos estrella del actual equipo de gobierno municipal, la Ciudad Inteligente del Deporte ahora aparcada por insuficiencia económica, son dos iniciativas que traen a cuento lo de empezar la casa por el tejado.

Claro que habiendo por el medio un Mundial en 2030, confirmado por la FIFA el pasado miércoles para España, Portugal y Marruecos, hay que apurarse, pero cuidado con generar expectativas desmesuradas como subsede porque tenemos el antecedente del Mundial de 1982 exclusivo de nuestro país: tres partidos en la Romareda de las selecciones de Yugoslavia, de Irlanda del Norte y de Honduras.

Se están proyectando oficialmente alrededor de los 170 millones de euros de presupuesto, “sometidos a alzas o bajas durante los próximos tres años”, al menos el 75 por ciento aportados por el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza a partes iguales. El 25 por ciento restante a cargo del Real Zaragoza Sociedad Anónima Deportiva (SAD), que será el beneficiario de la explotación. Porcentajes que ya deberían corregirse porque la SAD no ha ido a la reciente ampliación de 72 millones de euros.

Me explicaré. Las ciudades deportivas, y la del Real Zaragoza fue pionera hace 50 años en España, son las fortalezas de la cantera, de la formación y promoción de jugadores que son los que consolidan los proyectos a largo plazo y, de paso, contribuyen a sanear el patrimonio de una entidad.

Bien gestionadas son el motor deportivo y económico de los clubes. Como, por ejemplo, se está demostrando en Villarreal, un equipo de la élite que ha jugado la Champions y otras competiciones europeas, al que ha imitado la Sociedad Deportiva Huesca con 'La Base Aragonesa de Fútbol' que se inauguró en 2023, con la novedad de una residencia mixta para futbolistas. Dos ciudades de poco más de 50.000 habitantes.

En 1974, el entonces presidente del Real Zaragoza, José Ángel Zalba, negoció y firmó con el Banco Industrial de Cataluña la donación gratuita de 15 hectáreas en Cuarte de Huerva, junto a la carretera de Teruel.

El arquitecto Julio Descartín, vicepresidente del club, y la compañía Obrascón llevaron adelante la denominada 'Ciudad Multideporte', en la que inicialmente se habían proyectado campos de fútbol, piscinas, pistas de tenis, frontones, pista polideportiva, vestuarios, gimnasio, oficinas, sala de prensa y restauración.

También se barajaron una residencia para deportistas, un pabellón cubierto con capacidad para dos mil personas y hasta un mini estadio con capacidad para seis mil espectadores con una pista de atletismo alrededor del césped. Manolo Villanova y José Luis Torrado fueron los encargados de poner las primeras semillas en la parcela deportiva de las que brotaron y siguen brotando varias generaciones de futbolistas y de técnicos de corazón zaragocista que se merecen unos servicios del siglo XXI.

Cincuenta años después, basta cambiar multi por inteligente para asociar en sus prestaciones la 'Ciudad Multideporte' con la 'Ciudad Inteligente del Deporte'. Esta última, presupuestada en más de 52 millones de euros plurianuales, se ha visto postergada por la imprevista ampliación de capital que ya ha requerido  la Nueva Romareda. Y la de la carretera de Teruel presenta un preocupante deterioro. Se extinguió la parte social, piscina y pistas de tenis, desaparecieron los socios, no hubo mini estadio, ni pabellón cubierto, los accesos, los vestuarios y los gimnasios dejan mucho que desear, y creo que ya no puede tomarse uno ni un café.

Llamativamente, el principal patrimonio inmueble de la SAD, las 15 hectáreas donadas hace medio siglo por una entidad bancaria, no ha sido prioritario ni para este ni para los consejos de administración que le precedieron. El anterior director general, Raúl Sanllehí, lanzó a los cuatro vientos un Plan Director en fases, lo denominó la Academia, que ya se había volatilizado antes de marcharse como responsable de operaciones de fútbol al Inter Miami FC.

El actual director general, Fernando López, dijo algo así como: “Estamos trabajando para mejorar un poco las instalaciones que están algo viejas”. Parches pero ningún compromiso inversor concreto con la que debería ser la base de un proyecto deportivo ambicioso a medio y largo plazo. Estarán esperando a obtener beneficios con la explotación del nuevo estadio o a que esa dejadez en la base del club también se llegue a cubrir algún día con dinero público. La realidad es que el Real Zaragoza suma doce temporadas en Segunda División.

La Nueva Romareda, que es necesaria (ya lo era hace años y se perdieron más de dos décadas por diferencias y envidias partidarias), y el campo provisional del Parking Norte, equipamiento destacado del que iba a ser uno de los proyectos estrella del actual equipo de gobierno municipal, la Ciudad Inteligente del Deporte ahora aparcada por insuficiencia económica, son dos iniciativas que traen a cuento lo de empezar la casa por el tejado.

Claro que habiendo por el medio un Mundial en 2030, confirmado por la FIFA el pasado miércoles para España, Portugal y Marruecos, hay que apurarse, pero cuidado con generar expectativas desmesuradas como subsede porque tenemos el antecedente del Mundial de 1982 exclusivo de nuestro país: tres partidos en la Romareda de las selecciones de Yugoslavia, de Irlanda del Norte y de Honduras.