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Llevamos 9 días de este nuevo 2016 y ya tenemos nuevas elecciones a la vista en Cataluña y en España, dos mujeres asesinadas por sus parejas, una polémica inusitada sobre el sexo de los reyes magos, un partido -por la mitad- socialista, como dice Gabilondo…
Nueve días en los que hemos descubierto que los refugiados siguen estando ahí -no sabemos dónde han estado pero están- jugándose la vida y ahogándose en las costas de la isla de Lesbos. Días en los que hemos visto caer una lágrima por el rostro del presidente Obama, que ahora que termina su mandato se arranca por decretar medidas de control de las armas de fuego -30.000 muertes por armas al año en EEUU- y días en los que hemos visto que si hace viento -que no cierzo- en Madrid cierran el Retiro.
En estos nueve días, los nuevos diputados han ido tomando posesión de sus credenciales y sus puestos con mochilas y sin corbartas, el salario mínimo ha subido seis euros, y China -y los chinos- son cada vez más decisivos para nuestras vidas.
Llevamos muy poco de 2016, apenas nueve días, y ya sabemos que Doña Letizia “repitió chaqueta, pero estrenó falda en la Pascua Militar” -para bochorno de los amamos las noticias-, o que el Tribunal Supremo ha dictaminado que si eres un trabajador -con trabajo y todo, oye- tienes derecho a una pausa para tomarte un bocata y, si no la disfrutas, tienes derecho a recibir una compensación. Aparte del bocata, claro.
Los mismos días en los que el propio Congreso ha reconocido que no puede comprobar la veracidad o falsedad de las declaraciones de bienes y patrimonio de los diputados -es una cuestión de fe, vaya-, pero sí puede pagar a los 350 diputados nacionales el primer sueldo de la nueva legislatura correspondiente al mes de enero, inhábil a efectos parlamentarios. Es decir, un mes en el que los diputados cobran aunque no vayan a desarrollar actividad parlamentaria alguna.
2015 terminó con menos parados y con más librerías. Menos mal que algo crece para bien, aunque sea por primera vez en siete años. El calendario marca que el nuevo año es un año par y que la nieve ha caído -al fin- sobre nuestras montañas sedientas de esquiadores esquilmando sus cumbres.
Ha nevado, sí, pero Candanchú ha cerrado por falta de nieve.
Ha habido elecciones, sí, pero Rajoy ha vuelto a ganar y no puede gobernar.
Van pasando los días y van corriendo los plazos para que los políticos pacten y formen nuevo gobierno en nuestro país. Las elecciones amenazan con repetirse. ¿Y luego? Luego, ya veremos. Es lo que parecen decirnos los que mandan. Luego, ya veremos como si no importara nada, como si fuera lo más normal del mundo, como si ninguno tuviera responsabilidad alguna. Albert Camus nos dijo otra cosa: “Ellos mandan hoy... porque tú obedeces”
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