El último censo de Huesca indica que la habitan cerca de 54.000 personas. Y han de convivir con una comunidad mucho más numerosa de vecinos con una presencia ya asentada y, en ocasiones, tachada de molesta. Los estorninos. Estas aves permanecen en la ciudad desde la década de los 90 y los sucesivos equipos de gobierno han emprendido diferentes campañas para erradicarlas. Ya suman 80.000 ejemplares según el Ayuntamiento de Huesca, que en el comienzo del año ha emprendido nuevas acciones en los parques Miguel Servet y del Encuentro para intentar ahuyentar a estos ejemplares, considerados también inteligentes y sociables.
Un técnico experto en el control de plagas, que ha trabajado en ciudades como Bilbao o Pamplona, junto a técnicos de Medio Ambiente del Consistorio oscense, ha empleado herramientas como cohetes, tiras cracker, ultrasonidos y cañones de propano como medida disuasoria con el objetivo es conseguir que la “plaga” de estorninos emigre de la ciudad. De esta manera, desde Medio Ambiente se busca poder estudiar la estrategia posible para intentar que no entren de nuevo en la capital oscense a partir del próximo mes de octubre.
Desde esta área se indica, además, que se ha decidido realizar ahora esta actuación porque ya ha caído la hoja de los árboles de hoja caduca y, por tanto, los estorninos no tienen tanto refugio dentro del árbol. El seguimiento de los estorninos se realiza por parte del ayuntamiento de octubre a marzo y, dependiendo del número de estorninos, se realizan más o menos actuaciones. En esta ocasión, se ha tomado una medida excepcional debido a la alta población de estas aves.
El Ayuntamiento de Huesca advierte, tanto a personas con alta sensibilidad como a los dueños de mascotas, que tengan en cuenta las afecciones acústicas que se producen durante aproximadamente 30 minutos en estas actuaciones. De hecho, efectivos de la Policía Local se encontraban en los alrededores de las zonas indicadas para informar a los viandantes de estos trabajos y evitar que se adentrasen en estos parques para no verse afectados por los impactos sonoros.
Mientras, el grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Huesca no está de acuerdo con el plan del equipo de gobierno al que ha respaldado en otras decisiones relevantes de lo que va de legislatura, como la aprobación de los presupuestos, y al que ha impuesto la cancelación del festival Periferias. La formación de extrema derecha denuncia que está “tomando el pelo a los oscenses”, pues los sistemas aplicados para ahuyentarlos “se antojan de nulo o escaso impacto” y aseveran que “la intención es trasladar el problema a los municipios circundantes de la capital, incluidos los barrios rurales”.
Ponen en duda la efectividad de las medidas e incluso las cifras: “Antes de la entrada del invierno, las cifras oficiales eran de 30.000 ejemplares, y ahora aparecen hasta 80.000, lo que demuestra que o son una cifras erróneas, o se está jugando con ellas de forma partidista o, simplemente, no se tiene la suficiente capacidad para algo tan simple como el conteo de los animales”. En el pleno ordinario de noviembre se aprobó la realización de un programa de regulación para reducir, al menos en un 75%, el número de ejemplares.
Vox recuerda que se aprobó instar al Gobierno de Aragón a la modificación de la orden anual de caza para que, con carácter excepcional y por problemas de salud pública, se pudiese dar al Consistorio oscense la capacidad legal de tomar medidas extraordinarias para capturar estas aves mediante cajas trampa o redes. Aseguran que realizarán “todas las denuncias públicas necesarias para que se activen las medidas para eliminar esta lacra animal de la ciudad, que no solo son una molestia estética sino que ha llegado a ser un problema de salubridad pública”.
Carrizales arrasados
Para Nacho Arizón, presidente del Grupo Ornitológico Oscense, se trata de una cuestión con la que, para empezar, “hay que distinguir entre el estornino negro, que está aquí todo el año, y el pinto que viene a hibernar. Llegan a dormir al parque Miguel Servet porque se arrasaron carrizales y bosques alrededor de la ciudad y entonces encontraron Huesca para anidar”. En la laguna de la localidad monegrina de Sariñena “hay diez veces más ejemplares y no generan ningún problema”. Además, “no han conocido otra cosa y va a ser muy difícil sacarlos”. Así, considera, no se resuelve nada, “se van porque emigran. Hay el mismo número de aves pero repartidas por todo el municipio. Lo único que consiguen es difuminarlos”.
Según los expertos sanitarios, son portadores de microorganismos patógenos potencialmente causantes de salmonellosis, toxoplasmosis, ornithosis y neumonía. Transportan además garrapatas, chinches, piojos y pulgas. Mantener las condiciones de salubridad e higiene y evitar los inconvenientes que el incremento de la población de estorninos puede originar sobre el equilibrio del ecosistema al ocupar el espacio de otras especies es el objetivo del Ayuntamiento de Huesca.