Sugiero que el edificio de la antigua y desaparecida Capitanía General sea la sede de la Presidencia del Gobierno de Aragón. El Pignatelli cae muy a desmano, el eje del poder es Independencia y sus prolongaciones norte sur, y tiene tranvía. Es una cuestión simbólica, o sea, práctica. Todo simboliza algo. La autonomía ya es mayor de edad y merece un sitio en la capital.
El centro es el poder y viceversa. El Pignatelli está escorado, ni el Pablo Serrano ni el Caixaforum ni el apeadero de trenes de ese solar donde estuvo El Portillo han dado centralidad a ese ramal de María Agustín que sigue siendo las afueras del viejo centro.
La Aljafería, por su empaque y su historia, es ideal para las Cortes de Aragón. El Ayuntamiento de Zaragoza está en la plaza del Pilar, entre el la basílica y la Lonja y junto al río Ebro. La justicia tiene su propia ciudad en la Expo (cuanto más lejos, mejor) mientras que la representación institucional está en el Coso, protegida por sus maceros, que ilustran bien su función.
Otro motivo obvio por el que la presidencia del Gobierno de Aragón debería estar en el edificio de la desaparecida Capitanía General es que justo enfrente tiene al Justicia de Aragón y su bola del mundo. Y al otro lado de las plazas de Aragón y Basilio Paraíso se alza la sede de Ibercaja, que es el poder económico y estratégico de la Comunidad. Al lado, el Paraninfo, que es la Universidad. Y el la Gran Vía, por fin, el busto de Cajal.
Mientras la sede de presidencia del Gobierno de Aragón no se instale donde le corresponde seguirá sin tener la presencia, la visibilidad y la vitalidad que merece.