Laberinto pirenaico

Mariano Gistaín

29 de mayo de 2024 23:11 h

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Un gran laberinto. Al usar cipreses podría ser un laberinto sin salida, o con la salida definitiva que inspira a ese árbol que sonetizó inolvidablemente Gerardo Diego. Del ciprés de Silos al laberinto de Jaca. Si los cipreses fueran lo que significan sería un laberinto definitivo, sin salida o con la única salida. Pero se ha escogido el ciprés por sus características técnicas. Aunque quizá es lo mismo.

Los operarios de la foto están recreando partes del alero de un tejado antiguo, una labor artesanal, que lleva su tiempo y su cuidado. Como hace calor necesitan la sombrilla que corona el elevador. Es un edificio histórico, donde estuvo la joyería Aladrén en Zaragoza y ahora el Café 1885.

En esas alturas les visitan las palomas, gaviotas, gorriones, fantasmas, droncicos... y el helicóptero de la policía. La sombrilla aligera la pesada máquina y su brazo, una sombrilla sería capaz de elevar un tanque. Ese alero no lo venden en Ikea.

Tenemos en la montaña un laberinto enorme y precioso hecho con árboles como misiles, un sitio para perderse y soñar y encontrarse mil veces. La sola palabra laberinto ya es un ídem. Y tenemos unos hombres reconstruyendo un tejado en el valle, junto a la inminente Torre Nueva que promueve un mecenas. Un tejado hecho a mano.