Las excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo en el cementerio de Belchite (Zaragoza) han permitido descubrir dos fosas con población civil asesinada durante la Guerra Civil, una de ellas de grandes dimensiones en la que han aparecido 15 cuerpos y que podría albergar hasta 150, o incluso más. El equipo de arqueólogos que inició los trabajos en el cementerio de Belchite hace apenas tres semanas ya trabaja sobre más de una decena de cuerpos en la primera de las, al menos, tres fosas comunes en las que se planea actuar.
Por el momento, el equipo desconoce el tamaño de la fosa sobre la que se encuentran trabajando. Además, existe la certeza de una segunda fosa, sobre la que todavía no se ha actuado en profundidad, y una tercera, localizada con los trabajos previos del georradar, en la parte exterior de la tapia del cementerio. La búsqueda está impulsada por la Asociación Mariano Castillo para la Recuperación de la Memoria Democrática de Belchite y financiada por los gobiernos central y aragonés, el proyecto está codirigido por el antropólogo José Ignacio Lorenzo, los arqueólogos Gonzalo García, Sergio Ibarz y Hugo Chauton y la restauradora Eva Sanmartín, quienes cuentan con la colaboración de voluntarios e historiadores.
Hace apenas una semana que salían a la luz los primeros cuerpos de las víctimas de la represión perpetrada por falangistas y tradicionalistas en Belchite. Una brutalidad que comenzaría el mismo día del alzamiento militar. Un año antes de aquella batalla la represión fascista se adueñó de las calles del Belchite viejo que hoy languidece rodeado de vallas de obra. La derecha belchitana ya había dado muestra de sus ganas de revancha tras la llegada de la Segunda República. Habían amenazado a sindicalistas, alardeaban por el pueblo y la comarca, incluso, llegaron a colgar una bandera fascista de la torre del reloj tras la victoria del Frente Popular, en las que serían las últimas elecciones republicanas, celebradas en marzo de 1936.
A día de hoy, el viejo pueblo de Belchite está en ruinas, con la esperanza de ser salvado con los siete millones de euros anunciados en los Presupuestos Generales del Estado para su restauración. Tras la victoria del bando sublevado Francisco Franco aseguró en la localidad zaragozana que sobre las ruinas de Belchite se edificaría “una ciudad hermosa y amplia como homenaje a su heroísmo sin par”. Hizo todo lo contrario, dictó meses después la prohibición de construir. Solo quedaron en pie la puerta de la villa, un santuario y el cementerio.
Desde hace unas semanas se trabaja intensamente en la recuperación de decenas de cuerpos de aquellas y aquellos que fueron “paseados” por la temprana violencia falangista que asoló el pueblo de Belchite y las localidades cercanas.
Los asesinados podrían superar los 350
Las cifras varían según las fuentes pero los asesinados a manos de falangistas, tradicionalistas y guardia civil en Belchite podrían superar los 350 en las primeras semanas que sucedieron al golpe militar que precipitó la Guerra Civil.
Contrastando las declaraciones de vecinos de Belchite vinculados de alguna forma a la izquierda de la localidad, así como las declaraciones de algunos de los asesinos que fusilaron sin contemplaciones a decenas de personas, la historia de las primeras semanas tras el golpe militar pudo ser así: un grupo de exaltados pertenecientes a Falange Española y a Acción Ciudadana precipitaron una sangría que en la que obligaron a participar a otros vecinos, todo a punta de pistola y fusil.
El resultado de aquella matanza está bien presente en las declaraciones de quienes participaron en la misma, muchos de ellos condenados a muerte, en un juicio que se celebraría en Caspe en 1937. Si bien es cierto que en las declaraciones tomadas, las cifras varían sobre el número de ejecuciones.
El enterrador de la época aseguró haber enterrado a 157 asesinados en las tapias del cementerio. Uno de los supuestamente obligados a participar en las sacas y fusilamientos, Constantino Lafoz, capturado el último día de la Batalla de Belchite, que había participado en 150 fusilamientos, dando todo lujo de detalles sobre horas y lugares donde se celebraban estos asesinatos en masa.
Maniatados, torturados, con tiros de gracia en las cabezas, así están apareciendo las decenas de cadáveres en el cementerio de Belchite. En la primera de las fosas abiertas. Nadie sabe con certeza cuántas fosas hay, ni cuántas vidas truncadas albergan. Desde el sumario que juzgó aquellos actos resuenan nombres de fusilados y fusiladas: José Mallandía, María Álvarez, Simón Álvarez, Rafael Destre, Andrés Teresa… así, una lista larga. Una lista de varios cientos de nombres de vecinos y vecinas de Belchite, pero también de Mediana y del resto de la comarca que perdieron la vida por la barbarie fascista.
Gonzalo García ha asegurado que los cuerpos denotan “violencia importante”, porque uno de ellos ha aparecido maniatado de pies y manos y boca abajo y presentan un tiro en el cráneo. Como arqueólogo, ha incidido en la importancia del hallazgo para “destapar” hechos de la historia que “han sido ocultados o no se han querido ver”.
Los cuerpos ocupan hasta el momento dos oquedades, una sobre la que arrojaron cal. Presentan una mala conservación debido a las arcillas con sales del terreno y a la humedad y algunos tienen los cráneos fragmentados, ya que sobre una fosa arrojaron bloques de piedra, ha explicado el antropólogo.
La Asociación Mariano Castillo para la recuperación de la Memoria Democrática de Belchite solicita a las personas que sepan, o sospechen, que alguno de sus familiares fue fusilado durante los primeros meses tras el golpe militar, se pongan en contacto con ellos para solicitar las pruebas de ADN, enviando un correo electrónico con su nombre y apellidos, así como un número de teléfono de contacto a marianocastillocarrasco@hotmail.com.