La Confederación Hidrográfica del Ebro, además de contar desde 1997 con un Sistema Automático de Información Hidrológica, SAIH, para el seguimiento en tiempo real de los datos de precipitación, niveles y caudales en ríos, canales y embalses, está dotada con un sistema de predicción hidrológica y de avenidas pionero en España, y uno de los más avanzados de Europa a nivel de cuenca. Esta herramienta, denominada Sistema de Ayuda a la Decisión (SAD) ha permitido prever con antelación los caudales generados como consecuencia de las intensas precipitaciones previstas (con la incertidumbre propia de estos modelos tanto meteorológicos como hidrológicos) en las cabeceras de los ríos de la cuenca alta del Ebro y de la margen izquierda del Ebro, desde el Nela hasta el Gállego (Castilla León, Pais Vasco, Navarra y Aragón) donde se preveían y finalmente se materializaron precipitaciones acumuladas en un día que localmente alcanzaron los 200 l/m2). Estos pronósticos de crecida (obtenidos antes de que se produzcan las lluvias previstas) permiten anticiparse al episodio de posibles inundaciones antes de que se alcancen los valores máximos de caudal en los ríos y actuar para minorar daños (especialmente a las poblaciones). Las acciones del organismo de cuenca en avenidas son dos principalmente: emitir los avisos (de previsiones y seguimiento) a Protección Civil y optimizar la gestión de embalses (atenuando los caudales aguas abajo mediante el almacenamiento de parte del volumen de la crecida).
La Cuenca del Ebro ha vivido esta semana una crecida de caudales en sus ríos, es decir, hemos visto en algunos ríos de la cuenca del Ebro con unos niveles muy superiores a los que estamos acostumbrados ¿Ha sido este evento diferente de los anteriores?
Todas las avenidas son distintas. En este caso, la que hemos visto estos días, y que todavía se deja sentir, está calificada como máxima crecida ordinaria en el tramo medio del Ebro y extraordinaria de alta frecuencia (en el entorno de unos cinco años de recurrencia) en algunos afluentes de la margen izquierda del Ebro como el Zadorra o el Araquil (en la cuenca del río Arga). Se han producido desbordamientos puntuales en zonas aledañas al cauce natural del río Ebro, aunque no en áreas urbanas. Las avenidas son inevitables y naturales, y la que estamos viviendo en la cuenca del Ebro está dentro de los parámetros de la normalidad, es esperable cada 3 ó 5 años.
¿Por qué sucede este evento hidrológico? Tiene que ver con el deshielo de la nieve acumulada en cotas altas, o ¿es esta teoría un falso mito?
Durante el episodio de altas precipitaciones que da lugar a una crecida, si la cota de nieve en una zona geográfica es, por ejemplo, de 1000 metros (temperatura de cero grados o inferiores en altitudes mayores a esa), toda la nieve nueva que se acumula (porque allí nieva y no llueve) y la preexistente de nevadas anteriores a partir de esa altitud permanece allí, estática, sin generar caudales en la crecida. Las avenidas se producen siempre por cuantiosas e intensas precipitaciones en forma de lluvia, que son las que ocasionan los caudales de escorrentía que circulan por los cauces naturales. Eso sí, si la lluvia intensa y abundante se produce en áreas previamente nevadas este hecho acelera la fusión de esa nieve anterior y se pueden ver incrementados algo (por experiencia no suele ser mayor de un 20% en cuantía) los caudales que generaría solamente la lluvia del episodio concreto. Poniendo como ejemplo la cuenca del Ebro que es la que compete a la CHE, la lluvia acumulada en un solo día en la cabecera del río Ebro y los principales afluentes de la margen izquierda, sobre todo en Castilla León, País Vasco y Navarra, fue de una magnitud tal (hasta 200 mm acumulados en algunas zonas) y asociada a una temperatura concreta (la precipitación en forma de nieve, por encima de la cota 1100 en este caso, no contribuyó a la generación de escorrentía) que provocó que el caudal del Ebro fuera creciendo a lo largo de su recorrido natural, alimentado por sus afluentes, hasta alcanzar valores de caudal máximo el miércoles en Castejón-Tudela, donde confluyen la cuenca alta del Ebro y los caudalosos ríos Arga y Aragón, de 2100 m3/s y este viernes los 1650 m3/s en Zaragoza.
Dice que las avenidas son naturales e inevitables, pero ¿se pueden predecir?
La Confederación Hidrográfica del Ebro además de contar desde 1997 con un Sistema Automático de Información Hidrológica, SAIH, para el seguimiento en tiempo real de los datos de precipitación, niveles y caudales en ríos, canales y embalses, está dotado con un sistema de predicción hidrológica y de avenidas pionero en España, y uno de los más avanzados de Europa a nivel de cuenca. Esta herramienta, denominada Sistema de Ayuda a la Decisión (SAD) ha permitido prever con antelación los caudales generados como consecuencia de las intensas precipitaciones previstas (con la incertidumbre propia de estos modelos tanto meteorológicos como hidrológicos).
Todos los días, dos profesionales con gran experiencia en meteorología e hidrología, trabajan en la predicción de caudales utilizando el sistema de ayuda a la decisión -SAD-; un conjunto de modelos hidrometeorológicos que, a partir de las predicciones meteorológicas, y conocida la gestión de los principales embalses existentes, nos permite hacer pronósticos sobre la evolución de los caudales circulantes por los principales afluentes de la cuenca del Ebro (en concreto en las más de 250 estaciones de aforo)..
Sin este modelo de predicción ¿Habría habido daños a lo largo de la cuenca del Ebro?
Sin un modelo de predicción no se habría podido avisar a protección civil de la crecida de los ríos y, sobre todo, de su magnitud, para poder tomar medidas de preparación y activar los protocolos de actuación con antelación. Por ejemplo, el aviso en Pamplona supuso, entre otras actuaciones, la evacuación preventiva de diversas áreas de aparcamiento y garajes subterráneos, así como la gestión optimizada por parte de la Confederación del embalse de Eugui donde se vertió previamente parte de su volumen acumulado para dar cabida al agua que llegaría posteriormente con la avenida unas horas después. Esta acción permitió laminar (hacer más suave) la punta de la avenida aguas abajo, en el río Arga a su paso por Pamplona, y contenerla parcialmente. Lo mismo sucedió, pero en mayor medida, en Vitoria, donde los embalses de Ullívarri y Urrúnaga han hecho un gran trabajo conteniendo y laminando una avenida en la cuenca del río Zadorra que, de otra forma, hubiera alcanzado los 300 o 400 m3/segundo, más del doble de la que se ha registrado finalmente y que hubiera supuesto daños seguros en esta ciudad. En el tramo medio del Ebro, la crecida también se disminuyó en sus valores máximos en más de 350 m3/s por los embalses de Itoiz (río Irati) y Yesa (río Aragón).
A su paso por Zaragoza, vemos zonas anegadas por el agua ¿porqué sucede esto? ¿tiene solución?
Lo que hemos visto en esta avenida en concreto es, aproximadamente, la magnitud del cauce del río Ebro en su titularidad (“el río ha sacado sus escrituras” como antes se decía), es decir, que esta es la extensión del cauce originario natural del río, el espacio que necesita el Ebro en este tramo para que circule la máxima crecida ordinaria que, en régimen natural, se presenta cada 3 ó 5 años estadísticamente. Las fotografías del vuelo americano de los años 40 y 50 del pasado siglo, muestran claramente como el cauce del río Ebro se ha ido estrechando, en gran parte por la acción humana. Hemos ido ocupando espacio del río y cuando llegan crecidas de este tipo, el río recupera ese terreno que es suyo. Cuando en ocasiones se habla de que el río Ebro está sucio, no es exactamente así de forma generalizada; lo que sucede en el Ebro es que ha ido perdiendo anchura en algunos tramos; la vegetación asociada (sotos de ribera) y el transporte de sedimentos son características intrínsecas de la naturaleza y la dinámica fluvial propias de los cauces naturales que no impiden en ningún caso el tránsito de las crecidas. Ahora bien, la adecuada gestión del dominio público hidráulico, así como sus zonas de servidumbre y policía, es imprescindible para ordenar los usos en la zona inundable y evitar obstáculos a la circulación de las crecidas. Para ello, existe normativa específica de aplicación así como planes de gestión del riesgo de inundación para cada cuenca hidrográfica, como la del Ebro, que incluyen diferentes tipologías de medidas en diversos ámbitos y competencias.
La intervención de la Confederación Hidrográfica del Ebro ¿hasta dónde llega cuando se produce una avenida?
Se priorizan en la gestión del riesgo de inundación las denominadas “áreas de riesgo potencial de inundación significativo” (son principalmente los cascos urbanos los más vulnerables a este riesgo), que constituyen tramos fluviales ya identificados en una evaluación preliminar a nivel de la cuenca completa del Ebro. Las competencias principales de un organismo de cuenca como la CHE durante una crecida (medidas de preparación) son el seguimiento de la crecida y la emisión de los avisos pertinentes a los organismos de Protección Civil y la gestión de los embalses para minorar los daños de las crecidas aguas abajo. Para ello, se dispone de las herramientas del SAIH y SAD antes comentadas. Se trabaja también en la vigilancia de los ríos mediante el servicio de guardería fluvial y en actuaciones de mantenimiento o arreglo de las motas (no durante la propia crecida por motivos de seguridad) que tienen como finalidad la protección de los tramos fluviales cuyo desbordamiento pueda afectar a la inundación de cascos urbanos, aunque hay que mencionar que no se actúa directamente en el mantenimiento de los tramos fluviales urbanos ya que son competencia de las autoridades responsables de urbanismo (nivel municipal y autonómico), En los últimos años, también se está interviniendo desde una perspectiva más amplia, priorizando al río, pero desde una visión más integradora, sostenible y participativa, en el marco del proyecto Ebro Resilience.
Habla usted de Ebro Resilience. ¿Se está contando con la participación de las personas que conviven con el río para llevar a cabo estas actuaciones?
Este proyecto, en el que intervienen el MITECO, la CHE y las comunidades autónomas por las que pasa el río Ebro en su tramo medio: La Rioja, Navarra y Aragón, está actuando en más de 16 tramos entre Logroño y La Zaida (cerca de la cola del embalse de Mequinenza) a lo largo de ese recorrido, cuenta con la colaboración y con la participación de las personas que residen en ellos. Se está consiguiendo en cierta manera reconciliar al río con las personas, llevando a cabo actuaciones, entre otras, como el retranqueo de motas para darle más espacio al cauce o la reconexión de antiguos meandros del río para facilitar la circulación del agua en avenidas sin que cause perjuicio a los habitantes de estos tramos.