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El Movimiento por la Dignidad de la Montaña se reactiva frente a nuevas amenazas en el Pirineo aragonés

Los movimientos por el Pirineo aragonés, reunidos para hacer memoria y mirar al futuro.

Miguel Barluenga

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Más de un centenar de personas procedentes de distintos rincones del Pirineo aragonés se congregaron el pasado fin de semana en el emblemático pueblo de Jánovas en un acto cargado de simbolismo y memoria. Convocados por colectivos como la Asamblea Canal Roya, la Asociación Río Aragón, La Fueva No Se Vende y Vivienda Digna Benasque, los asistentes rindieron homenaje al histórico Movimiento por la Dignidad de la Montaña, que hace 25 años unificó a miles de personas en la lucha contra grandes proyectos de embalses. Este encuentro, que combinó memoria y acción, sirvió también para revitalizar el movimiento frente a las nuevas amenazas que acechan al territorio, desde proyectos extractivos hasta la especulación turística.

El acto, celebrado en un Jánovas en proceso de reconstrucción tras décadas de abandono, no solo evocó las victorias de principios de la década de los 2000, sino que también marcó un punto de inflexión para las comunidades pirenaicas. Con la lectura de un nuevo Manifiesto por la Dignidad de la Montaña 2025 y el anuncio de próximas acciones, el Pirineo Aragonés se prepara para un nuevo capítulo de resistencia colectiva.

Hace 25 años, el Pirineo fue testigo del nacimiento de un movimiento que transformaría su historia. Bajo el lema ‘Por la Dignidad de la Montaña’, miles de personas de pueblos y comarcas dispersas se unieron para hacer frente a una amenaza común: la construcción de grandes embalses que ponían en riesgo sus hogares, su cultura y su entorno natural. Proyectos como los pantanos de Biscarrués, Santaliestra y Jánovas simbolizaban una política de desarrollo que priorizaba intereses económicos sobre la vida de las comunidades rurales.

El Manifiesto por la Dignidad de la Montaña, publicado el 1 de mayo de 1999, fue el germen de esta lucha. Este documento, redactado por colectivos y habitantes del Pirineo, articuló una visión de desarrollo sostenible y respetuoso con la montaña, denunciando la expropiación de tierras y la falta de consulta a las comunidades afectadas. La publicación del manifiesto marcó el inicio de una movilización sin precedentes, que culminó en acciones como el paro general de octubre de 2000, un hito que paralizó la región y visibilizó la determinación de sus habitantes.

La Asociación Río Aragón fue una de las principales impulsoras de esta lucha. Fundada para oponerse al recrecimiento del pantano de Yesa, esta organización coordinó protestas, campañas de sensibilización y acciones legales que lograron frenar varios de los proyectos previstos. Junto a ella, otros colectivos locales y vecinales, así como plataformas ciudadanas, tejieron una red de solidaridad que trascendió las fronteras comarcales. El resultado fue la paralización de embalses como Biscarrués y Santaliestra y la recuperación simbólica de Jánovas, un pueblo expropiado en los años 60 para un pantano que nunca se construyó.

Jánovas, precisamente, se convirtió en el epicentro del encuentro de la semana paada. Sus vecinos, que han regresado para reconstruir el pueblo tras décadas de abandono, acogieron a los asistentes con una hospitalidad que, según los organizadores, reflejó “la mejor muestra de la dignidad de la montaña”. La elección de este lugar no fue casual: Jánovas representa la resistencia frente a la injusticia y la voluntad de recuperar lo que les fue arrebatado.

Las asociaciones al frente de la resistencia

El encuentro de Jánovas reunió a cuatro colectivos que encarnan la continuidad de esta lucha, adaptada a los desafíos del siglo XXI. La Asamblea Canal Roya se opone a proyectos turísticos invasivos, como la construcción de una telecabina en Canal Roya que amenaza con alterar el equilibrio ambiental y cultural de la zona. Su trabajo combina la movilización social con la sensibilización sobre los impactos del turismo masivo.

Por su parte, la Asociación Río Aragón es ya una veterana en la lucha contra embalses. Esta organización sigue activa frente a proyectos como el recrecimiento del pantano de Yesa, que aún persiste desde los 2000. Su experiencia en la coordinación de movimientos sociales es un pilar para las nuevas generaciones de activistas. La Fueva No Se Vende, centrada en el valle del mismo nombre, denuncia proyectos extractivos como los parques fotovoltaicos que podrían transformar el paisaje y desplazar a las comunidades locales. Su mensaje subraya la importancia de preservar el territorio frente a intereses externos.

Vivienda Digna Benasque, por último, aborda la crisis de vivienda en el Pirineo, agravada por la desregulación del mercado inmobiliario y la especulación turística. Proyectos como la ampliación de la estación de esquí de Cerler han disparado los precios, dificultando el acceso a una vivienda digna para los habitantes de los pueblos, señalan.

Durante el encuentro, una asamblea abierta permitió a representantes de una decena de colectivos expresar su preocupación por las “nefastas políticas de desarrollo” que afectan al Pirineo. Desde la extracción de recursos hasta la especulación vinculada al turismo, los asistentes coincidieron en la necesidad de actuar de manera conjunta, como lo hicieron sus predecesores hace 25 años.

El Movimiento por la Dignidad de la Montaña, en su apogeo a principios de los 2000, desplegó una serie de acciones que marcaron un antes y un después. Miles de personas participaron en manifestaciones, concentraciones y actos de desobediencia civil para visibilizar su oposición a los embalses. Estas protestas, que abarcaron desde pequeños pueblos hasta ciudades como Zaragoza, lograron captar la atención de medios y autoridades.

El paro de octubre de 2000 paralizó la actividad en la región como muestra de rechazo a los proyectos de embalses. Reunió a habitantes de todas las comarcas y se convirtió en un símbolo de unidad y resistencia.

La Asociación Río Aragón y otros colectivos presentaron recursos legales contra los proyectos de embalses, mientras que campañas de comunicación como la difusión del manifiesto de 1999 sensibilizaron a la opinión pública sobre las consecuencias de estas infraestructuras.

Aunque la lucha por Jánovas comenzó décadas antes, fue en los 2000 cuando los antiguos habitantes y sus descendientes intensificaron sus esfuerzos para reclamar sus tierras y comenzar la reconstrucción del pueblo. Este proceso, aún en curso, simboliza la resiliencia de las comunidades pirenaicas. Estas acciones no solo lograron frenar la mayoría de los embalses previstos, sino que también sentaron un precedente para la defensa de los derechos de las comunidades rurales frente a proyectos impuestos desde fuera.

Un nuevo capítulo

El encuentro de Jánovas no se limitó a mirar al pasado. Los asistentes mostraron su voluntad de reconstituir el Movimiento por la Dignidad de la Montaña para plantarse delante de las amenazas actuales, que incluyen el recrecimiento del pantano de Yesa, los parques fotovoltaicos en La Fueva, la telecabina de Canal Roya y la crisis de vivienda impulsada por la especulación turística.

Como parte de esta renovación se presentó el Manifiesto por la Dignidad de la Montaña 2025, un documento que actualiza las demandas del movimiento y llama a la acción colectiva. Disponible en la web o25paramos.org, el manifiesto invita a vecinas, vecinos y organizaciones a adherirse y difundirlo.

Entre las primeras acciones anunciadas destacan un acto de homenaje en Jaca programad el 25 de octubre en el que se conmemorará el 25 aniversario del paro general del Pirineo. Contará con la participación de La Ronda de Boltaña, un grupo musical emblemático de la lucha pirenaica. También se prepara un documental. La productora Semillas Producciones, autora del premiado ‘Donde quisimos vivir’, está elaborando una cinta que narrará la historia del movimiento desde sus orígenes hasta la actualidad.

Más que un homenaje, el encuentro de Jánovas fue una declaración de intenciones. Los colectivos del Pirineo aragonés, herederos de una lucha que hace 25 años demostró el poder de la unidad, están decididos a proteger su territorio. Como hace 25 años, la dignidad de la montaña vuelve a ser el faro que guía esta lucha.

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