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Nueve multimillonarios controlan el 90% de los medios de comunicación franceses

Una de las actividades del Festival donde los asistentes se sitúan a la sombra de árboles y entoldados

Fernando G. Mongay

23 de julio de 2022 23:02 h

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A siete horas en automóvil desde París, Couthures-sur-Garonne es un pueblo de alrededor de 370 habitantes que viven de la agricultura. Gracias a un eficiente regadío el paisaje muestra la fertilidad de los campos con grandes extensiones de cultivos que precisan mucha agua, como el maíz y los girasoles. Esta pequeña localidad situada a pocos kilómetros de Marmande, en el corazón del departamento de Lot-et-Garonne, se convierte durante tres días del mes de julio en la “capital del periodismo”, según se puede leer en un rótulo pintado en la calle para dar la bienvenida a los asistentes.

El fin de semana pasado se reunieron en el Festival Internacional de Periodismo 150 ponentes durante tres jornadas donde se preveía una asistencia de alrededor de 6.000 personas. Con temperaturas superiores a los 37 grados e incendios devastando más de 20.000 hectáreas a pocos kilómetros en la región vecina de La Gironde, el Festival resistió la ola de calor gracias a pulverizadores de agua y baños en el Garona, que, a pesar de ser uno de los más caudalosos de Francia, discurría con poca agua por Couthures. El evento no solo está dirigido a periodistas, también a “los apasionados de la actualidad” en cualquier soporte: radio, televisión, periódicos.

Además de actividades para niños, exposiciones de fotografías y talleres, el Festival del Grupo Le Monde ofrece conversaciones con una selección de periodistas especializados en temas como la objetividad de los periodistas, la información como arma de guerra, las fronteras como protección o prisión o los medios de comunicación ante el reto de la hiperconcentración, entre otros.

En los distintos escenarios muchos asistentes tomaban notas en cuadernos y unos pocos empleaban ordenadores o tabletas. En las manos se veían muchos teléfonos móviles, pero el gran número de cabezas plateadas delataba la edad media de los participantes. Aunque Google figuraba entre los patrocinadores del festival, en algunas de las actividades aparecían como adversarios los nuevos soportes publicitarios y de información como Google y Facebook y, en entretenimiento, Netflix que se han convertido en la mayor competencia para los grupos de comunicación de todo el planeta.

Nueve multimillonarios controlan el 90% de los medios de comunicación franceses

La concentración de medios en Francia fue uno de los temas que despertó más interés en Couthures-sur-Garonne Bollore, Drahi, Arnault, Pinault o Dassault son algunos de los nombres de multimillonarios que en los últimos años se han hecho con el control de los principales medios franceses. Periódicos nacionales y regionales, televisiones y emisoras de radio, así como sitios de información de Internet han cambiado de manos pasando de profesionales de la información a empresarios con intereses en la construcción, el lujo (Louis Vuitton y Möet & Chandon), los transportes y la telefonía. 

Un documental que llegó a los cines franceses el pasado mes de abril, “Media Crash”, realizado por Médiapart y Premiere Lignes, muestra las trapazas a las que recurren los nuevos dueños de la prensa y se pregunta si la utilización de los medios por parte de los empresarios para sus fines puede terminar con la información de interés público. Vincent Bolloré, patrón de un importante grupo empresarial, controla, entre otros Canal+ y el ultraderechista CNews. En un artículo publicado hace tres meses en The New York Times se aseguraba que el hombre clave en las elecciones francesas no estaba en ninguna papeleta, en una clara alusión al magnate Vicent Bolloré, que proviene de una antigua familia industrial y “ejerce un tremendo poder en las agendas políticas”.

En el festival, tras los ponentes se podía ver en una gran pantalla una infografía del observatorio de medios Acrimed que muestra las relaciones de propiedad entre empresas y medios de comunicación en Francia. Ante tal concentración, el Senado de Francia abrió una comisión de investigación para “esclarecer los procesos que han conducido a la concentración de medios de comunicación en Francia y evaluar su impacto en la democracia”. Algunos medios independientes han criticado que la comisión ha desperdiciado una gran oportunidad al no concretar en su informe final ninguna medida para contener la depredación de los medios.

Concentración ‘defensiva’ de los medios

Alan Weill, ex patrón de un pequeño imperio mediático se convirtió en 2019 en el propietario del 51% del semanario L’Express, que se encontraba en sus peores momentos de distribución y con pérdidas millonarios. Su objetivo es volver a darle el esplendor a la revista que fundaron en 1953 Jean-Jacques Servan.Schreiber y Françoise Giroud. Según publicó el diario Liberation la operación no tuvo ningún coste para Weill. El semanario “L'Express” vio caer su tirada de pago a 243.948 ejemplares en el tercer trimestre de 2018 frente a los 405.603 ejemplares de 2014. La revista perdió casi 10 millones de euros en 2018. El objetivo de Weill es llegar al punto de equilibrio este año, pero la reducción de costes puede llevar consigo un nuevo ajuste de personal y reducción de gastos.

Weill desde uno de los escenarios del festival defendió sin ambages la concentración de medios como defensa ante los nuevos actores del panorama mediático. “El primer receptor de publicidad local en Francia es Google”, dijo refiriéndose a la pérdida de los anunciantes locales por parte de los medios tradicionales que ahora optan por una publicidad más barata y eficiente en Internet en soportes como Google o Facebook. En su opinión, no se deberían hacer juicios radicales porque ponemos en peligro nuestros negocios“, en una defensa de los beneficios de la concentración. 

En un rápido repaso a la situación de los medios franceses, Weill explicó que Mediapart era una empresa con resultados muy rentables. “Tienen los mejores márgenes de la prensa francesa porque los otros todavía tienen que transformar sus marcas”, dijo en una clara referencia a la transformación digital de los medios tradicionales.

Unos minutos después, en el mismo escenario se sentaba Edwy Plenel, ex editor jefe de Le Monde y el cofundador de Mediapart más conocido. Plenel y cinco personas más crearon el medio independiente de cualquier grupo hace 14 años. Tras unos primeros años difíciles, la publicación de investigaciones como el caso Woert-Bettencourt (LÓreal), que fue la primera, cambió el viento de la empresa periodística hasta convertirla en un modelo que las empresas de comunicación tradicionales miran con una mezcla de admiración y envidia. En España están asociados con InfoLibre.

Con una plantilla de 131 empleados, un 55% periodistas, en 2021, Mediapart, obtuvo 21,3 millones de euros aportados en un 98% por sus 213.533 suscriptores. Con poco más de 6,5 millones de visitantes únicos mensuales el año pasado, el medio independiente goza de una gran rentabilidad sin depender de la publicidad, las subvenciones públicas o las ayudas de Google. Plenell, a espaldas del Garona, repitió la frase sobre la que se sustenta su proyecto: “El derecho a saber”, un derecho que considera fundamental porque no es un privilegio del periodismo, sino que se trata de los ciudadanos puedan conocer todo lo que sea de interés público para que decidan con libertad. 

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