Después de años de promesas y críticas cruzadas entre partidos, parecía que esta sí iba a ser la legislatura en la que los turolenses verían comenzar la construcción del nuevo hospital de Teruel. Esta infraestructura sanitaria debe sustituir unas instalaciones, las del actual Hospital Obispo Polanco, obsoletas tras más de sesenta años de vida. Pero la realidad es que el PSOE, tras tres legislaturas en el Gobierno de Aragón, licitó el proyecto a dos meses de las elecciones de 2011 y no ha sido hasta dos meses antes de los comicios de 2015, cuando el Partido Popular, después de cuatro años al frente del Ejecutivo, ha comenzado el movimiento de tierras.
El proyecto se ha visto frenado primero por las “excusas”, calificadas así por los más escépticos, de las tramitaciones administrativas, al principio; y en esta legislatura, por un riesgo sísmico en la zona elegida para ubicarse, que ya fue motivo de discusión política en su día. El enfrentamiento posterior con Acciona, la empresa adjudicataria, por las modificaciones a las que obligó este riesgo de terremoto, han sido la gota que ha colmado el vaso para la paciencia de muchos.
Las cifras que puso sobre la mesa el Servicio Aragonés de Salud, cuando licitó el proyecto durante la etapa socialista, fueron de 98 millones de euros y 4,5 años para verlo hecho realidad, a partir de la adjudicación del proyecto.
La obra se le adjudicó en diciembre de 2011 a Acciona y el contrato se formalizó en marzo de 2012. Aunque ya hubo anuncio de comienzo oficial de las obras en septiembre de 2013, ya con el Gobierno de Luisa Fernanda Rudi, y con acto de primera piedra incluido, todo se paralizó por la alerta de peligrosidad sísmica en la zona.
El riesgo lo establecía un estudio del geólogo de la Universidad de Zaragoza José Luis Simón, que en 2008 ya había presentado sus primeros informes al Ejecutivo.
“La construcción del hospital de Teruel es un compromiso de este Gobierno y antes de 2015 lo va a dejar en marcha” decía Rudi, “pero con las condiciones de seguridad que los informes técnicos nos aconsejen”.
A partir de ahí se pronunciaron varias instituciones sobre el nivel de riesgo y finalmente la DGA optó por mantener la ubicación, pero incorporando un condicionado al proyecto que enfrentó al Ejecutivo y a Acciona, la empresa adjudicataria, que en octubre del pasado año planteó la resolución del contrato.
Tras varias reuniones sin acuerdo, el Gobierno de Aragón se niega ahora a pagar a la empresa la indemnización que le demanda por lo que todo apunta que el asunto se dirimirá en los tribunales.
Y en todo este proceso, el Gobierno de Rudi ha reiterado una y otra vez que el proyecto es prioritario para ellos, respondiendo así a las críticas de la oposición, especialmente del PSOE, pero también de los agentes sociales y económicos de la provincia.
“Es el cuento de nunca acabar y una tomadura de pelo”
El presidente de la Confederación Empresarial Turolense, CEOE Teruel, Carlos Mor, dijo, tras la última polémica con la empresa adjudicataria, que la construcción del futuro hospital de Teruel “es el cuento de nunca acabar” y a su juicio “una auténtica tomadura de pelo”. “Cuando se planteó el tema de la seguridad y el riesgo sísmico ya nos quedamos perplejos” porque, recordó “había un proyecto previo en el que no se decía nada”. El representante empresarial apuntaba entonces que “hacer política es buscar acuerdos, buscar las soluciones necesarias” y, en su opinión, “con ganas de arreglar las cosas se resuelven”.
También los partidos políticos criticaron este nuevo obstáculo. La diputada autonómica por el PSOE, Mayte Pérez, denominó la construcción del hospital como “de proyecto estrella a proyecto estrellado”, y acusaba a Oliván y Rudi de mantener “el engaño y la mentira permanente y la búsqueda de falsos culpables de lo que es, en realidad, su incapacidad de gestión”.
Colectivos como el Colegio Oficial de Médicos o el sindicato médico CESM lamentaron que no se iban a cumplir los plazos dados, y el presidente de la Federación de Vecinos, Isidoro Esteban, reclamó no solo acortar los tiempos, sino también no olvidar las inversiones necesarias en el actual hospital, salpicado por las polémicas de viejos aparatos estropeados.
Para acallar las críticas y acelerar la ejecución del proyecto, el Ejecutivo autonómico decidió comenzar ya los trabajos del movimiento de tierras de la zona el pasado mes de marzo, utilizando como herramienta a la empresa pública Tragsa.
En su visita a las obras, el consejero de Sanidad aragonés, Ricardo Oliván, aventuró que esperaba que la obra civil comenzara el próximo mes de septiembre, contando que el contrato licitado en abril por más de 100 millones de euros y un plazo de ejecución ocho meses menor que el anterior, sea adjudicado en junio.