Urriés, el pueblo zaragozano que no pudo ser Concejo Abierto, se queda también sin Ayuntamiento: “Respetad la voz del pueblo”
Mientras en toda España se constituían los Ayuntamientos, en un municipio de la Val d´Onsella, a 134 kilómetros de Zaragoza, la vecindad se reunía para intentar comprender porqué ellos ya no serán Concejo Abierto, y cuales son razones por las que tampoco pueden, por el momento, constituir un Ayuntamiento con el representante político que han elegido en las urnas. Estaban todos citados a las 13:00 en una de las casas más céntricas del pueblo, un edificio rehabilitado que ahora cumple la función de punto de encuentro para la puesta en común de ideas y toma de decisiones vecinales.
A las 12:30 en el Bar-Restaurante, que a la vez es hostal, también terraza para la tarde y discoteca por la noche, gente de todas las edades entra y se arremolina en los diferentes círculos que hay en la única sala de la que dispone el bar; unos cerca de la barra, otros en unas sillas, y otras tantas personas alrededor de la mesa alta improvisada que nace del pilar que hay en medio de la habitación. Todos los grupos tienen algo en común, son pequeños; no más de cinco o seis personas, y son heterogéneos; hay un chico de 30 años, dos mujeres que se acercan a los 60, algún señor de 50 y hasta vecinos de 80 años. El tema de conversación esta mañana también es común, todos hacen cávalas sobre cuál será la próxima sorpresa que el destino y las elecciones de este año les tendrá preparada.
A las 12:55, ya en la sala del Concejo, las sillas se van ocupando, pero también las paredes sirven de apoyo, y el alfeizar de las ventanas; todas abiertas para que la corriente, más bien la brisa tímida de junio, compita con el calor y la falta de aire acondicionado. A las 13:00 son 39 asistentes en el público, más el alcalde y el secretario; que comparten con la localidad de Longás. A las 13:05 se suman otros dos vecinos, y unos minutos después llega otra habitante del pueblo. En total 43 personas asisten a una cita en la que el alcalde Armando Soria, ahora en funciones, explica “el drama más incomprensible” como él lo define, que ha vivido en el último mes y medio la localidad desde que en abril de 1979 se celebraron las primeras elecciones municipales en España. El silencio se respira, y solo lo rompen los aplausos de los vecinos en apoyo al emocionado alcalde hasta ahora que les “garantiza” que este no será el último pleno de la asamblea vecinal “porque esto pasa en otro pueblo y lo destroza, pero a nosotros no: nosotros somos Urriés”, puntualiza Soria.
¿Por qué es tan importante para Urriés seguir siendo Concejo Abierto?
Salvo excepciones por problemas de salud, por la edad (la madre de María tiene 101 años y no sale de casa, pero su hija la pone al día de todo), o por trabajo, casi todos los habitantes de Urriés, y otros tantos que son asiduos cada fin de semana, han acudido a la convocatoria. Desde Asier, vecino de Donosti que ese día cumplía 24 años, hasta Sixto, que ayudado de su andador a sus 81 años estaba en las primeras filas del auditorio con vigas de maderos irregulares en el que antes mandaban las gallinas que lo habitaban.
Agurtzane y Xabier son de San Sebastián, pero hace 14 años recalaron en Urriés, se enamoraron de su paz y compraron una de las casas nuevas del pueblo. “No podíamos faltar hoy, tenemos que mostrar nuestro apoyo a Armando y al pueblo, es nuestra segunda casa, y así lo sentimos”, confiesa Agurtzane a la salida de la reunión.
María Paula también llegó a Urriés desde Sofuentes, su pueblo natal, hace 50 años. En este tiempo no se ha marchado del pueblo, y nunca se lo ha planteado. Cuenta 75 años y ha criado a sus cinco hijos en Urriés; el pequeño, con 36 años, ha decidido quedarse a vivir en el pueblo y es ahora el alguacil. A pesar de que en casa la necesitaban, ha “bajado” para participar en la reunión con el resto de sus vecinos. Lo cuenta mientras Loli, otra de las vecinas de toda la vida, recuerda que en Urriés llegó a haber tres escuelas “la de los pequeños, la de las chicas y la de los chicos”, dice, y sonríe. Urriés, como tantos otros pueblos de Aragón, sufrió los efectos de la despoblación, la falta de oportunidades laborales y la tendencia de las generaciones más jóvenes a vivir en las ciudades. Pero, desde hace casi una década, esta localidad de las altas Cinco Villas, se han vuelto a poner en el mapa como ejemplo de buenas prácticas gracias a las iniciativas culturales que sostiene como las Jornadas Culturales de Julio o el congreso de Periodismo y Repoblación que organizan. Pero también algo ha cambiado en la vida interna del pueblo, “en los últimos años se han hecho muchas cosas en este pueblo, para todos: los pequeños, los mayores, para todos”, añade Sixto a la conversación. “Estas calles, las arreglaron gracias a Armando” apunta este vecino, mientras Loli y María Paula asienten.
Y no solo las calles facilitan el tránsito por la localidad, también la forma de vida de su gente y su carácter: “me sorprende el sentimiento de comunidad que hay en Urriés” confiesa Chelo, bombera forestal de la cuadrilla terrestre de las altas Cinco Villas que, a sus 52 años, en diciembre descubrió este pueblo y se mudó desde Sos, para vivir en él. “Soy de Murcia y vine por trabajo, en Sos tenía más servicios, pero en dos años no conseguí lo que aquí tengo: además de la paz y el paisaje, el poder salir sola de casa, llegar al bar y saber que voy a tener un ratito de conversación con cualquiera de las personas que estén allí”, apunta entre sonrisas. “Estos detalles son los que hace que sigamos siendo personas”, añade Chelo.
Contexto: un pueblo que no sabe que será Ayuntamiento
Unas semanas antes de que se celebren las elecciones municipales, el Departamento de Administración Local del Gobierno de Aragón decide que Urriés, que ha superado los 40 habitantes desde los últimos comicios, dejará de ser Concejo Abierto (una fórmula en la que son los habitantes en asamblea quienes toman las decisiones por votación, y un alcalde los representa), para ser constituido como Ayuntamiento con concejales que representarán a los habitantes con su único voto. Ni el alcalde de Urriés, de Chunta Aragonesista, ni el resto de partidos políticos comarcales se dieron cuenta de este cambio, que “tampoco fue notificado por la administración pública al pueblo”, subraya Armando Soria. Así, y creyendo que seguían siendo Concejo, cada partido presentó un candidato, y no tres como sería necesario para la constitución de un Ayuntamiento al uso. “Aquí comenzó el calvario, porque si hubiéramos sido avisados, podríamos haber presentado dos candidatos más y eso hubiera facilitado todo lo que ha venido después”, explica Soria.
Un voto que lo cambia todo
Urriés cuenta con 54 personas censadas, de las que 43 tienen derecho a voto. El día de las elecciones municipales, pasaron por las urnas 31 vecinos y vecinas. 30 de ellos votaron a la figura de Armando Soria, alcalde durante las dos últimas legislaturas. Pero un votante ejerció su derecho y votó a las otras dos listas candidatas: Partido Popular y Partido Socialista. “Voté a ambos partidos para desequilibrar la balanza”, confiesa José Lacosta, el vecino de Urriés que admite que quería “poner un toque de atención en el pueblo” y ejercer su derecho “a votar distinto al resto”, añade. Una decisión fruto de una larga lista de desacuerdos con la gestión actual del pueblo y por la resolución municipal de un problema de tierras en la que asegura haber salido “perjudicado”.
Estos dos votos, rompieron de nuevo la baraja porque, ante la Ley Electoral vigente, se presentaba ahora un panorama tripartito, independientemente de que un partido hubiera recibido 30 votos y los otros dos uno cada uno.
Un resultado que, tal y como explican los vecinos, no hubiera supuesto un problema si los candidatos de esos partidos fueran “gente del pueblo”, y no “fantasmas”, es decir “personas de las que no se sabe nada, que no tienen vinculación con el pueblo ni lo conocen y que tampoco se han puesto si quiera en contacto con nosotros en este tiempo” añade el actual alcalde en funciones.
El pueblo de Urriés decide entonces poner en conocimiento de su malestar a la Junta judicial de zona. Hasta la fecha no han obtenido respuesta. Tampoco este medio ha podido contactar con la Junta para conocer su postura en este sentido.
Los fantasmas desaparecen, pero llegan nuevos candidatos no votados
A escasos dos días de que el proceso de constitución como ayuntamiento se tenga que acordar en firme, los candidatos “fantasma” renuncian. “Este fue un momento de felicidad, porque al fin podríamos asegurarnos de que nadie que no conozca Urriés decida por sus habitantes”, añade Armando Soria en su explicación a los vecinos. Esta situación permitiría poner en marcha una Comisión Gestora, que funcionaría como un símil de Concejo Abierto, permitiendo que sean la vecindad la que decida su futuro.
Pero dos horas más tarde, el PP y el PSOE presentan nuevos candidatos a su lista en Urriés por decisión de la Junta judicial de zona. Una decisión que invalida la Junta Provincial, ya que los dos nuevos nombres propuestos por los partidos PP y PSOE no son candidatos electos, es decir, nadie les ha podido votar en las urnas. “Volvemos a tener esperanza porque es el órgano provincial el que nos ha animado a denunciar la gestión del proceso que se han hecho desde la Junta de zona”, comenta Armando Soria, “que se ha escudado en que este ha sido un cúmulo de casualidades desafortunadas porque la junta es nueva y no han procedido como debieran”, añade.
¿Qué serán? Y ¿cuándo?
Por el momento, desde la Diputación Provincial de Zaragoza esperan que esta situación esté resulta en un plazo de un mes. Desde Urriés, luchan por poder constituir una Comisión Gestora a través de la que poder funcionar, ya que, a día de hoy no tienen ningún tipo de organización política en el pueblo “todo está en funciones”, apunta Soria.
En cuanto a si podrán volver a ser Concejo Abierto, el secretario aclara que con la ley en la mano se podría volver a esta figura, pero en las próximas elecciones, es decir, dentro de cuatro años. Hasta ese momento, los vecinos y vecinas de Urriés están dispuestos a acudir a la norma estatal, para ello y antes de dar este paso, han consultado a la administración provincial y también a la autonómica, y ambos órganos “ven con buenos ojos esta forma de proceder para conseguir nuestro propósito, que cada vecino conserve su voto para decidir en cualquier asunto de su pueblo, y eso solo lo garantiza la fórmula que llevamos empleando en Urriés desde 1987, y antes: el Concejo Abierto”, insiste el alcalde en funciones.
Un precedente al que agarrarse
Existe un precedente en Aragón, el caso de la localidad de Salvatierra de Esca, donde en 2011 la Diputación Provincial de Zaragoza se vio abocada a nombrar en pleno una comisión gestora tras no poderse constituir la corporación municipal porque no se presentó el número mínimo de concejales.
Aunque por diferente motivo, este podría ser el camino a seguir por Urriés. Por ello, y para ser previsores, en la reunión del sábado, el alcalde en funciones y los vecinos acordaban dejar firmado, junto a su decisión de seguir luchando por volver al Concejo Abierto, un documento en el que se propone a Armando Soria (único candidato electo) como alcalde y a dos vecinas voluntarias: Carmen y Ana Pili, como concejalas, en caso de que se constituya la Comisión Gestora para los próximos cuatro años.
Se levanta la sesión
Por el momento, la localidad de Urriés seguirá funcionando sin Ayuntamiento con concejales y sin Concejo Abierto, en un estado de transición con un alcalde en funciones, pero “con los deberes hechos”, subraya Armando Soria, porque en previsión “de lo que está sucediendo”, la Asamblea Vecinal dejó aprobados los presupuestos municipales, las obras previstas y los trámites necesarios “para que los servicios no dejen de funcionar en el pueblo mientras esta situación se prolongue”, añaden.
Son las 14:30 del sábado 17 de junio, día en el que quedan constituidos los Ayuntamientos en toda España. Los vecinos y vecinas de Urriés, y otras tantas personas de otras localidades; como un concejal de Sos y la alcaldesa de Navardún, inmortalizan este “peculiar momento” de su historia política reciente en una fotografía en la calle en cuesta. Una de las calles de piedra reacondicionadas en los últimos años para que personas como Sixto puedan seguir paseándolas con su muleta y su andador.
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