El sindicato CSIF denuncia que, según datos del Portal de Transparencia Universitario, el 40 % de los docentes e investigadores de la Universidad de Zaragoza son profesores asociados. Es decir, más de 1.600 de los 3.700 que hay en total. Un grupo, apuntan en el sindicato, que es conocido como el de los “profesores pobres”, ya que “perciben salarios entre 300 y 600 euros, pero las funciones que han de asumir extralimitan su contrato”.
En CSIF exigen “que se acabe con la precariedad de este colectivo”, que, señalan, “padece evidentes problemas económicos y muchos tienen, incluso, que darse de alta como autónomos”. También sufren, continúa la denuncia, “problemas laborales, ya que están sometidos a gran inestabilidad (encadenan durante años contratos que se renuevan semestral o anualmente), son excluidos de los proyectos de investigación y, además, son despedidos sin indemnización, lo que provoca cada vez más frecuentes recursos que terminan ganando al considerarse despidos improcedentes en los tribunales de Justicia”.
Apuntan al Ministerio como el principal responsable de esta situación, fruto de la ausencia de convocatorias de oposiciones en los últimos años: “Esta carencia ha obligado a las universidades a contratar a todo el personal preciso para cubrir las necesidades de sus planes de estudios con este perfil profesional totalmente precarizado”.
No hay que olvidar, explican, “que la figura de profesor asociado surge como una forma de contar con profesionales de reconocido prestigio que ya están trabajando en una empresa pública o privada. Por esta vía, dedican parte de su tiempo a trasladar a la Universidad su experiencia en aquello en lo que son realmente especialistas”.
Sin embargo, “actualmente muchos de ellos cambian de materia cada curso, incluso se les asignan funciones de tutorías, coordinación de trabajos de final de grado… y todo ello por el mismo salario, en algunos casos hasta cuatro veces inferior al de los profesores titulares”.