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Rebeca Sanz, investigadora: “Buscamos tratamiento para el 20% del cáncer infantil que todavía no tiene cura”

De izquierda a derecha, los científicos Eduardo Candeal, Paula Martín, Rebeca Sanz (investigadora principal) y Eduardo Aranda, del IIS Aragón.

María Bosque Senero

26 de mayo de 2024 02:48 h

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Rebeca Sanz, natural de la localidad turolense de Urrea de Gaen, lidera en Aragón, junto a otros tres científicos, una línea de investigación que pretende dar respuestas al 20% de los casos de cáncer infantil que todavía no tienen tratamiento. Un proyecto que se pone en marcha gracias a una ayuda de 60.000€ por parte de Aspanoa, la asociación aragonesa contra el cáncer infantil.

¿Qué estudiaste y qué te llevó al campo en el que hoy en día trabajas?

Estudié Biología, en la Universidad de Barcelona porque en Zaragoza no había y la verdad es que tenía claro que me gustaba, que era lo que quería, aunque no tenía muy claro hacia donde encaminarme. Al final de la carrera una asignatura de bioquímica y biología molecular del cáncer fue la que inclinó la balanza. A partir de ahí todo se fue encaminando, hice un máster, de ahí pasé a hacer las prácticas en un laboratorio en Barcelona de genética del cáncer y biología molecular donde además hice la tesis doctoral en cáncer de mama. Fue allí donde empecé a colaborar con bioinformáticos, y descubrí que la bioinformática puedes analizar muchos genes al mismo tiempo, lo que me llevó ha hacer un master en bioinformática al mismo tiempo. 

Ser inquieta te ha llevado por un camino diferente ¿te ha penalizado de alguna manera?

Sobre todo, a la hora de solicitar becas porque en mi caso no había salido al extranjero. El posdoctorado lo hice en España, no tuve la estancia usual que se hace fuera. La verdad es que la beca que me dieron, que me proporcionaba cinco años de estudio, y el proyecto, que me gustaba muchísimo, me llevaron a quedarme aquí, y estoy muy contenta. No me arrepiento de haber hecho este camino a mi manera, es más, creo que me ha ido muy bien porque todos los proyectos en los que he trabajado me han aportado y me encantan. 

Pensabas que ibas a poder trabajar desde casa con gente de casa.

Había pensando en volver, esa idea siempre estaba en mi cabeza, pero ni en el mejor de mis sueños hubiera pensado que podría volver a Aragón, y a mi pueblo, como investigadora y en un proyecto como este. 

Háblenos del nuevo grupo del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón), Cancer Heterogeneity and Inmunomics. 

Estamos comenzando una línea nueva de investigación en el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, es algo que no se había hecho antes. El objetivo de este estudio es localizar los puntos débiles de los tumores sólidos más habituales en los niños con cáncer y se pone en marcha gracias a una ayuda de 60.000€ de la asociación aragonesa contra el cáncer infantil, Aspanoa. En concreto, vamos a estudiar en profundidad sobre todo el neuroblastoma, por su mayor incidencia y porque representa el 15% de la mortalidad actual por cáncer infantil; pero también otros como el tumor de Wilms, un cáncer que aparece en los riñones, o sarcomas infantiles.

¿Cómo cambiaría la vida de un niño paciente oncológico?

En caso de llegar a clínica sería un tratamiento muy caro porque es una medicina muy especializada y casi personalizada, y es una terapia que tiene sentido en tumores raros porque daría tiempo a desarrollar ese fármaco no solo en tiempo, sino también en viabilidad económica. Hoy en día el cáncer infantil se llega a curar en el 80% de los casos. Esta investigación pretende llegar a dar respuesta, o aportar conocimiento en ese 20% que todavía no tienen tratamiento. El objetivo es que el cáncer infantil se cure al cien por cien. 

¿En qué momento está el estudio y quiénes integran el equipo?

Ya hemos comenzado porque comenzamos con datos que son públicos, es información que ya existe, aportada por todos los investigadores del mundo, y los primeros resultados ya están presentados. El equipo lo formamos profesionales con perfiles muy diversos, lo que no solo es interesante sino necesario. Trabajo de la mano con los científicos Eduardo Candeal, Paula Martín, y Eduardo Aranda. Hemos encontrado alguna cosa que parece prometedora y preveemos que podemos alcanzar nuestro objetivo en 2 años, el paso a clínica que es donde intervienen farmacéuticas, es ya más complejo.

¿Cómo te sientes al estar al frente de este equipo y en esta investigación?

Es una sensación en la que se entrelazan la esperanza y la ilusión, con un sentimiento de responsabilidad muy fuerte. Aun así, esta es una gran oportunidad, creo en esta línea de investigación y en todo lo que puede aportar, sobre todo a los niños pacientes de cáncer. 

¿Cuál es la salud de la investigación en Aragón y en España?

En esta respuesta tengo sentimientos encontrados. A mí me ha ido bien a base de supervivencia, pero conozco a personas que lo han tenido que dejar. En el día a día, el sistema de trabajo nos carga de burocracia, paso el 50% del día gestionando, redactando y justificando, y no tienes todo el tiempo que deberías para poder investigar, estudiar, indagar. La escasa estabilidad laboral es otro problema que va en perjuicio de la investigación: cuando tienes al personal formado o estás en un buen ritmo de trabajo se acaba el dinero y tienes que empezar de nuevo a buscar financiación. Esto frena los avances. 

¿Qué papel tiene Aspanoa en esta investigación? 

Tiene un papel fundamental. Es una suerte que existan estas organizaciones, aunque su trabajo debería de ser el de acompañar a los pacientes y a las familias, no sentir que tienen la responsabilidad de aportar financiación. Eso debería ser financiado con dinero público. Esta ayuda de Aspanoa significa mucho para nosotros. Teníamos las técnicas bioinformáticas listas, pero nos faltaba un empujón para empezar a analizar muestras de pacientes de nuestro hospital. Ahora esta línea se queda muy fortalecida porque además nos permitirá contratar a una investigadora posdoctoral.

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