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El secreto de Cabra de Mora: su ermita guarda una réplica de la Escala Santa con origen en Roma

La réplica de la Escalera Santa ubicada en Cabra de Mora

Nerea Lozano

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El refrán dice que todos los caminos llevan a Roma, pero quizás se puede encontrar un pedazo de la capital italiana más cerca de lo que se piensa. Y es justo eso lo que ocurre al menos en el pueblo turolense Cabra de Mora ubicado en la comarca Gúdar-Javalambre a solo unos 50 kilómetros de la capital. Aquí, dentro de la ermita lindante con la iglesia parroquial de San Miguel se encuentra uno de sus mayores reclamos y que no es otro que una réplica de la Escala Santa de San Juan de Letrán de Roma. 

Como recoge la Asociación Cabra de Mora Pueblo Vivo, el origen de esta localidad se remonta a los siglos XII y XIII o lo que es lo mismo la época de la reconquista de Teruel. Los restos todavía vigentes en sus calles dejan ver que anteriormente podría haberse tratado de una “alquería árabe”. Es por esto que explican que su nombre lejos de proceder del animal con misma denominación lo hace de la palabra árabe ‘Qabr’, que traducido puede hacer referencia a un lugar “donde se enterró a alguien importante para los musulmanes”.

Una tradición y una ermita 

La reproducción de la Escala Santa se ubica en el interior de la ermita que recibe el mismo nombre y que data de 1730. Según describen desde este espacio patrimonial, se trata de un edificio de naturaleza “barroca” levantado sobre piedra y que se divide en dos plantas. El valor arquitectónico, contar con esa pieza también visible en Roma o la particularidad artística de este espacio religioso que alcanza los 33 metros es lo que hizo que ya en 2001 se declarase y en consecuencia quedase catalogada como Bien de Interés Cultural por parte del gobierno de Aragón. Esta ermita se considera que durante centenares de años fue un “punto de paso” para los habitantes de la provincia y aquellos que llegaban de comunidades o en aquel entonces reinos limítrofes. 

Es en esa segunda planta donde se encuentra la Escala Santa que se reparte a lo largo de una nave principal. Tanto la de Roma como la de Cabra de Mora comparten estructura y es que en el centro se posiciona la escalera conformada por “28 escalones” y que culminan con una capilla central con dos pequeños cubículos a los lados, como describen desde el centro eclesiástico.  

La de este pueblo turolense se diferencia en los laterales; mientras que en la de Roma se dejan entrever diversas pinturas, la de Cabra de Mora cuenta con dos altas barandas de madera. Lo mismo ocurre con el material de las escaleras, la original se alza sobre mármol blanco que se recubrió con madera para evitar el desgaste, pero la réplica a tamaño real se conforma con mármol negro. 

Los historiadores relatan que la tradición marca que esta Escala Santa debe subirse de rodillas sin realizar apoyos en las manos o los pies. Al igual que lo habría hecho Jesucristo en vísperas de un Viernes Santo, cuando de acuerdo a la historia se le condenaría a muerte en el palacio de Poncio Pilato de Jerusalén, donde se encontraba inicialmente esta construcción arquitectónica. No fue aproximadamente, según aparece en diversos informes históricos, hasta el año 330 que la estructura se trasladó hasta Roma para hospedarse en la Iglesia de San Juan de Letrán. 

De Roma a Cabra de Mora 

Pero, ¿cómo llegó hasta Cabra de Mora? Una de las piezas clave ha sido el cura y fraile del pueblo bajo el nombre de Miguel Vicente Abad Dolz Zapater. Él, alrededor del año 1713 fue trasladado a diversas partes de Italia en donde pasó casi una veintena de años. Cuando vio por primera vez la Escala Santa le generó tal impacto que tuvo claro que quería replicarlo para su pueblo natal. Durante todo ese tiempo, ese fue su objetivo y por el que trabajó. Por eso, puso el foco en reunir obras artísticas o figuras, entre otros elementos, que enriqueciesen la reproducción. Y lo consiguió porque es un legado que llega hasta hoy.

En total, se cuantifica que Abad trajo de Italia hasta el pueblo turolense cerca de 230 reliquias de las que muchas desaparecieron al ser quemadas en el periodo de la Guerra Civil. La Escala Santa también se vio afectada por las trifulcas civiles ocurridas entre 1936 y 1939, pero fue restaurada por el también artista del municipio Gabriel Fuertes. 

Este no es el único legado que dejó este personaje de gran renombre para Cabra de Mora, pues los documentos apuntan que fue partícipe de la construcción de la iglesia parroquial y cedió parte del patrimonio traído desde Italia a otras iglesias de municipios próximos como Valbona, Sarrión, El Castellar o Formiche. 

La Escala Santa a priori solo tiene una réplica y es la que se encuentra en este pueblo turolense. Una de las frases que más se escucha cuando la gente lo descubre es: ¿pero qué hace eso ahí? La respuesta es simple y es que los pequeños pueblos también guardan espacio para el arte y rincones con grandes historias. Para poder visitar la réplica de esta estructura santa solo hace falta ir a la Ermita de Cabra de Mora y vivir en primera persona la esencia de esta historia sin necesidad de ir a Roma.

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