El 70% de las horas dedicadas al trabajo doméstico no remunerado recae en las mujeres
Poner lavadoras, planchar la ropa, limpiar la casa o fregar la vajilla son tareas que han estado históricamente asignadas a las mujeres y continúa siendo así, ya que el 70% de las horas dedicadas al trabajo doméstico no remunerado recae en las mujeres, según el último estudio del Instituto Europeo para la Igualdad de Género, EIGE en sus siglas en inglés.
Si bien es cierto que hoy en día existe una tendencia a un reparto más equitativo, según explica EIGE, las mujeres dedican de media 90 minutos más al día a estas tareas domésticas no remuneradas que desempeñan simultáneamente con su trabajo principal. Además están relegadas a ser invisibilizadas a pesar de que un 92% de ellas lo hacen varios días a la semana, frente al 68% de los hombres.
Ante el inicio del curso escolar y la vuelta a la rutina de las familias después de las vacaciones de verano, es más necesario que nunca reivindicar el reparto de tareas como una parte obligada de la convivencia. Para facilitar la toma de conciencia como sociedad, el Ayuntamiento de Zaragoza ha creado una campaña de corresponsabilidad para cambiar la idea de que ellas son las únicas responsables de la organización y el cuidado del hogar. “Hacemos hincapié también en las tareas de cuidado más que en la de doméstico y van dirigidas al público masculino porque hay hombres que se implican pero que aun así no es suficiente”, recalca José Mensat, jefe de Formación y Cultura por la Igualdad.
Las actividades se orientan hacia el reparto de tareas, la conciliación o el cuidado, “existe desigualdad en todas ellas, no solo en el contexto de la pareja sino en el familiar”, explica Mensat. Entre los invitados ha destacado la socióloga Maite Egoscozabal, del club de Malasmadres para hablar sobre la ruptura de tópicos sobre la maternidad y la conciliación. Ante la falta de referentes masculinos, “en la segunda actividad estuvimos charlando con el escritor Sergio del Molino para hablar de los cuidados a través de su libro donde cuenta la enfermedad de su primer hijo que tuvo leucemia”, cuenta David García, técnico de la Casa de la Mujer.
Bajo el título 'Yo teletrabajo y tú cuidas a las niñas. El domicilio como laboratorio de corresponsabilidad durante la pandemia', se ha incluido un nuevo formato llamado Ágora que busca la participación de los zaragozanos para compartir sus experiencias, “es abierto, no vienen personas que conocemos sino gente que se ha apuntado para debatir”, aclara Mensat.
Desigualdad en el trabajo y en los cuidados
Uno de los mayores obstáculos a la hora de conseguir la corresponsabilidad es la invisibilización del trabajo de los cuidados aun cuando es remunerado y el hecho que sean ellas las que lideren este sector en la UE. Además según EIGE, existe una relación directa entre el reparto desigual de los cuidados no remunerados en los hogares y la desigualdad de género en el mercado laboral.
Los datos del primer Estudio sobre la Organización Social de los Cuidados en el municipio de Zaragoza en 2017, avalan que los obstáculos se centran en la incompatibilidad de horarios o la falta de tiempo, sin embargo, en muchas ocasiones es la mujer la que aparca su carrera profesional para asumir este rol tradicional, “cuando hay colusión, quien sufre es ella que se retira para hacerse cargo de los niños o los mayores”, comenta el jefe de Igualdad.
Margarita Salas decía que “los hombres tenían una carrera profesional y las mujeres un trabajo”, es por ello que se ven obligadas a combinar el ejercicio del derecho al trabajo remunerado con la obligatoriedad del trabajo doméstico, lo que les conduce a la doble jornada o aun cobrando lo mismo, el reparto sigue sin ser igualitario. Según la Encuesta de Población Activa también renuncian en parte a sus trabajos, puesto que los desarrollan a jornada parcial hasta en un 74% del total. Si hablamos de excedencias del cuidado, en el primer trimestre del año en Aragón ha sido de 422, de las que 384 corresponden a mujeres, y 38 a hombres, lo que resalta nuevamente el gran desequilibrio que existe.
En el Ágora, María José comenta que es prácticamente imposible encontrar a un cuidador en una residencia. Otro asistente resalta que, “los padres poseen más implicación en los críos que en las personas mayores porque estar con niños es vida, pero con personas mayores es acercarte a la muerte y ahora es algo que está en manos de mujeres”. Marta Salguero, responsable de comunicación del consistorio zaragozano, también ha observado que los padres que cuidan a sus hijos son más propensos a hacerlo con sus padres, “en las familias grandes, son los hijos pequeños los que cuidan a sus padres, porque están más acostumbrados que por ejemplo mayor a cuidar de sus hijos”.
Las únicas cifras positivas se denotan en las prestaciones concedidas por nacimiento y cuidado de menores. En Aragón, se concedieron 3.514 prestaciones de este tipo en el primer trimestre de 2021, de las que 1.619 corresponden al primer progenitor, habitualmente la madre, y 1.895, al segundo progenitor. Este cambio positivo se debe al cambio de legislación en el que se ha igualado el permiso de paternidad, que anteriormente era inferior. A pesar de ello, los estereotipos siguen vigentes, “ellos siguen recibiendo mensajes en formato irónico de cuestionamiento cuando toman decisiones de cuidado, reducen tiempo de trabajo o cogen algún permiso. Les preguntan si se van a coger todos los días o se hacen bromas y esas preguntas a la madre no se le hacen”, insiste Mensat.
Malabares en la corresponsabilidad durante la pandemia
La situación de la pandemia ha repercutido a nivel laboral con el teletrabajo lo cual ha influido inevitablemente en el ámbito doméstico. Un laboratorio que parecía adecuado para el reparto de tareas aunque los participantes del Ágora insisten en que no se han producido cambios positivos. José Mensat, incidía en que en muchos casos son ellas las que han tenido que hacerse cargo, “ han tenido que teletrabajar más aunque hubiera corresponsabilidad. Cuando ha habido conflicto y alguien tenía que priorizar, la sensación es que han sido ellas. Parece que nosotros tenemos más marcado nuestro espacio laboral”, expresa.
En él se resaltan varios casos en los que se denota una desigualdad y en el que las mujeres renuncian al empleo, al sueño o actividades de ocio. Manuel, ingeniero de profesión al igual que su mujer, y además con tres hijas de tres, cinco y siete años respectivamente, se vieron superados por la situación, “Nosotros nos organizabamos antes de la pandemia pero no sabíamos cómo priorizar el tiempo de cada uno si los dos somos ingenieros y trabajábamos a la misma hora y teniendo tres niñas por casa. Teníamos rutinas hechas pero el problema era qué hacer con las niñas”, explica. Marta, con dos niños, también resalta esos cambios de rutina y de organización y la cantidad de trabajo de las madres, “aun con corresponsabilidad era mucho trabajo, la carga era demasiado. A las mujeres se nos pedía mucho, ser trabajadora, ser madre para los hijos o ser profesora”, insiste.
Asimismo David recalca en que los hombres suelen participar más en reparto de tareas relacionadas con el ocio, “está más socialmente aceptado y es algo más ameno como bañar al niño, pasear o cocinar pero cuando hay un cuidado dedicado o prolongado su figura desaparece”, describe el técnico.
La noción de corresponsabilidad, no es un término extendido en los hogares y sigue haciendo falta negociación para repartir de manera justa el trabajo doméstico y los cuidados, sin importar que sea una cuestión de género. Es necesario que los cambios se realicen en los hogares como norma, no como opción. Además al sector público también hay que demandar recursos y mayor flexibilidad a la hora de conciliación.
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