“Ayudamos a todo el mundo, no miramos si tiene papeles”

Óscar F. Civieta / Óscar F. Civieta

Zaragoza —

Antonio González (Cervera del Río Alhama (La Rioja), 1960). Un bonito y antiguo edificio en la calle Sancho y Gil de la capital aragonesa alberga las oficinas de Cruz Roja Zaragoza. Su despacho es soleado, fruto de los rayos que entran por la puerta abierta de la terraza. Nada más llegar la cierra y enciende el aire acondicionado.

Le preocupa mucho que en la foto salga el nombre de Cruz Roja, en una carpeta, un papel, da igual, “aquí lo importante es la organización y los voluntarios, no nosotros”, afirma. Lleva en Zaragoza desde 1999 y hace cuatro años, en 2011, celebró el 140 aniversario de la implantación de la organización en la ciudad. Mucho antes, en 1863, nació Cruz Roja.

En la delegación zaragozana tienen 6.000 voluntarios, 30.000 socios y 60 empleados.

Son una institución muy veterana, que nació cuando casi no había organizaciones de este tipo, ¿se consideran el hermano mayor obligado a estar siempre en todo?

Sí, pero tenemos una peculiaridad respecto al resto: atender una necesidad sea cuál sea el bando. Por ejemplo atendemos a gente que está mal por una guerra, pero no nos paramos a pensar si tienen razón o no. Eso hace que seamos una asociación poco beligerante; lo que es bueno, porque tenemos buena relación con las administraciones; pero también es malo porque hay compañeros que no te identifican. Por nuestra idiosincrasia nos llevamos bien con todo el mundo. Nos preocupamos si hay heridos, y los atendemos sean de la izquierda, la derecha o de dónde sean.

¿Eso os ha traído problemas desde el punto de vista ideológico con algún partido u organización?

Sí, y con la sociedad en general. Pero es lo que hay. Ahora estamos con el tema de Siria. Nosotros vamos a brindar la misma ayuda a la persona que llegue y consiga el status de refugiado, y al que no lo logre. No vamos a mirar si tiene papeles o no.

¿Cree que el Gobierno lo está haciendo bien en el tema de los refugiados sirios?

Creo que tendrían que haber sido más ágiles. No solo el Gobierno de España, sino muchas más administraciones. Se tenían que haber tomado medidas hace tiempo, llevamos ya muchos años con la guerra de Siria. Las crisis migratorias son previsibles.

¿Se debería atacar la raíz del problema?

Por supuesto. Si en algún momento algunos países hubieran tomado cartas en el asunto, ahora estaríamos hablando de otra cosa. Todos pensamos que las cosas se deberían haber hecho de otra forma. La diferencia de estas migraciones es que no salen de su país porque quieran progresar, es que salen obligados. Pero tienen todas las ganas de volver en cuanto les digan que se ha acabado la guerra.

¿Qué va a hacer Cruz Roja en el asunto de los refugiados?

En Zaragoza ha habido un movimiento solidario peculiar, porque hay más de 2.000 personas dispuestas a colaborar. Hemos tenido varias reuniones con el Ayuntamiento y estamos a la expectativa. No sabemos cómo va a evolucionar esto, pero sí sabemos cómo hay que actuar: hay una fase de recogida, otra para que tengan un piso en el que estar como unidad familiar y la tercera fase que es la de integración. Colaboraremos en todas esas fases.

Decía antes que, en cierto modo, sí eran el hermano mayor obligado a llegar a todo, pero, ¿llegan a todo?

A todo es imposible. Vamos evolucionando según lo que la sociedad y las administraciones nos demandan. Cuando yo empecé en Zaragoza había una flota de autobuses para el transporte adaptado, si la sociedad ya tiene cubierta esa necesidad, nosotros nos retiramos y vamos a otra cosa. Llevamos muchos años generando estructuras que atiendan más a las personas y menos a los colectivos, porque cada persona puede estar englobada en varios colectivos.

¿Qué importancia tienen los voluntarios?

En Cruz Roja hay gente contratada porque hay voluntarios que generan tal actividad que hay personas que dedican toda su jornada laboral a la institución. Si no hubiera voluntarios esto no tendría ningún sentido.

¿De qué vive Cruz Roja Zaragoza?

A nivel económico de sus socios, a nivel de actividad de los voluntarios.

¿Y vive bien?

No, no vivimos bien. La crisis nos ha roto los esquemas: en un momento determinado nuestra dedicación a la pobreza era más de calidad que de cantidad. Pero ahora hay muchas más personas necesitadas, así que tenemos que trabajar en cantidad, y no tanto en calidad. Ahora estamos viendo que muchas personas que habíamos atendido hace un año y medio o dos están volviendo. Su situación no ha cambiado.

Cuando se trata de organizaciones como Cruz Roja, muchas veces se dice eso de ‘a saber dónde va el dinero’, ‘a ver si es verdad que llega’, ¿se siguen oyendo estas frases?

Cuando hablamos de lo que aportamos siempre hablamos de lo que llega. Es decir, cuando damos cifras nos referimos al dinero que llega, la gente puede saber perfectamente qué es lo que ha llegado. Para elaborar y aprobar nuestros presupuestos hay gente de la administración, aparte de personas del comité. También hay una comisión de finanzas, que es gente externa a la organización.

¿Qué va a dejar la crisis?

Hay una cosa muy importante que es la familia. Si no tienes una red familiar que te apoye, en dos meses entras en una situación crítica. Nosotros nos preocupamos mucho por recuperar a las personas. Recuperar a ese niño que ha visto como su padre se ha ido a pedir para que él pueda ir al colegio.

¿Cómo es su relación con las administraciones?

La relación buenísima. A la hora de colaborar ya es más complicado porque no hay dinero.

¿Les afectará el cambio de color político?

No creo. Porque el dinero que hace falta no tiene color. Los recortes han dejado sin capacidad de movimiento a las instituciones públicas.

¿Cuáles son los temas principales que tienen ahora sobre la mesa?

Empleo. Además no sabemos cómo van a venir los fondos europeos, así que hay una apuesta clara por parte de la organización de mantener todos los proyectos de empleo, haya financiación externa o no. Es que con cualquier familia que quieras actuar, que quieras lograr un mínimo de integración, lo básico es el empleo. Sin dejar de lado, por supuesto, otras cosas. En Zaragoza en concreto somos una de las provincias que más se dedica al tema de mayores, vamos a seguir con eso, obviamente.

En la web de Cruz Roja hay una pestaña que es un ‘Canal de denuncias’ donde se denuncian los fallos internos de la organización, ¿por qué crear este sistema?

Todo lo poco beligerantes que somos hacia fuera, lo somos hacia dentro. El trabajar con voluntarios tiene muchas cosas buenas, entre otras el que hay mucha diversidad. Nuestros voluntarios no son de un cariz político concreto, ni de una edad concreta, entonces entre ellos se producen situaciones de denuncia muy claras, de todo tipo. Por ello consideraron en la central que lo más trasparente era dejar que eso fluyera.